Capitulo 21 - Masaje

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Sora despertó a causa de una de sus pesadillas, desde su llegada a Konoha éstas eran cada vez mas frecuentes. Había pasado una semana desde el día de descanso de Kakashi. 

Intentó cambiar de postura moviéndose en la cama, cuando de pronto, un dolor agudo la paralizó, no podía moverse. Mierda, tenía los músculos de la espalda completamente engarrotados, cualquier intento de movimiento le producía un dolor atroz en las cervicales y la espalda.

—Maldito Gai y su entrenamiento de la juventud —se dijo con enojo.

El día anterior había tenido entrenamiento en Taijutsu y Gai la había hecho correr sin descanso cargando con pesas en los brazos. Intentó incorporarse en la cama, por suerte las cortinas no estaban echadas y la claridad que entraba por la ventana le ayudó a orientarse. Con esfuerzo consiguió sentarse no sin antes emitir un fuerte gemido mientras lo hacía. En una décima de segundo vio un movimiento delante de ella.

—¿Estás bien, Sora? —preguntó Kakashi mirándola con el ceño fruncido mientras se apoyaba en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

Sora volteó los ojos en su dirección; El shinobi llevaba su habitual máscara, pero no así la cinta con el símbolo de la Hoja y Sora volvió a perderse en esa mirada bicolor. Tenía el pelo alborotado de una manera adorable y aún con más de la mitad de su rostro cubierto, ella seguía intuyendo que debía ser muy atractivo. 

Kakashi estaba sin camiseta y vestía unos pantalones anchos tipo deporte. Los pantalones se ajustaban perfectamente a sus caderas, resaltando sus marcadas abdominales, tenía varias cicatrices en su torso, aunque éstas no le restaban atractivo a su cuerpo, al contrario, lo aumentaban. Sora sintió un calor en el vientre y recorrió con la mirada ese fuerte pecho desnudo acentuado por una fuerte musculatura, sus fornidos brazos se notaban en tensión, ese hombre representaba la proporción perfecta de músculos y piel, no era para nada el típico hombre musculoso con grandes bíceps y enormes pectorales. No, Kakashi tenía un torso fuerte pero no en exceso, resaltando los músculos justo donde debían estar marcados. Sora volvió a sentir ese calor en el vientre, comenzó a recorrer con su mirada las líneas exteriores de sus abdominales que bajaban hasta la cinturilla del pantalón y tragó saliva casi hipnotizada. 

Kakashi carraspeó:

—Mmm... Sora, mi cara está aquí arriba —comentó en tono burlón.

Mierda. Sora no sabía donde esconderse, se puso roja como un tomate. ¿Kakashi no podía hacerse el disimulado y fingir que no se había dado cuenta de que se lo estaba comiendo con los ojos? 

No. Él no. 

Kakashi el perfecto no podía pasar por alto nada. Sora intentó salir de la situación mintiendo con descaro.

—Yo... bueno estaba mirando tus cicatrices, son muchas y se ven profundas... Disculpa —le dijo

—Entiendo —dijo el peliplata intentando esconder una sonrisa bajo su máscara, en verdad no le había molestado para nada esa mirada de deseo de Sora—. ¿Qué ocurre? —preguntó—. Ese grito no parecía ser uno de los habituales en tus pesadillas.

Sora lo miró sorprendida, ¿Kakashi sabía de sus pesadillas? Nunca le había comentado nada, "Perfecto, Kakashi 2, Sora 0", pensó con un mohín. Intentó levantar un poco la cabeza, pero un quejido surgió de sus labios. Era como si tuviera una enorme losa de piedra en sus cervicales que le impedía mover el cuello y realizar cualquier movimiento.

—Déjame echar un vistazo —le dijo Kakashi mientras se acercaba a ella con andar felino.

En un instante se había colocado en la cama sentado detrás de ella. Puso sus manos en las cervicales de Sora e inició unos rápidos movimientos, inspeccionando su espalda. Comprobó aún con la camiseta de su protegida puesta que los músculos de sus cervicales mostraban una gran tensión, gruñó levemente preocupado por la situación.

Kakashi mi protectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora