Luego de bajar del helicóptero, subimos al auto.
- ¡Eso fue increíble! - exclamo. Jamás pensé que podría volar en helicóptero. Fue una experiencia increíble en todos los aspectos. Y lo mejor de todo: fue con James.
- Me alegro de que te haya gustado - dice - ¿quieres venir a dormir conmigo?
Pienso por un momento las opciones.
Cristal ya fue mi excusa por mucho tiempo. De todas formas debería decirle la verdad a papá, debería de contarle acerca de mi relación con James. Pero siento que no puedo, algo me dice que no debo hacerlo hasta que sea el momento indicado, y quiero asegurarme de cuándo será ese momento. Además, papá no lo entendería fácilmente. Solamente estoy saliendo con James, no somos nada serio aún.
- Tengo miedo de que papá me diga algo.
James me mira.
- ¿Por qué no dejas el celular? - propone - estarás más tranquila, y podremos disfrutar juntos.
Veo al dispositivo que tengo entre mis manos. ¿Es realmente la mejor opción? Tal vez me meta en problemas por esto, pero es cierto que quiero disfrutar los momentos que comparto con James. No me gustaría si el estuviese con su teléfono todo el tiempo.
- No veo por qué no - respondo y luego apago el celular. Al menos una noche necesito desconectarme de todo.
James conduce hasta el hotel donde está quedándose. Bajamos de la colina y vamos directo hasta el edificio, donde un empleado nos atiende y dejamos el auto. Caminamos hasta el restaurante del hotel y nos sentamos a leer el menú.
- Creo que voy a pedir pasta - digo y luego cierro la carta.
- Te acompaño - responde James y llama al mozo. Pedimos la comida y nos quedamos enfrentados, mirándonos el uno al otro. Esos hermosos ojos azules me vuelven loca como si fuese el primer día.
- ¿Cuántas probabilidades hay de que algún conocido nos vea por aquí? - pregunto. Él me regala una de esas sonrisas pícaras.
- Cero.
Le devuelvo la sonrisa.
Por mi cabeza siguen rondando los pensamientos de papá. Le estoy ocultando demasiadas cosas: el tatuaje, la relación con James, mis escapadas a cualquier hora. Estas mentiras se convierten en preocupaciones, que rebotan de un lado a otro en mi mente, intentando escaparse.
- Ya se acercan los finales - dice James - estás por terminar el colegio.
Otra preocupación más. No tengo la mejor idea de lo que haré al terminar la secundaria. No me interesa ninguna carrera. Ya fui a varias universidades que están cerca de casa para ver si algo me interesaba, pero todo me da igual. No me gustan la ciencia, ni la medicina ni arquitectura. Tampoco me veo estudiando filosofía o siendo diseñadora de indumentaria.
Estoy totalmente perdida.
A lo sumo voy a trabajar y seguir compitiendo en el equipo de natación del club, pero no tengo más planes por ahora.
- Ya lo sé, estaba pensando en eso justamente.
- ¿Qué vas a estudiar? - pregunta - ¿o vas a trabajar?
Un mozo nos trae la comida y agradecemos. Algo que adoro de James es su amabilidad, aunque pocas veces se note. Es una persona muy agradecida.
- Supongo que buscaré un empleo - digo y empezamos a comer. - Esto está delicioso.
Evito hacer pausas muy largas en la comida o comentar algo. No quiero seguir hablando de qué haré luego de la secundaria. Es algo de lo que muchos de mis compañeros están entusiasmados: terminar las clases. Dicen que así empezarán a vivir la vida, que no pueden esperar más para que terminen estas semanas.
Cristal y Mason ya tienen todo decidido. Cris, como ya estaba previsto, va a seguir la carrera de medicina, especializándose para ser cirujana. Mason, por su parte, va a estudiar contabilidad. Ambos están muy decididos con lo que van a hacer de sus vidas, que incluso me hacen sentir mal. También me hablaron de tener una casa propia llena de hijos y con algunas mascotas.
Eso es algo que jamás me planteé, pero tampoco le consulté a James.
- Oye - digo. James termina de tomar agua y luego me mira. - ¿Alguna vez pensaste en tener hijos?
A James parece no interesarle mucho la idea, pero de todas formas responde.
- Claro que sí - dice - lo pensé muchas veces. A estas alturas de la vida, me gustaría encontrar a una mujer con la cual pudiera formar una familia, tener una casa en la zona residencial y llevar a los niños todas las mañanas a la escuela. Pero mi estilo de vida es otro totalmente diferente.
- ¿Te refieres a que no has encontrado a la persona indicada, o simplemente estás a gusto con esta vida? - pregunto. Él hace una pausa y analiza lo que acabo de decir.
- Son ambas cosas. Una vez que encuentre a la mujer de mis sueños, voy a estar dispuesto a tener una vida de padre. Mientras tanto, seguiré siendo el mismo que fui desde que terminé la universidad - explica.
No quiero meterme en su vida privada en medio de una cena en un restaurante, por lo que asiento con la cabeza y me dedico a terminar mi plato.
Un rato más tarde, James le pide al mozo que cargue la cuenta a su habitación y luego nos retiramos. Vamos caminando por los pasillos del impresionante hotel, en este caso con una ambientación más bien moderna.
Una vez que llegamos al ascensor y subimos, James y yo cruzamos miradas. Las puertas se cierran y permanecemos inmóviles.
Estamos solos en el ascensor. Esta escena se repite una y otra vez en mi cabeza, sin parar de imaginar diferentes situaciones. A veces me imagino siento descubierta por algún conocido mientras me beso con James, pero otras veces pienso en qué haríamos si quedamos aquí atrapados por un buen rato.
- ¿Recuerdas que cuando nos empezábamos a ver te hacía regalos? - pregunta James. Las puertas del ascensor se abren y empiezo a caminar detrás de él.
- Sí, ¿por qué? - digo mientras nos acercamos a una puerta del pasillo. Él la abre y me invita a pasar.
El departamento es muy moderno, con algo de ambientación industrial. Me resulta muy interesante, sobre todo por la iluminación que tiene, la cual es cálida y sencilla.
- Bueno... - dice él, agarrando una preciosa bolsa negra - esto es para ti. Espero que lo estrenes conmigo.
Me da la bolsa y me acerco a un mueble para ver su contenido. De otra bolsa de terciopelo saco un conjunto de lencería bastante bonito. Es negro y de encaje.
- Es hermoso - digo, guardándolo en su lugar. Me acerco y él me mira a los ojos, tomándome por la cintura.
- Me alegro que te haya gustado - dice y nos sumergimos en un cálido beso.
Lo único que deseo ahora es que el tiempo se detenga.
Al menos para toda la vida.
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Adultos
RomanceAlexa ama a los hombres. Ama que tengan más de 25 años. Que usen traje. Que tengan barba. Que tengan un gran empleo. Pero hay un hombre en particular en la vida de Alexandra... su profesor de historia, James. Y Alexandra nunca se ha enamorado. Y...