Salgo del restaurante intentando ser vista lo menos posible.
- ¿Qué carajos, Alexa? - pregunta James siguiéndome hasta el auto. Llevamos nuestros vasos y porciones de pizza en las manos. Estoy huyendo de mi padre. Es la primera vez que huyo de él, que me daría vergüenza cruzarme con él.
James abre el auto y me meto como puedo. Una vez que nos acomodamos dentro, se hace un silencio. Mi respiración es agitada y me cuesta reaccionar a lo que acaba de pasar. ¿Era él? Pues claro.
- ¿Acaso dijiste que estaba tu papá allí?
Asiento con la cabeza. Miro a James a los ojos y me devuelve la mirada. Luego soltamos una carcajada. Jamás en mi vida arruiné una cita de esta manera, pero me quedo más tranquila sabiendo que eso no fue incómodo para ninguno de los dos.
Luego de la risa, comemos lo que nos queda.
- Jamás pensé terminar en este auto comiendo pizza fría contigo - dice sonriendo.
- Yo tampoco - respondo.
Una vez que terminamos de comer, nos quedamos en silencio.
- Mañana hay clases - escupe. Lo miro a los ojos. - Pero podemos divertirnos, aún es temprano.
James prende el motor y conduce. No tengo idea a dónde me lleva, pero tampoco me preocupo. Luego de salir de la ciudad, nos dirigimos a la autopista y bajo la ventanilla. Mis pelos enloquecen con el viento y bailan. James prende la música, el rock que sonaba en la pizzería se sigue sintiendo en el auto. De vez en cuando siento que me lanza una mirada, pero me concentro en cantar todas las canciones y en sentir la noche en la cara. La juventud.
- Lo poco que sé es que me llevas a un lugar que no conozco - digo bajando la música. Él me mira y no dice palabra, solamente vuelve a subir la música.
El trayecto se hace eterno. Ya no sé cuántas canciones escuché, pero tampoco me preocupo. De todas formas, el rock me hace acordar a mamá.
- ¿Puedo buscar una canción? - pregunto. James asiente con la cabeza y me dirijo al tablero. Un rato después, encuentro lo que buscaba. - A mamá le encantaba este tema.
Peace of mind de Boston empieza a sonar. Ella decía que el rock "no pesado" era lo que escuchaba para relajarse. Me hacía escuchar esta canción para cuando estaba cansada y necesitaba desconectar del mundo.
- La extraño - le digo a la canción, a la noche y a James.
Ninguno de los tres responde, y siguen haciendo lo debido. La canción se reproduce, la noche se muestra y James conduce.
No sé cuánto tiempo pasó desde que salimos de la ciudad, pero me doy cuenta que no fue el suficiente para que se hiciera de día. Tampoco creo que haya sido tanto tiempo.
- Siempre quise tatuarme - dice James. - Siempre quise hacerme algo que me recuerde a mi mamá, ya sea su fecha de cumpleaños o su inicial.
- Nunca me contaste cómo se llama tu mamá.
- Nadia, se llamaba. Falleció en un accidente.
Se hace el silencio y decido apagar la música que antes sonaba de fondo.
- Yo también siempre me quise hacer un tatuaje - acoto -, algo como una ola o un rayo. Que simbolice dinamismo, o poder. El poder hacer las cosas, el poder de cambiar.
- Una vez mi papá me dijo que no iba a poder ser más grande que un profesor de historia mediocre, que todo el dinero que tengo se lo debía a él. Hoy tengo mis inversiones en la bolsa de valores y gano muy bien, y trabajo de lo que amo. No le debo nada a nadie. Por eso no me haría algo de mi papá. Ese hijo de puta se merece la mierda.
- Yo tampoco me haría algo de mi papá - respondo -. Cuando mamá murió, él se encerró en su habitación por días y nos dejó a mi hermana y a mí tiradas en la nada. Carola se fue de la casa por varias semanas y yo desaparecí de su vista. A veces pienso que dejé de importarle.
- Yo a veces no entiendo por qué tienen hijos, si luego los van a dejar tirados.
Miro a James, lo noto enfadado.
- Sí, mi mamá me abandonó - dice, como si supiera lo que quería saber - se fue con otro tipo, pero siempre estuvo. Mientras yo leía libros de historia que ella me regalaba, mi papá se drogaba por cualquier lado y hacía tratos con gente que vi una sola vez en mi vida.
Solamente escucho. No quiero hablar porque siento que voy a romper el clima que se formó entre los dos.
- Mamá siempre me apoyó en todo, papá me decía que era un inútil y un marica. Ahora que mamá no está, la quiero llevar para siempre conmigo. Y ahora que papá está lejos, más alejado de él quiero estar cada segundo que pasa. Ya tengo mis cosas, mi vida. Y él no es parte de esa vida.
Bajamos de la autopista y nos metemos en un barrio bastante iluminado. No es céntrico, pero me parece bonito. Luego de recorrer unas cuantas calles, llegamos a una especie de peatonal con algunos negocios abiertos. James empieza a buscar un lugar para estacionar.
- Este lugar los fines de semana debe ser hermoso - digo mirando por la ventanilla. Hay una gran cantidad de bares, cervecerías y parlantes colgados.
Luego de dejar el auto bajo un foco de luz y casi solo, bajamos y James empieza a caminar por la peatonal.
- Sigo esperando que me digas a dónde vamos.
Sigo fielmente los pasos de James. La intriga me consume.
Caminamos una cuadra y media y doblamos en una esquina. Unos cuantos pasos y un poco de ansiedad más tarde hacen que James se meta en una galería.
Los negocios de la galería están todos cerrados, excepto por uno.
Pasamos la puerta y nos recibe un hombre adulto.
- Bienvenidos a la tienda de tatuajes.
N/A
Buenas bellezas! Espero que estén muy muy bien!
Me alegra mucho saber que les está gustando esta novela, gracias por el apoyo!
Les mando un beso!
- Zoe
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Adultos
RomanceAlexa ama a los hombres. Ama que tengan más de 25 años. Que usen traje. Que tengan barba. Que tengan un gran empleo. Pero hay un hombre en particular en la vida de Alexandra... su profesor de historia, James. Y Alexandra nunca se ha enamorado. Y...