Capitulo 27

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James estaba enfadado, obvio que lo estaba.

De todas formas no voy a negar que tiene derecho a enfadarse ya que me estuvo esperando durante quién sabe cuánto tiempo en el bar, pero me gustaría poder explicarle mi situación de alguna manera.

La luna se escondía entre las nubes. Se sentía un frío terrible con haber abierto un poco la ventana. Las copas de los árboles se movían en una misma dirección.  Se empezaban a ver unas pequeñas gotas cayendo de la inmensidad del cielo oscuro.

El cielo lloraba.

Mamá, tú debes de estar llorando.

No llores por mí, estoy bien. Si tú estás bien descansando, yo estoy bien aquí, trabajando y esperando tu visita.

Algo que siempre odié fue ver a mamá triste.

Mamá nunca debe de estar triste. Mamá es la mujer que debe ser feliz en todo momento, porque además alegra nuestras tristezas, nuestros días nublados. Mamá debe ser feliz, porque nos da todo para que nosotros seamos felices.

Mamá, si supieras cuánto te extraño...

Me incorporo.

Los mareos han pasado levemente. Ya por lo menos no se me nubla la vista al levantarme.

Miro a mis alrededores. Mi habitación está completamente sucia y desordenada, con las sábanas tiradas en el suelo junto con la almohada y una pila de álbumes de fotos. La puerta está cerrada, pero sin traba.

Me levanto de mi cama e intento agarrar el picaporte, sosteniéndome con mi mano derecha en la pared. Cuando logro agarrarlo, abro la puerta y la oscuridad inunda mi vista.

No hay luces prendidas en casa, pero de todas formas decido ir a buscar a papá.

Camino despacio hasta la habitación. Mis pies están descalzos y el frío del suelo me inunda.

Cuando llego a la puerta de la habitación toco tres veces, como siempre hago, y llamo a papá.

Antes siempre llamaba a mamá porque estaba trabajando.

- Pase - dice. Antes decía "¿Quién es?" para saber si mamá estaba del otro lado.

Abro la puerta.

La persiana de papá está entreabierta, dejando entrar la luz de la calle.

Papá está recostado en la cama, dándome la espalda y tapado con una sábana.

- Quería ver cómo te sentías - digo. Luego me doy cuenta que fue la frase más estúpida que he dicho en toda mi vida.

Él no responde. Nos cubre un silencio eterno, para nada incómodo. Necesitamos nuestro silencio.

Pasamos el rato. Él observando la nada, o el todo. Yo escuchando la lluvia caer. Las gotas parecían ser gruesas, pero golpeaban con suavidad el techo de madera.

Mamá. Mamá. Mamá.

No sentía nada, no podía reaccionar. Si me incorporaba, era para volver a mi habitación y hacer lo mismo que estaba haciendo con papá.

Carola debía de estar en casa de su novio. O en algún lugar remoto del planeta. Algún lugar que quién sabe dónde queda.

Algún lugar. Y mamá, ¿en qué lugar está?

Desde pequeña siempre creí que el cielo era para personas buenas, y el infierno para malas. Pero no esas personas buenas que aman, no. Esas personas buenas que tenían talento para dibujar, cantar o maquillarse. Las personas buenas. O las que se sacaban buenas notas en el colegio.

Y yo iría al infierno.

Nunca me sentí buena para algo más que para nadar, con entrenamiento y años de práctica.

Jamás tuve un hobby, jamás me apasionó algo.

Jamás.

- Voy a ducharme - dice papá, incorporándose.

Asiento con la cabeza y salgo de la habitación.

Bajo por las escaleras al salón y me siento en el sillón, mirando por la ventana la calle abandonada.

No hay gente y está todo oscuro. No sé qué hora es. Solo veo lluvia.

Agua, agua, agua.

A mamá le encantaba ver la lluvia.

Y sin darme cuenta, empiezo a llover.

Me seco las lágrimas con las palmas de mis manos y suspiro.

Abro la ventana. Una corriente frían me invade y me refresca el aroma a césped. Me apoyo sobre el alféizar de la ventana y contemplo pequeñas gotas caer sobre mis manos.

Mierda. La extraño.

A mamá le encantaba ver la lluvia.

~~~

Creo que es domingo. Estoy casi segura que mi celular no miente.

No recuerdo cuánto tiempo pasó desde su muerte. Tampoco recuerdo cuando fue la última vez que fui a la escuela.

Sólo quiero desaparecer.

Invité a Cristal a casa, ya que lo único que necesito es una amiga para charlar y dejar de lado todo lo que me entristece.

- Hey - dice apenas llega y entra a mi habitación.

- Hola Cris - digo y la saludo con un beso en la mejilla.

Ella se sienta en mi cama y me mira. Estoy acostada con la computadora sobre mi regazo, así que la apago y la cierro.

- No sé que hacer - digo -, jamás me pasó algo así. Ya busqué en todas las páginas de internet cómo enfrentar una muerte. Nada resulta.

Cris me mira. Sabe que no busqué ni en 5 páginas de internet. Sabe que necesito su abrazo. Sabe que estoy destruída.

- Alexa - dice con su voz tranquilizadora, de esas que me hacen acordar a mamá -, sé que no es fácil. También sé que eres fuerte. Hermosa. Eres única. Eres imparable. Usa eso a tu favor, sal de esta burbuja que te está consumiendo. No dejes que lo haga.

Seguido a esto se hace un gran silencio. Ni ella sabe cómo seguir, ni yo sé cómo responderle.

Así que me abraza.

Me da un fuerte abrazo, de esos que no se consiguen en cualquier lado. De esos que muestran cariño y amor. De esos que acompañan.

Y en el medio, suena mi teléfono.

- ¿Quién es? - dice Cris.

Agarro el celular de debajo de mi almohada y leo.

Y me quedo atónita.

- James.

N/A

Hola gente hermosaaaa!

Adultos vuelve con todo! Si si si

Estoy muy emocionada de volver a escribir esta preciosa novela, se vienen cosas muyyy interesantes!

Por otro lado, ya habrán visto que cambié mi nombre de usuario, ahora es mi nombre real :) jajaja

Espero que disfruten mucho la lectura!

Les manda un beso gigante,

- Zoe ❤️

AdultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora