Como todos los lunes me levanté y luego de mi rutina llegué a la escuela.
Llegué con nuevas ideas en mi mente.
Llegué mirando al chico que toca la guitarra a un costado del pasillo todas las mañanas, y se me ocurrió sonreír. Jamás había visto que sus dientes no eran perfectos, o jamás lo había visto sonreír.
Llegué caminando, pero sentí que volaba.
Me sentía liviana. Nada podría arruinar este clima de paz y tranquilidad.
Hacía calor. Algo así como una primavera oculta, porque la gente no sonreía tanto. No sé por qué no lo hacían, pero tampoco iba a dejarlos así. Cada vez que podía, mostraba mis dientes.
Hasta que me crucé con Cristal. Ella me miró poco, lo suficiente para saber que había llegado. Debo admitir que me sentía un poco triste, ella jamás se había comportado tan mal conmigo. Tan diferente.
- Hola Cris - dije cuando me acerqué a nuestro banco - ¿podemos hablar?
- Luego - fue lo único que dijo. La profesora de biología entró a la clase y todo lo que pasó por mi mente fue prestar atención en lo que decía.
Luego de sus explicaciones y de hablarnos acerca de los exámenes finales, tomamos un descanso. Aproveché para revisar un rato mi celular, ya que Cristal tenía sus auriculares puestos y no me prestaba atención. Tampoco quería molestarla, sólo quería solucionar todo con ella.
El timbre para salir al recreo sonó en hora, y todos empezaron a salir del salón. Como siempre, la señora López fue la primera en irse, deseando una buena semana y recordándonos que tendríamos que estudiar bastante.
Cristal guardó sus auriculares y salió del salón. La seguí, pero no creí que me iba a estar esperando. Allí estaba.
- Hola, buen día - digo. Ella asiente con la cabeza y empezamos a caminar juntas por el pasillo.
Nadie quiere decir ni una palabra, por lo menos por ahora.
Seguimos caminando hasta salir al patio, donde el sol de la mañana nos cubre y los pimpollos comienzan a abrirse. Buscamos un lugar para sentarnos y luego ella me mira.
- ¿Qué pasa contigo, Alexandra? - dice. Creo que la última vez que la escuché hablarme tan enojada fue cuando nos peleamos por un trabajo práctico cuando éramos pequeñas.
- Me replanteé muchas cosas, sabes - empiezo -. No quise ser aquella amiga tonta que no comprende que solamente me quieres ver bien, no que me quieres separar de James por alguna estúpida razón. Perdóname por no haberte comprendido, por haberte maltratado y por haberte lastimado. No pude ver que sólo me cuidabas, que me quieres ver feliz. Lo siento, Cris.
Ella se quedó unos segundos mirándome, con cara de nada.
- No voy a prohibirte estar con James - comenzó a decir -, porque eso me haría una mala persona. Como amiga debo decirte que hay algo de él que no me termina de gustar. Creo que solamente te quiere a ti para satisfacer su placer, no porque seriamente te ame. Ojalá me equivoque, Alexa. Odiaría tener razón, pero debo decírtelo para que tengas cuidado. Es un hombre mayor y experimentado, sabe con quien meterse y con quien no. Espero que algún día no me tengas que dar la razón, y que James me demuestre que es un buen tipo.
El bocado es complicado de masticar y tragar. Es un golpe bajo que duele, pero en algún momento necesitaba escuchar esto.
- Y sí, te perdono. Noto que sientes de verdad ese perdón así que no te preocupes, ya no estoy más enojada.
Las lágrimas empiezan a salir.
- Ven aquí - me dice, extendiendo sus brazos y rodeándome.
Lloro un minuto o dos, en silencio. Cristal no habla porque sabe que odio que me consuelen con palabras cuando estoy mal. Sólo un abrazo y todo mejora.
El timbre del fin de recreo suena y debemos volver a clase.
- Pasemos primero por el baño, se te cae la cara - dice.
Mientras caminamos apuradas al baño, hago lo imposible para que nadie vea que tengo la cara roja del llanto. Cada tanto me refriego los ojos para taparlos. De todas formas, sollozo una vez más.
¿Qué haría mamá en este momento? Me diría que tengo que lavarme la cara y seguir. Que no pierda tiempo estando mal.
Una vez que llegamos al baño, no hay más chicas. Me paso agua fría por la cara varias veces, como para que no se note tanto lo rojo. Mi piel vuelve de a poco a su color natural, y Cris me alcanza algunos trozos de papel para secarme.
Cuando termino, subimos y corremos al aula antes de que nos llamen la atención por entrar a clase fuera de horario.
Abro la puerta del salón y olvidé que las siguientes horas eran de historia.
James.
Él me mira lo suficiente para que nadie sospeche, pero sabiendo que algo había pasado.
- Entren - dice. Lo hacemos rápidamente y tomamos asiento. Él sigue hablando mientras Cris y yo nos acomodamos.
- ¿Dijo algo importante? - le pregunto a Mason, en un susurro. Él niega con la cabeza, sin apartar su vista del frente de la clase. Me extraña su comportamiento, pero no digo nada.
El silencio es sepulcral.
- Disculpen, chicos. Ya vengo - dice James, agarrándose la cabeza y retirándose del aula rápidamente. Nos quedamos inmóviles. Andrea llega en un minuto.
- ¿Qué ha pasado con el profesor? - pregunta una chica del frente.
- No lo sé, dijo que sentía mal y que debía retirarse.
No lo pienso ni dos segundos y levanto la mano.
- ¿Puedo ir al baño? - le pregunto a Andrea. Ella asiente con la cabeza.
Mientras me levanto de mi asiento Cris me mira.
- ¿Qué tienes en mente? - pregunta. Sabe por qué quiero salir del salón.
- Nada, necesito saber qué le pasó a James - digo y salgo del salón.
No se me va a hacer para nada difícil encontrar a James. Puede que el edificio sea grande, pero ya conozco su escondite.
N/A
Buenas buenas, personitas hermosas!
Ya sé que estaban esperando actualización, y luego de muchos exámenes del colegio aquí está! Prometo estar más activa!
Gracias por su apoyo y les recuerdo que llegamos a las 100k leídas! Sin ustedes "Adultos" no sería nada!
Les mando un beso lleno de amor, los adoro!
- Zoe
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Adultos
RomanceAlexa ama a los hombres. Ama que tengan más de 25 años. Que usen traje. Que tengan barba. Que tengan un gran empleo. Pero hay un hombre en particular en la vida de Alexandra... su profesor de historia, James. Y Alexandra nunca se ha enamorado. Y...