Darui observó con los ojos enrojecidos como el sol asomaba en el horizonte. Estaba amaneciendo y llevaba toda la noche sentado en el suelo del balcón de su apartamento. Le dio un último trago a su cerveza y la dejó a su izquierda, justo al lado del enorme montón de latas vacías que lo habían acompañado en su larga noche en vela.
Estaba borracho, muy borracho.
Pero aún no era suficiente.
Había comprobado que esas aspas giratorias que aparecían en su mente para controlarlo se debilitaban con la ingesta de alcohol. Con cada lata que bebía, el dolor de cabeza era menos intenso. Pero aún no era suficiente. Se había levantado varias veces con la determinación de acudir a la Torre Hokage para dar aviso a la Quinta de que algo no iba bien en su cabeza. Y cada vez que lo hacía, las aspas volvían a girar y ese dolor atroz dominaba sus sentidos. No era hasta que volvía a sentarse y desistía de su idea que éstas desaparecían y ese horrendo martilleo remitía como por arte de magia.
Darui sonrió con amargura. Hacia tres horas que no había intentado levantarse y acudir a ver a Tsunade-sama, tres horas en las que no había hecho más que beber y sentirse mezquino. Por separar a dos personas que se amaban, por llenarle la cabeza a Sora de mentiras sobre Kakashi... Por amarla tanto que una parte de él le gritaba que estaba haciendo lo correcto, que debía luchar por ella, que podía hacerla feliz... Que la quería a su lado. Pero sabía que no a cualquier precio. Él no actuaba así. Ella merecía saber la verdad y decidir, aunque Darui ya sabía cual sería su decisión. No había más. Sora se lo había dejado claro y sin duda, estaba jodido.
Agarró otra cerveza, suspiró, la abrió y le dio un largo trago.
Menuda mierda.
Quizás estaba condenado a no ser correspondido en eso del amor. A vivir una vida diferente a la que siempre soñó, a contentarse con compartir noches de sexo llenas de caricias vacías... ¿Por qué tras tantos años había tenido que enamorarse de una mujer que no le correspondía? Se sabía un hombre atractivo, un tipo que gustaba a las féminas. Tenía un buen cuerpo, era inteligente, divertido y sabía como tocar a una mujer. Los gemidos y gritos que le provocó a Sora cuando la tuvo en sus brazos, no eran fingidos.
Joder, pensar en el sensual encuentro que tuvo con la viajera contra la pared del salón lo puso duro con una rapidez asombrosa. Ella era apasionada, muy apasionada. A todos los hombres les gustaría tener a alguien como Sora entre sus brazos. Desinhibida, pícara, entregada... Caliente. Samui era igual, pero tenía que reconocer que la rubia tenía un punto de languidez que lo volvía loco, detrás de esa apariencia seria y tranquila se escondía una mujer con la misma pasión que la fuerza de un volcán. En Sora podía intuirse, su carácter divertido y bravo ya lo daban a entender. En cambio Samui... Ella siempre fue una caja de sorpresas.
Darui negó molesto y resopló con enfado. Si seguía pensando en esas dos mujeres acabaría acudiendo a la Torre Hokage no sólo tomado hasta las trancas, si no con una erección del carajo. De seguro la Quinta lo golpearía si lo viera acudir en ese estado. El Capitán de Kumo sabia que podría considerarse un hombre afortunado si salía de ese despacho con todos los huesos en su sitio, si a eso le sumaba acudir a ver a la líder de la Hoja con una erección, sin duda acabaría en el hospital.
Lo intentó de nuevo. Se puso en pie y pensó en acudir a ver a la Godaime para pedirle que buscara a un ninja psíquico, alguien que pudiera detectar que le estaba pasando. Justo al acabar ese pensamiento, esas jodidas aspas giratorias dominaron sus pensamientos y ese dolor punzante e intenso le martilleó la cabeza.
Darui se llevó la mano a la sien y continuó pensando en lo mismo: En acudir a la Torre, ver a Tsunade y pedirle su ayuda. A pesar del dolor, una sonrisa triunfal se dibujó en el bronceado rostro del rubio. El dolor continuaba ahí. Era intenso, muy intenso, pero ya no estaba a niveles tan insoportables. Continuó con sus pensamientos, quizás la Hokage mandara llamar a un miembro del clan Hyuga para que lo inspeccionara con su Ojo Blanco, eso sin duda aclararía bastante la situación.
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Kakashi mi protector
FanfictionSora despierta en un mundo desconocido, un mundo Ninja al borde de la guerra. Ella sabe que su presencia allí no es casual, ha visto ese mundo en sus sueños y, misteriosamente a lo largo del pasado varios miembros de su familia han viajado allí. Kak...