Capítulo 77 - Dos realidades. Vol I.

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Un constante pitido resonando en su cabeza despertó a Sora. Abrió los ojos y observó desconcertada a su alrededor. Se encontraba en una habitación en tonos blancos y azules, volteó levemente la cabeza y vio un monitor cardíaco, no le hizo falta pensar demasiado para deducir que éste era el que emitía el constante pitido y que se encontraba en un hospital.

Apartó las sábanas que cubrían su cuerpo y su corazón latió desbocado al ver la prenda que tapaba su desnudez, sin duda era una de las batas con el logo del hospital provincial de su ciudad. ¿Eso significaba...?

—Kakashi... —murmuró angustiada.

Iba a ponerse en pie cuando una enfermera entró en la habitación con rapidez.

—¡Oh querida! —exclamó sonriendo—. ¡Estás despierta! —Se volteó y miró en dirección al pasillo—. ¡Doctor! —llamó con fuerza—. ¡Venga aquí por favor!

Sora intentó ponerse en pie abrumada por la realidad que estaba viviendo.

No era posible, no podía ser cierto.

¿Había vuelto a su mundo? ¿Era posible?.

Al ponerse en pie, notó de nuevo esa leve sensación de mareo y náuseas y recordó las palabras de Madara: La conciencia de Akane Uchiha ya no estaba en su cuerpo y le costaría un tiempo acostumbrarse a ello. El ya conocido mareo hizo que sus piernas fueron incapaces de aguantar su peso y si la enfermera no la hubiera sujetado, habría  caído al suelo.

—Querida, llevas 5 meses inconsciente, tu cuerpo aún debe fortalecerse, no puedes ponerte en pie —avisó la enfermera recostándola de nuevo en la cama.

Sora la miró sin comprender ¿Había dicho 5 meses? Era imposible. ¿Habían pasado 5 meses desde que regresó de Konoha? Su estancia en Konoha había sido por más de un año... ¿Acaso el tiempo era distinto en ambos mundos? ¿Y ese tiempo lo había pasado en un hospital? Negó abrumada sintiéndose más perdida que nunca, intentó canalizar su chakra para serenarse y un pánico infinito la dominó por completo al darse cuenta de qué no era capaz de encontrarlo. Mierda. ¿Qué estaba ocurriendo?

—Debes permanecer tranquila, todo va a estar bien, has despertado y eso es lo importante —afirmó la enfermera intentando reconfortarla—. Bebe un poco de agua —le dijo acercándole un vaso de plástico, Sora obedeció y al notar como el agua bajaba por su garganta reseca se dio cuenta de lo sedienta que estaba, apuró el vaso enseguida.

—¿Puede ponerme un poco más? —preguntó acercándole el vaso, la enfermera asintió con una dulce sonrisa.

—Deberías beber poco a poco —dijo un hombre de mediana edad desde la puerta, Sora dedujo que se trataba del médico—. Tu estomago lleva meses sin trabajar y debe ir adaptándose a la ingesta de líquidos y alimentos.

Justo el doctor acabó la frase cuando Sora notó  cómo su estomago se contraía y toda el agua que había bebido subía por su garganta. La enfermera en un acto de eficacia profesional, le acercó a Sora un recipiente dónde la joven vomitó todo el liquido que había ingerido unos segundos atrás. El doctor se acercó a su posición y esperó con paciencia a que la chica acabara con los espasmos provocados por las arcadas. Cuando Sora finalizó, la mano del médico se posó en su hombro en gesto tranquilizador y comenzó a hablar.

—Hoy hace 4 meses y 2 semanas que una de tus compañeras de trabajo llamó a los servicios de emergencia. No te habías presentado a trabajar y no contestabas a sus llamadas, dijo que no era propio de ti y junto con un policía fueron a tu departamento. Te encontraron inconsciente en el sofá —explicó—. A primera vista parecías dormida, pero cuando intentaron despertarte, les fue imposible. —El médico se pausó brevemente para darle tiempo a la chica de asimilar sus palabras—. Te llevaron a Urgencias y justo ese día yo cumplía turno de guardia —aclaró—. Llegaste inconsciente y en seguida me di cuenta que estabas en estado de coma. Te llevamos a hacer pruebas: Tac, escáner cerebral, analíticas, resonancias... Todo estaba correcto, no había ninguna razón médica por la cual no pudieras despertar, pero pasaban los días y seguías en ese estado... La única cosa que me resultaba un tanto extraña era que tenías una actividad cerebral muy alta para estar en coma... Pero dedujimos que se trataba de que estabas soñando, ya que tu pulso se aceleraba en respuesta a esa actividad. —Miró a Sora con interés—. ¿Recuerdas haber soñado algo? ¿Con alguien?

Kakashi mi protectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora