Capitulo 42 - Trampa

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Kakashi despertó sobresaltado, la imagen de Sora clavándose la Katana en el vientre le devolvió a la realidad con el corazón roto y un desgarrador lamento en su garganta.

—¡¡Sora!! —gritó con desesperación poniéndose en pie con rapidez, miró a su alrededor y comprobó con tristeza que estaba en una habitación del hospital de Konoha—. No —gimió abatido, pensando en lo que eso significaba—... No puedo vivir sin ti... —murmuró roto de dolor dejándose caer al suelo derrotado—. No imagino una vida sin volver a ver tu sonrisa... —sollozó con lagrimas en los ojos. Y de pronto la notó: Esa cálida energía tan característica y amada, el chakra de Sora. En su cuerpo, fluyendo con fuerza, unido al suyo. ¿Cómo era posible? Ella tenía una herida mortal y él comprobó cómo la vida se le escapaba... ¿Quizás Pakkun? ¿Lo había logrado? ¿Había conseguido ayuda? Un brillo de esperanza comenzó a crecer en su corazón. Se concentró en localizar el chakra de Sora, en encontrarla y una sonrisa se dibujó en su rostro al hallarlo a tan sólo unos metros de su posición.

Kakashi se puso en pie con un rápido movimiento y salió de la habitación como un vendaval. Corrió por los pasillos del hospital en dirección al chakra de Sora, esquivando al personal sanitario y a los enfermos con los que se cruzaba con rápidos movimientos. Kakashi era consciente de que éstos se giraban y lo miraban con asombro y gesto recriminatorio, sabía que sólo vestía unos bóxers negros, pero al peliplata no le importaba. Iba al encuentro de Sora, de su luz, de la mujer que amaba y estaba tremendamente feliz, pues a cada zancada que daba, notaba con más y más fuerza la presencia de la joven. Dejó tres pasillos atrás y vio dos puertas, sonrió sin dejar de correr, en la segunda, detrás de ésta se encontraba Sora.

Llegó hasta la puerta y la abrió con brusquedad entrando como un ciclón. Y entonces, la vio. Sonriendo, hablando con la Hokage y varias aprendices de  médico y Kakashi supo que la vida no podría tener sentido sin ella, que había nacido para amarla. Sus ojos se annegaron en lagrimas y su pecho se hinchó de felicidad, de orgullo y de amor. Y corrió hasta Sora y la abrazó con fuerza sollozando como un niño por poder estrecharla de nuevo en sus brazos, por poder sentir su calidez, reconfortado por su presencia y feliz de verla a salvo.

—Dios, Sora —sollozó sin soltarla—. Creí que habías muerto, pensé que te había perdido... —musitó separándose de ella para tomar con suavidad su bello rostro entre sus manos—. No vuelvas a darme estos sustos, en verdad vas a acabar conmigo, mi quejica... —le dijo sonriéndole con ternura y sin dejar que ella le contestara posó sus labios en los de ella.

Kakashi besó a Sora con desesperación, poniendo en ese beso toda la frustración y el miedo de creer que la había perdido. Buscando la lengua de ella con ansía y desenfreno, sin dejar de llorar, abrumado por la felicidad de que ella respondiera a su beso.

Continuó besando a Sora con todo el amor que sentía, le pareció oír varias risitas ahogadas a su espalda, pero no le importó, hasta que de pronto oyó un carraspeo y unos brazos con fuerza sobrehumana lo apartaron de Sora, miró con disgusto a la persona que lo separaba de ella.

—¡¡Hatake Kakashi!! —Bramó la Hokage con enfado—. ¡¡¿¿Acaso te piensas que estás en un Motel??!!! —preguntó roja de ira, mirando con incomodidad a las aprendices que tenía al lado, éstas miraban sonrojadas al jonin con los ojos abiertos como platos debido al asombro y al placer de ver al peliplata practicamente desnudo —. ¡¡Maldito vago pervertido!! —le gritó con reproche—. ¿No ves que estás corrompiendo con tu comportamiento y vestimenta a mis alumnas? —continuó con enojo la Quinta, Kakashi divertido, les guiñó un ojo a las jovencitas y éstas gritaron con frenesí— ¡Serás...! —aulló la Quinta con enojo—. ¡Deja de provocar a mis alumnas!! —gritó de nuevo, Sora miraba la escena sonriendo divertida y Kakashi volvió a perderse en su maravillosa sonrisa—. ¡¡Vosotras!! —bramó la Hokage a sus aprendices—. ¡¡Dejad de mirar como unas bobas a este vago pervertido de una vez!! —exigió con enfado—. ¡¡¡Salid de la habitación!!! —ordenó roja de ira, luego miró a Kakashi con el ceño fruncido—. Y tú —le dijo al jonin—. Tienes diez minutos para volver a tu habitación, te esperaré allí para que me des todo el informe sobre ese Akatsuki —le dijo dirigiéndose a la puerta—. ¡Diez minutos, Kakashi! —amenazó con enfado— Ya tendrás tiempo de jugar a tus pervertidos juegos con Sora cuando te dé el alta —avisó desde el umbral—. No te atrevas a llegar tarde o delegaré la seguridad de Sora en otro jonin. —Entrecerró los ojos con malicia—. Creo que Darui sería un buen candidato... —dejo con una sonrisa irónica antes de desaparecer y cerrar la puerta.

Kakashi mi protectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora