Capitulo 16

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La mañana de lunes me recibe de la peor manera.

Carola no dejaba de gritar por toda la casa, e incluso vino a despertarme chillando para que me apurara, porque sino llegaría tarde.

Con lo poco que me interesa asistir a clases, ella no ayuda ordenándome que me despierte. 

Apenas sale de mi habitación, me empiezo a cambiar y guardo los libros en mi mochila. Una vez que bajo a desayunar, tomo rápidamente un café y como una tostada.

- Ya es tarde - dice mamá mientras estoy saliendo camino al colegio -, esta vez vas sola.

Ir sola significaba viajar en transporte público.

Y así fue como me dediqué a ir hasta la parada de autobús sola, y todavía un poco dormida. Las calles de la zona residencial de la Gran Ciudad estaban casi vacías, pero una vez que entras a cualquier medio de transporte, ves a todas las personas reaparecer como si nada.

En el trayecto solo pensaba en una persona: James. 

No podía dejar de pensar en que hoy volvería a verle la cara después de habernos besado en aquel cuarto de hotel. Aquel beso, lleno de curiosidad y algo de culpa, no me dejó dormir en toda la noche, y sé que en el día de hoy no me dejará concentrarme mucho. 

Las horas de biología pasaron más rápido de lo que imaginé. 

En el recreo, no le comenté nada a Cristal o Mason. A ellos tampoco les pareció importar mucho el hecho de haberme ausentado en la fiesta, por lo que obvié el tema. Por su parte, Mason no emitió comentarios de lo que me había dicho esa noche, de manera que tampoco pregunté por eso. No sabía si Cristal estaba enterada, y no quise incomodarlo.

La tercer hora llegó. 

Historia. James, sus besos y caricias. Una cena, un vestido y un auto. Un libro de historia, una corbata y ojos claros.

- Buen día clase - saluda James dejando un maletín sobre el escritorio. Como siempre, estaba perfectamente vestido. Su cara no señalaba expresiones visibles, lo veía muy concentrado.

- Buenos días profesor - decimos todos al unísono.

Saco mi carpeta de historia llena de dibujos y garabatos y la abro en una hoja nueva.

- En la clase de hoy vamos a explicar brevemente la Guerra Fría - dice acomodando su saco en el respaldo del asiento.

En un momento conectamos miradas, pero fue solo para darme la palabra ante una pregunta que él había hecho. El resto de la clase fue monótona y aburrida. Una típica clase de historia, tal y como debe ser.

Suena el timbre y el profesor se despide.

- Hasta el miércoles, curso. Y no se olviden de la tarea de mi otra materia.

Ya cuando todos salieron llamo al profesor.

- James - digo acercándome a su escritorio. Él levanta la vista mientras termina de guardar todo en su maletín.

- ¿Qué problema hay, señorita Stephen? - pregunta terminando de acomodarse.

Lo miro a los ojos.

- ¿Que qué problema hay? - digo -, el beso James, ese es el problema.

James empieza a mirar a todos lados y me toma del antebrazo, para luego conducirme hasta la puerta y cerrarla en mis narices.

- Estamos en el colegio, Alexandra. Aquí de eso no se habla.

- Pero... ¿el beso fue algo? - pregunto. Luego de eso, me suelta.

- No, Alexandra - dice y agarra sus cosas -, ¿desde cuando piensas que un profesor se interesaría por su alumna? Por favor. Eso sólo pasa en las películas. 

Dice eso y se retira, dejándome en seco mirando la puerta.

¿Estaba hablando en serio?

Sí, claro que lo hacía.

¿Cómo iba a pensar que por un beso, le iba a gustar a mi profesor? Tiene razón en cada palabra, eso sólo pasa en las películas, no en la vida real. Podría fantasear todo lo que quisiera, pero allí había quedado nuestro beso. Y mi vestido y mis zapatos. 

El resto de la mañana pasó con rapidez. Mi tarde se completó en ir a entrenar la mayor cantidad de tiempo posible. Sin parar. Hasta agotarme.

Después traté de comer la pasta que había hecho mamá sin pensar en la que había comido en el restaurante con James.

Intenté ignorarlo. Le dije a mamá que me sentía mal del estómago como para comer el plato completo, y luego me fui a acostar. 

No dormí bien. Tampoco lo hice el martes. Ni el miércoles, mucho menos después de haber hablado con él, y saber que no lo volvería a hacer.

Pasé días enteros esperando a que me llamara o me enviara algún mensaje. Pasé mis tardes entrenando y haciendo deberes, preparándome para las pruebas de fines de abril. Pensé en lo rápido que pasaba el tiempo, y a la vez qué lento.

Era rápido cuando no pensaba, pero cuando me acordaba de aquel beso, todo se congelaba.

A su vez, ya estaban por pasarme de categoría en natación y Cris y yo estábamos de lo mejor. Ya no peleábamos tanto por estupideces, aprendimos a convivir, casi como si fuéramos una pareja.

Las cosas con Mason habían mejorado. Él ya me hablaba más seguido al darse cuenta que dejé de hablar con James. Y eso me gustaba. Mason siempre fue un buen amigo. Igualmente, no volvimos a tocar el tema de la fiesta. Pero disfrutaba de su compañía.

Pero las cosas volvían a estar mal al llegar el siguiente lunes.

James no se dignaba ni a mirarme. Miraba a Cris cada vez que daba una opinión o alguna respuesta, pero sus ojos ni se acercaban a mi cuerpo. Cada vez era más obvio notar que no hablábamos. En los pasillos ni me miraba. Era todo como si no tuviese relación con él.

Pero... ¿alguna vez la tuve? ¿Tuve relación con James?

Para la tercera semana sin hablar él se afeitó y se empezó a arreglar más de lo que ya lo hacía, y eso me preocupaba. Cuando salía de clase sentía su aroma a perfume y siempre sonreía.

Sabía que estaba siendo paranoica, y que estaba prestando atención a cosas que tal vez antes estaban y no las había notado.

Pero luego entendí todo.

Entendí su cambio de imagen y su cuidado personal, entendí a la muchacha de pelo largo y vestido rojo de aquel sábado en McDonald's, entendí por qué no me miraba.

La miraba a ella. Y estoy segura que no es su "prima", "hermana" o "mejor amiga de toda la vida".

Entendí que se trataba de su pareja cuando se subieron a un auto y se fueron juntos del colegio, luego de un día más de trabajo de James. 

Y ya no pensaba en James ni en la chica.

Ya no pensaba.

O no quería pensar. 

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