La tarde fue hermosa.
Luego de haber visto Psicosis, James y yo cocinamos un brownie que salió riquísimo, y mientras lo comíamos hablábamos del verano.
- ¿Qué vas a hacer ahora que terminaste las clases? - preguntó James - ¿Ya definiste algo?
- Sí - dije, terminando de comer un pedazo de brownie - Voy a buscar algún empleo, y tal vez más tarde vaya a estudiar alguna carrera. ¿Tú qué vas a hacer?
James hizo una pausa antes de contestar.
- Te quería invitar a la playa, pero supongo que no podremos...
- ¿Por qué no? - pregunté.
- Pues porque tu padre no sabe de que además de tu profesor de historia soy tu pareja, Alexa - explicó.
- Pero yo pensaba decírselo pronto - respondí. Sus ojos se clavaron en los míos, y pude notar cierto enfado en su mirada. - ¿Qué pasa? ¿Qué tiene de malo?
- Que todavía no formalizamos la relación como para que lo vayas diciendo por cielo y tierra - dijo - Además hace poco cumpliste la mayoría de edad y recién terminaste la secundaria.
- Pero ya está, James, ya somos pareja, ¿o no? - pregunté, ya desilusionada.
Él esperó unos segundos.
- Sí, lo somos - dijo - Pero todavía no estoy listo para formalizar la relación. Necesito un poco más de tiempo. Solamente porque recién podemos dar inicio a nuestra relación oficialmente.
- ¿Es este el inicio de nuestra historia?
Él asintió con la cabeza y sonrió.
- Nos queda mucho por transitar, Alexa - dijo y luego me besó.
Me alegraba saber que ambos pensábamos en un futuro juntos, e incluso me tranquilizaba. Hacía tanto tiempo no me sentía así de segura con nadie.
Luego de comer estuvimos el resto de la tarde jugando con Moa. Corríamos de un lado a otro, entre carcajadas y besos. James era muy amigable con los animales, les tenía un cariño inmenso. Su sonrisa se paseaba entre el pasto mientras perseguía a Moa.
Era una día espectacular.
Para la cena ya estábamos cansados, por lo que pedimos una pizza y la comimos en el sillón, viendo la televisión. Pusimos algún canal aleatorio y nos quedamos mirando la última película de Los juegos del hambre. Moa dormía en la cocina, por lo que nos despreocupamos de ella.
Mientras la película terminaba, empezó a llover. James y yo comenzamos a acomodar el desastre y nos sentamos a ver el final. Abrazados como siempre, la lluvia cubría la escena y la película se ponía cada vez más atrapante.
- Es increíble lo bien que me siento a tu lado - comenté en el silencio. Me deshice de la posición y vi los ojos de James, tan claros como siempre. La oscuridad me permitía ver lo más profundo y misterioso de su ser.
- Eres la más hermosa, ¿sabías? - respondió. Me sonrojé un poco, y para que no lo notara me escondí en su pecho, en un abrazo. Él me lo devolvió, pero luego me sujetó la cara y la llevó hacia la suya, para besarme.
Deshice el abrazo en el que estábamos sumergidos y nos empezamos a besar lentamente. La televisión iluminaba la escena, y la lluvia acompañaba los movimientos. Nuestras lenguas empezaron a jugar despacio, pero en un instante James me acostó en el sillón, como siempre hacía. Se colocó encima mío y me acarició completa.
Rodeé su cuerpo con mis piernas y él me levantó, sujetándome por el trasero. Empezamos a besarnos cada vez más rápido, por lo que en un rápido movimiento tomé el control de la televisión y la apagué.
ESTÁS LEYENDO
Adultos
RomanceAlexa ama a los hombres. Ama que tengan más de 25 años. Que usen traje. Que tengan barba. Que tengan un gran empleo. Pero hay un hombre en particular en la vida de Alexandra... su profesor de historia, James. Y Alexandra nunca se ha enamorado. Y...