- Señor Wilson, basta por favor.
- Señorita Stephen, no pasará nada.
- Basta señor, por favor, esto se está saliendo de control.
- Ya serás mía, ya lo serás.
- Déjeme serlo.
- ¿Alexa? ¿Alexa? ¡ALEXA!
Me incorporo rápidamente. Cristal me está mirando fijamente, con los ojos muy abiertos. Me hace una seña para que mire hacia adelante y puedo ver al señor Wilson mirándome fijamente. Desde mi banco puedo sentir sus ojos celestes como dagas en mi cuerpo.
- ¿Ha tenido dulces sueños, señorita... - mira una libreta - Stephen?
No sé cómo responderle. Está buenísimo y acabo de tener un sueño acerca de él... ¡En medio de su clase!
Qué culpa tengo yo de que su clase sea tan aburrida al punto de quedarme dormida.
- Creo que fue un sueño erótico - dice un compañero.
Estúpido él, estúpida yo. ¿Se nota tanto? Espero que no, que sólo haya dicho eso para molestarme.
- Retírese a dirección señor Carvajal. Y usted también, señorita Stephen.
Miro a Jake, que era el chico que había dicho lo de mi sueño erótico. Me da bastante enojo su comentario, pero no le hago caso. Tiene una sonrisa pícara.
Él se empieza a poner de pie y camina hasta la puerta. Mientras tanto, me incorporo torpemente, me sacudo la pollera y me limpio la boca que tenía restos de saliva. Camino hasta la puerta y el señor Wilson dice que llamará a Andrea para supervisar al curso mientras nos acompaña a dirección.
Debo estar hecha un desastre.
James sale por el pasillo con un rápido andar y luego de doblar la esquina aparece Andrea casi trotando hasta la puerta en la que me encontraba con Jake. Ambos conversan unos segundos y Andrea entra al salón. Mientras tanto, Jake y yo permanecemos inmóviles.
- Vamos - dice el señor Wilson, haciéndonos un gesto.
Lo seguimos mientras camina hasta la dirección. Hago una mirada fugaz a Jake y camina con la cabeza gacha. Creo que, para ser el primer día de clases, no era necesaria la llamada de atención. O será que el profesor es muy exigente con sus alumnos. Todavía no lo puedp saber.
Vuelvo mi vista a la espalda de Wilson.
Wow. Qué espalda. Parece que entrena para natación o probablemente va al gimnasio. Me da curiosidad saber si hace ejercicio actualmente, o sólo es el resultado de años de esfuerzo. Su camisa se ajusta en la totalidad de su torso, a pesar de parecer de su talle. Mientras camina, sus brazos se balancean y sus pasos son firmes. Acabo de notar que sus brazos son recorridos por notables venas. Jamás había visto algo así, pero me resulta atractivo en cierto punto.
En unos minutos nos encontramos en la puerta de la dirección. Linda manera de empezar el año escolar, con un profesor que está buenísimo como enemigo y un llamado de atención gracias a una clase aburrida.
- Pasen rápidamente, la directora no tiene por qué soportar a dos maleducados como ustedes en sus horas de trabajo que son mucho más importantes.
Wilson parecía muy enfadado. Pero ese enfado resultaba encantador. No entiendo por qué, pero hay cosas que no son nada fuera de lo común, pero transmitidas en este hombre, me gustan bastante.
Si debiese usar una palabra para describir al profesor Wilson, definitivamente diría atractivo.
No sé por qué, pero se me da por levantar un poco mi pollera.
Entro a dirección detrás de Jake, seguida de Wilson. La directora nos recibe detrás del escritorio, pero no nos invita a sentarnos. Nos pregunta qué había pasado y luego de una charla de educación y un castigo, se retira para buscar algo.
Me quedo con Jake y con Wilson. Me miro con Jake un minuto, pero él sigue con la cabeza gacha, mirándose los pies. Levantó la vista únicamente cuando la directora nos hablaba, y no quiso argumentar nada en contra del castigo.
El silencio es cada vez más incómodo con cada segundo que pasa. El reloj de pie de la dirección emite su tic-tac constante que lo único que genera es un clima de tensión entre todos.
Volteo para ver a Wilson. Él me penetra con sus ojos. Lleva lentes, pero aún así siento la presión. Volteo. Sigo sintiendo esa presión. Me quiero sentar para sentirme un poco más relajada, pero al no poder hacerlo, decido mentalizarme en cálculos matemáticos simples. A fin de cuentas, es lo único que me mantiene concentrada y a la vez me despeja de toda esta situación.
Delante nuestro está el escritorio de la directora, pero detrás del mismo hay un espejo en el cual puede ver a Jake reflejado, aún mirándose los pies, y a Wilson mirándome el trasero.
¿El profesor me está mirando? ¿Qué?
No creo que me esté mirando el trasero, creo que solo me está examinando. Me mira demasiado la parte baja de mi cuerpo, pero no creo que sea nada de qué preocuparse. Suspiro levemente.
La directora vuelve con dos papeles que señalan el castigo y nos retiramos.
- ¿Puedo pasar al baño? - pregunta Jake levantando un poco la cabeza. Wilson lo mira por unos instantes, y finalmente asiente con la cabeza.
Quedamos solos. Solos en el pasillo. No hay gente, nadie nos mira.
Está él.
Estoy yo.
Nos miramos.
Nunca unos ojos como los suyos me dieron a entender tanta confusión. Ojos celestes, celeste claro. No puedo entender si me mira con pena, alegría, tristeza, pasión, enojo o qué.
Nadie emite palabra. Solo es una larga mirada.
- Hay que volver - digo y empiezo a caminar. Siento la pollera rozarme el muslo, está demasiado corta.
Mientras siento los pasos de Wilson detrás mío me la bajo un poco más, así queda como siempre.
Tomo el picaporte y antes de entrar le devuelvo una mirada.
Una mirada que dice que me encanta ver sus ojos.
Pero creo que nunca lo comprenderá.
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Adultos
RomanceAlexa ama a los hombres. Ama que tengan más de 25 años. Que usen traje. Que tengan barba. Que tengan un gran empleo. Pero hay un hombre en particular en la vida de Alexandra... su profesor de historia, James. Y Alexandra nunca se ha enamorado. Y...