No recuerdo cuánto tiempo me quedé abrazada a James.
Pueden haber sido minutos o incluso días. Él no se despegó de mi hasta que yo lo hice primero. No le importó estar empapado de mis lágrimas, ni algo tieso por la posición en la que estábamos. Se quedó quieto y en silencio todo el tiempo que consideré necesario.
Cuando me pude apartar, me dio un beso en la frente.
- Necesito ir a casa y descansar - digo en voz baja. James entiende perfectamente y luego de darme otro beso, comienza a vestirse.
Recojo la ropa que tenía puesta y luego de cambiarme termino mi café y agarro mi mochila para bajar del edificio.
- Te olvidas tu regalo - dice James. Me da la bolsa donde estaba el conjunto de lencería y la guardo en la mochila. Estoy despeinada y muy desanimada. Por una vez en mucho tiempo necesito estar sola.
James me lleva a casa y me deja unas casas antes, como siempre hacemos. Me da un beso en la frente nuevamente y se fija que entre sana y salva. Una vez que lo hago, escucho el motor alejarse por la calle.
Aún no es el mediodía, por lo que me voy a ir a dormir hasta la hora de comer. No escucho a Carola, por lo que le dejo un mensaje en su celular. Tampoco tengo ganas de hablar con mi hermana luego de la discusión que tuvimos por teléfono. Necesito desaparecer un rato.
Apenas entro a mi habitación, rompo en llanto nuevamente. La mochila resbala de mis hombros y me desvanezco en mi cama.
Lloro un rato largo. Mis lágrimas salen por culpa de Tomás, quien a pesar de ser un trauma casi superado, a veces me persigue en mis sueños, amenazándome con reaparecer. Lloro por Andrés, quien jamás pudo ser mi hermano pequeño. Lloro porque mamá se tuvo que ir con él, dejándome con más dudas de las que tenía cuando ella estaba. Sigo triste por la poca atención que tuvieron papá y Carola luego de la muerte de mamá, porque a pesar de estar mal debimos permanecer juntos como una familia. Y aún así, me separé mucho de ellos.
Me separé a tal punto que les oculto un tatuaje y un amor. Me separé tanto que me cuesta expresar con palabras la confusión que tengo, la cual se transforma en agresividad apenas se meten conmigo.
No recuerdo si me dormí o no, pero en algún momento desde que llegué, Carola se apareció. Me dijo cosas como hablar más tarde de la llamada, de las preocupaciones que tenía y de una familia rota. Me habló de mentiras y de la muerte. De cerrar ciclos e iniciar nuevas etapas.
Escuchar mucho ensordece.
Cuando me pude levantar de la cama, fui directo al baño y vomité el poco café que había tomado. Quise lavarme los dientes pero preferí tomar algo de agua, porque la sed me estaba debilitando aún más. El cuerpo me pesaba tanto que me saqué la ropa que tenía puesta para quedarme en ropa interior y volver a mi cama.
Dormí algo más, no sé cuánto, y Carola volvió para ayudar a darme un baño. Se encargó de preparar todo y me sentó en la tina mientras me lavaba el pelo, tal y como hacíamos cuando éramos niñas. No emití palabra por un largo rato, hasta que me encontré seca y limpia, sentada en mi cama.
- ¿Papá sabe que estoy aquí? - pregunto en voz baja. Mi hermana me mira unos segundos y luego baja la cabeza. Está sentada en mi cama, frente a mí. Asiente con la cabeza y se recuesta.
- ¿Qué te ha pasado, Al?
Suspiro profundamente. Una vez que me veo preparada, empiezo a contarle todo. Todo menos James. Le mostré mi tatuaje y le hablé de mis preocupaciones. Le dije qué pensaba de lo que había pasado cuando mamá falleció, lo triste que estuve. Hablamos de muchas cosas y pudimos aclarar otras.
Por su parte, Carola me contó que terminó con su novio, y por eso volvió a casa. Dijo que me extrañaba y que lamentaba haberme descuidado.
- ¿Qué te parece si este fin de semana somos tú y yo, tal como habíamos quedado? - propone. Sonrío levemente, luego de un rato. - Podemos ver películas en mi habitación y hacer alguna receta con chocolate.
Las lágrimas empiezan a salir por mis ojos. Ella se acerca y me abraza un rato. Vuelvo a romper en llanto hasta que me arden los ojos, pero no me importa. Necesitaba un día para darme cuenta de las cosas, para recapacitar y estar mejor.
Supuse que si charlaba con mis amigos y solucionaba todo con ellos, iba a sentirme bien. Pero los conflictos internos seguían allí. Tuve que darme cuenta de las cosas de la peor manera, pero me siento feliz por haber abierto los ojos.
Carola me mira unos instantes luego de que me lavé la cara. Parece como si quisiera leerme el pensamiento, o descubrir algo.
- ¿Dónde has estado todo este tiempo, Al? - pregunta.
Jamás pensé una mentira para esta pregunta. Siempre fue la casa de Cristal, pero ahora me veo atrapada en mi habitación, sin escapatoria. No sé si decirle la verdad, pero eso implicaría contarle todo lo que me ha estado pasando desde que comenzó el año, y en estos momentos sólo quiero acostarme de nuevo, al menos hasta mañana.
Tampoco quiero que James se meta en problemas. Lamentablemente, él ha sido quien me sacó de mi rutina, quien me hizo olvidar de todos mis problemas. Tal vez hemos tenido discusiones como cualquier pareja, pero él ha estado allí a pesar de sentirme vacía por dentro, y siempre intentó hacerme feliz.
Me ha cuidado como nadie lo ha hecho en todo este tiempo, y por eso no merece que lo prejuzguen.
- Mira Car - digo. No sé qué le voy a decir, simplemente inventaré algo en el transcurso de lo que salga de mi boca. - He estado viéndome con un chico.
Ella no parece sorprendida. Espero alguna respuesta, pero parece que quiere escuchar toda la historia.
- Y lo seguiré viendo - continúo - pero no quiero que me sigan preguntando por él.
- ¿Es atractivo al menos? - pregunta sonriendo. Suelto una risita.
- Claro que lo es.
No pienso aclarar más cosas sobre él. No me interesa contarle porque tengo miedo a que lo reconozca y me critique por salir con James. No lo conoce para imaginarse la clase de persona que es, y lo mucho que me ha estado cuidando.
- Está bien, Al - dice Carola - Me voy un rato, así puedes descansar.
- Gracias - respondo. Ella me da un beso en la frente y sale de mi habitación, cerrando la puerta.
Luego de eso, me sumerjo en un hermoso sueño, del cual no quiero despertar más.
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Adultos
RomanceAlexa ama a los hombres. Ama que tengan más de 25 años. Que usen traje. Que tengan barba. Que tengan un gran empleo. Pero hay un hombre en particular en la vida de Alexandra... su profesor de historia, James. Y Alexandra nunca se ha enamorado. Y...