Y ya no dejé de pensar en él desde aquel beso, aunque evitaba hacerlo.
Evitaba sentirme satisfecha luego de los besos. Evitaba sentirme feliz al verlo, pero siempre salía del colegio sonriendo y se encontraba con la hermosa chica de pelo lacio y marrón, siempre bien vestida y sonriendo.
No recuerdo haberlos visto besarse. Sólo recuerdo las sonrisas de James. Me lastimaba saber que él estaba con otra mujer, y que nuestro beso fue algo momentáneo. Pero debía hacerme a la idea de que no éramos más que profesor y alumna,
Las semanas pasaban y gracias a mi aburrimiento las notas del colegio subían ya que no tenía nada que hacer, solamente me dedicaba a estudiar. Ya no buscaba a James, ni le llamaba. Ya no iba tan seguido a mis entrenamientos de natación. Sólo me dedicaba a ver películas y series.
Y no entendía por qué me pasaba todo esto. Siempre había estado bien, tranquila. No me aburría, no me sentía desganada.
El tiempo comenzó a pasar, más rápido de lo que pensé. Sin darme cuenta, me desperté sin pensar en James. Ya no me preocupaba por el beso, había quedado en el tiempo. Tampoco me interesaba por su vida personal. Comenzaba a sentirme plena, sin esas preocupaciones innecesarias.
Comencé a ir más seguido a los entrenamientos de natación, y creo que fue una de las cosas que más me ayudó. Allí me sentía más libre que nunca, y podía dejar que mi mente descansara. Por su parte, las notas en el colegio comenzaron a subir, y cada vez me iba mejor.
El primer trimestre ya había casi finalizado. Los últimos exámenes del período llegaron, y resultaron sencillos. Casi todo en mi vida estaba perfecto.
Pero un día James faltó. Y otro día, y otro y otro.
El suplente de James era insoportable. Sus clases eran aburridas y no entendía nada de él. Cada tanto me ponía mis auriculares en su clase, y pensaba comprarme unos para los entrenamientos, para poder escuchar música dentro de la pileta.
James no venía, pasaban las clases y faltaba. Y tengo que admitir que me hacía falta. Esa falta que no había sentido en estos pocos meses de clases, ya que me había distraído. Pensé que no lo necesitaba, que haberlo visto en clases durante tanto tiempo había hecho que me olvidara de sus besos, pero la falta que me hacía tenerlo como profesor era indiscutible.
Llegué un jueves a casa y no había nadie. Carola se había ido a la casa del novio, mamá estaba haciéndose estudios sobre el embarazo y papá estaba trabajando. Luego de comer algo subí a mi habitación y continué viendo una película que había dejado por la mitad.
Pero no conseguía concentrarme. Quería llamar a James. Me interesaba saber cómo estaba, por qué faltaba. Si lo hacía, no perdería nada. De hecho, me sacaría la duda.
Agarré mi teléfono y sin pensarlo dos veces, busqué su contacto y presioné en él. Los tonos eran eternos. Pero unos segundos después, atendió.
- ¿Hola? - dijo James desde el otro lado.
- Hola James, quería saber si estabas bien - respondí. No tenía nada más que decirle.
Él susurra algo que no llego a escuchar y luego se siente un portazo.
- Estoy bien Alexandra, estoy de viaje con una conocida.
Estaba con la mujer castaña. Estaba segura.
- Mejor hablamos luego - digo - No quiero molestarte si estás ocupado.
- ¿Para eso llamabas? - pregunta rápidamente.
Escucho que toma aire y luego de unos segundos lo expulsa exageradamente. Siento que está cansado, por lo que quiero cortar la llamada cuanto antes. Me siento una estúpida por haber hecho esto.
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Adultos
RomanceAlexa ama a los hombres. Ama que tengan más de 25 años. Que usen traje. Que tengan barba. Que tengan un gran empleo. Pero hay un hombre en particular en la vida de Alexandra... su profesor de historia, James. Y Alexandra nunca se ha enamorado. Y...