El fin de semana fue eterno.
El sábado no fue para nada interesante, ya que tuve que concentrarme en los exámenes finales. A pesar de lo que había pasado la noche anterior, intenté no pensar en Ana o en papá.
Carola me había aconsejado que luego de estudiar, hablara con papá respecto a su nueva relación. Y sinceramente, tenía razón.
Para la tarde, luego de comer y haber repasado todos los resúmenes por última vez, bajé al comedor.
Eran las cinco de la tarde y Carola no estaba en casa. Me había quedado un rato observando la silla donde Ana había estado sentada, cenando con nosotros. Recordaba su vestido colorido y su sonrisa impecable. Recordaba cómo acariciaba la mano de papá. Recordaba su mirada, sus gestos.
Me preparé un café en la cocina y volví al comedor, donde me senté a mirar mi taza. Papá siempre bajaba a comer algo a esta hora, por lo que no me preocupaba quedarme allí.
- Hola hija - escucho desde la puerta - Te escuché y quise venir a hablar contigo.
Había bajado antes de tiempo, pero no me molestaba. Di un sorbo a mi taza, sin responder. Él se acercó a la mesa y se sentó frente a mi. La verdad, estaba cansada de repetir la escena en mi cabeza de padre e hija reconociendo sus sentimientos, llorando un poco y abrazándose. Esa escena no la pensaba repetir. O al menos, no la pensaba repetir hoy.
- ¿Por qué no me habías hablado de Ana antes? - pregunto mirándolo a los ojos. - ¿Creíste que estaba preparada para conocer a tu nueva novia?
Papá suspira un par de veces y aparta la vista. Luego, vuelve sus ojos a mi taza.
- Sí - dice - Creía que no te lo ibas a tomar mal. Supuse que estarías feliz...
A decir verdad, estaba feliz por papá. Es algo meramente personal el hecho de tener dificultad para reconocer a otra mujer como su pareja. Papá está rehaciendo su vida de la manera que mejor le sale, intentando no dañar a nadie.
Fui un poco dura con él.
- Perdona, pero no estaba preparada para esto - digo.
Él me mira a los ojos y me pide que me levante. Se acerca a mi y me abraza.
- Siempre podemos comenzar de nuevo, ¿sabes? - dice. Nos separamos y nos miramos a los ojos.
Esto es más difícil de lo que pensé. Es complicado para papá aceptar que su hija menor no está lista para verlo con otra, y es aún peor para Ana porque no le he dado la oportunidad de conocerla.
- Ana vendrá mañana a la tarde - anuncia papá, separándose de mi - Pueden volver a conocerse.
Tomo mi taza de café y le doy otro sorbo, aunque se está enfriando.
- No creo que me quiera ver...
- No - dice papá - Le pareces una persona muy linda, aunque no hayan podido hablar.
Me sorprendo por lo que dice.
- ¿Y tú cómo sabes eso? - pregunto. Él se va a la cocina, pero lo sigo para obtener una respuesta.
- He hablado mucho de ti con Ana - admite -, y dice que a pesar de lo sucedido en la cena, quiere conocerte. Dice que eres bonita.
Sonrío un poco.
- Eso lo dice para caerme bien.
- Eso lo dice porque lo cree - replica papá, sirviéndose un vaso de jugo de naranja. - ¿Hoy harás algo con tus amigos?
Termino de tomar mi café y me quedo pensativa. Debería reunirme con Cristal y Mason para contarles lo que ha pasado, pero prefiero llamarlos y compartir una noche de pizzas. A su vez, le había prometido a Carola una noche de hermanas, como cuando éramos pequeñas.
- Creo que pasaré la noche aquí, con Car - digo. - Iré a verla.
Papá me da un beso en la frente y, luego de lavar mi taza, subo a la habitación de mi hermana.
Antes de llegar allí, paso por mi habitación y chequeo las notificaciones. Veo una llamada perdida de James de hacía diez minutos, por lo que decido devolvérsela. Un par de tonos más tarde, atiende.
- Hola corazón - dice desde el otro lado - Llamaba para invitarte a comer.
- Hola James - respondo - No voy a poder, ¿qué te parece el lunes, luego de la escuela?
Escucho que duda unos instantes, como si estuviese analizando la situación.
- Está bien - dice - El lunes a la noche será. ¿Más tarde hablamos?
- Claro, te amo.
- Yo a ti, Alexa.
Cuelga la llamada y hago lo mismo.
Cuando volteo, veo a Carola apoyada en el marco de la puerta de mi habitación. Me quedo paralizada. No sé cómo saldré de esta situación.
- ¿Con quién hablabas? - pregunta, con una sonrisa en su boca.
- Con un chico - respondo, sin dar más explicaciones. Ella entra en mi habitación y me mira fijo a los ojos.
- Debe ser importante, no se le dice "te amo" a cualquier chico - dice, haciendo las señas de comillas con sus dedos.
Río nerviosa, intentando llevar la mentira. Estoy cansada de hacerlo, pero hasta que sea algo formal, no pienso decir nada.
- ¿Hoy hacemos noche de películas? - pregunto, intentando desviar la conversación. Carola asiente con la cabeza y me dice que me espera en su habitación.
- ¡Pide unas pizzas! - grita, antes de llegar allí.
- ¡Lo haré! - respondo, cerrando la puerta.
Agradezco a la vida que mi hermana no sea de esas que necesitan una respuesta inmediata y precisa a ciertos temas. En parte creo que es así porque ya lo ha vivido, y como hermana mayor, respeta mis espacios y mi privacidad. De igual manera, intento contarle todo lo que me sucede con James, escondiéndolo con otro nombre y sin detalles.
También me enorgullece mucho, porque ha sido una persona increíble. A pesar de las dificultades que hemos atravesado, ella siempre se mostró para superarlas y verme feliz.
Hoy toca noche de pizzas y películas, tal y como hacíamos cuando éramos pequeñas.
Las mejores costumbres son aquellas que no se pierden.
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Adultos
RomanceAlexa ama a los hombres. Ama que tengan más de 25 años. Que usen traje. Que tengan barba. Que tengan un gran empleo. Pero hay un hombre en particular en la vida de Alexandra... su profesor de historia, James. Y Alexandra nunca se ha enamorado. Y...