Capitulo 24

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Y la semana no fue de lo más llamativo ni agradable, pero tampoco fue un caos.

Han pasado los días de manera incesante, como si estuviese corriendo una carrera y el viernes fuese la meta.

Y sí, se me hace desastroso pensar que hoy veré a James fuera del colegio, como siempre he planeado. Pero verlo fuera del colegio como siempre he planeado es verlo sabiendo que lo voy a ver. No tener la fortuna de encontrármelo en plena Gran Ciudad, o mucho menos en un restaurante de comida rápida. Verlo como siempre deseé. Tomar algo juntos, salir a caminar. Pequeñas cosas que haría con mi pareja (si es que tuviera pareja). De todas formas, no me quejo. Haberlo visto sorpresivamente estas últimas veces fue bastante loco e incluso he llegado a ponerme de malas, pero conseguí estar de buen humor luego de nuestro encuentro. Y he conseguido lo que quería, excepto la nalgeada. ¿Cómo se atrevía, un profesor de secundaria, a tocarme de aquella manera? Ni yo le entiendo, señor Wilson.

Y el esperado día ya ha llegado.

Tuve que abandonar natación, ya que los exámenes de fin de trimestre me traían complicada, y aunque ya han finalizado y ya tengo todas mis materias aprobadas (por suerte), mamá me recomendó que deje de entrenar porque podía lastimarme. En parte yo ya lo había pensado, sufrir algún calambre o cosas así siempre me han afectado más de la cuenta que al resto de las personas, y al estar estresada quién sabe cómo podría haber llegado a competir. Y no olvido que tengo miedo de deformar mi cuerpo, de que me quede una espalda como un jugador de rugby.

Cuando llegué a casa, después de la escuela, Carola me estaba esperando.

- ¡Llegué! - grito al entrar a casa, mientras cierro la puerta con llave. Camino a la cocina y me encuentro con mi hermana.

- Hola Al - me dice sin dejar de escribir velozmente en su computadora. De repente, me huele que está haciendo un trabajo de universidad que no terminó antes, porque está usando sus lentes. Y aunque ella tenga un mínimo problema de vista, solo los usa cuando está apurada o pasa mucho tiempo frente a alguna pantalla.

Y sí, de vez en cuando me dice Al. Me dice Al porque cuando yo era bebé no podía pronunciar todo mi nombre, entonces cuando ella me explicaba cómo se decía yo no decía "Alexandra", decía "Al", que era lo único que podía pronunciar. Y de todas formas odio que me digan Al, me hace acordar a Aladdín, de Disney.

- ¿Qué hay de almuerzo? - pregunto. Ella señala una nota qué hay en la mesa con su cabeza. Entre todas sus carpetas, libros y cuadernos la veo.

"No estaremos para almorzar con ustedes, tuvimos que ir a hacer unos trámites. Con amor, mamá y papá. Postdata: coman lo que queda en la heladera".

La hermosa letra cursiva de mamá está deformada con los años. Antes era maestra, y su letra era la más hermosa de toda la escuela en la que trabajaba. Para ese entonces, escribía seguido. Ahora ya casi ni lo hace, todo es por computadora.

- Voy a agarrar algo de la heladera más tarde - digo subiendo a mi habitación.

Empiezo a subir las escaleras, algo raro noto en el ambiente. Creo que mamá no tuvo tiempo de perfumar la casa como siempre lo hace, y no entiendo el por qué. Casi nunca se le escapa, a menos que haya tenido una emergencia.

Abro los ojos como platos. Tiro mi mochila en el piso de mi habitación y salgo corriendo, bajando las escaleras. Casi me tropiezo, pero no es momento para preocuparse por bajar las escaleras.

- ¡Carola! - grito llegando a la cocina. Ella se asusta, pero solo levanta la vista de la computadora y me mira. - ¿A dónde fue mamá?

- No lo sé, dijo que debía ir con papá a hacer unos trámites. No dijo mucho más que eso.

- Hay que irnos - digo yendo a mi habitación a cambiarme. Ella no responde, pero solo escucho que sigue tecleando sin parar por la computadora.

Me cambio rápido de ropa, dejando el uniforme del colegio en el piso, junto a mi mochila.

- Alexa - me frena Carola mientras me ve bajando las escaleras, buscando una bufanda.

- ¿Qué? Hay que correr Carola - sigo continuando mi búsqueda. No encuentro mi bufanda, así que retomo para subir a la habitación de mamá y papá.

- Basta Alexandra - dice tomándome del codo, frenándome -, no hay por qué desesperar. No entiendo por qué estás así.

- Mamá no está aquí - respondo.

- ¡Está fuera, haciendo trámites! - grita mi hermana, algo cansada.

- Vamos a llamarla. 

Luego de unos tonos, contesta papá. Me habla apresuradamente y cuelga.

- ¿Dónde están? - pregunta mi hermana.

- Vámonos, al hospital.

N/A

Hola gente linda!

Sé que el capítulo de hoy está bastante inconcluso, y no daré pistas.

En el siguiente capítulo se darán cuenta de qué pasó.

*prepara su caja de pañuelos*

Les amo!

- Zo

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