Capítulo 78 - Dos realidades. Vol II

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Kakashi estrechó a Sora con fuerza entre sus brazos. Por fin había dado con ella. Tras pasarse casi un dia entero vagando en esa ciudad de locos con tantos habitantes que creyó no ser capaz de hallarla. Recordó su sorpresa al aparecer en un oscuro callejón y darse cuenta que su olfato sí era capaz de identificar olores específicos. Parecía que su sentido, aunque menos desarrollado, continuaba siendo superior a la media y gracias a eso, tras casi un día de búsqueda, había dado con su rastro, con el olor más fascinante y maravilloso del mundo. El olor de su quejica.

Se aferró con fuerza a Sora y suspiró extasiado, aún no comprendía como había sido capaz de pasar un año sin ella. Joder, tenerla de nuevo entre sus brazos le causó una tranquilidad y una felicidad infinitas. Cerró los ojos con deleite, mientras le besaba la coronilla. Mierda, la había encontrado, por fin. Estaba abrazándola de nuevo y por fin podrían estar juntos. En Konoha o en el mundo de Sora, eso no le importaba. Lo único importante es que la volvía a tener en sus brazos, devolviéndole la vida, causándole miles de fabulosas sensaciones.

Kakashi agarró a Sora por la nuca y la besó con pasión. Carajo, cuánto había añorado eso.

Introdujo su lengua con decisión en la boca de la joven, ella respondió con anhelo y el peliplata se olvidó de todo lo que no fuera esa mujer y el hambre que causaba en él.

La empujó con suavidad hasta entrar en la vivienda sin dejar de besarla y cerró la puerta ayudándose de su pie. Seguidamente la acorraló contra esa misma puerta, pegó su cuerpo al de ella y dejó salir toda la pasión acumulada por casi un año; sus manos subieron por las piernas de Sora acariciando sus muslos.

Dios, esos suaves gemidos iban a acabar por volverlo loco.

Continuó tocándola  sin dejar de besarla, subiendo poco a poco, con su quejica se le quitaban las prisas. Dejó libre la mano que tenía sujeta la nuca de la joven y se centró en esos turgentes senos, le parecieron más llenos que antes y sin darse cuenta sonrió sin dejar de besarla. Le importaba una mierda si había ganado peso, lo único importante era todo lo que provocaba en él: Ese bienestar infinito, ese deseo incalculable, esa sensación de plenitud... Continuó besándola y acariciándola, escuchando sus suaves gemidos hasta que al intentar acceder a su ropa interior notó como Sora se tensaba.

Ese gesto hizo que todas las alarmas de Kakashi se activaran. Mierda, otra vez el ser apresurado (cosa que sólo le ocurría con ella), había causado incomodidad en Sora. Ni tan sólo le había preguntado cómo se encontraba, si estaba bien, si había tardado demasiado en volver a por ella.

Un malestar infinito dominó a Kakashi... ¿Y si habían pasado años y Sora había encontrado a alguien?

Orochimaru tenía la sospecha de que el tiempo no transcurría igual en ambos mundos y creía que posiblemente en la dimensión de Sora el tiempo transcurría más rápido. ¿Quizás ya no le amaba? Miró de soslayo hacia la parte del cuello de Sora dónde tendría que estar la marca del Clan y su corazón se saltó un latido al no verla... Sabía que sería así, pero un gran temor inundó sus sentidos ¿Y si ya no le amaba? ¿Y si le había olvidado? A pesar de saber que debía parar, le era imposible detenerse, parar ese mágico momento.

—Kakashi... —murmuró Sora apartándose con incomodidad, él paró sus caricias y la observó con una mirada difícil de interpretar para la viajera.

Sora miró a Kakashi con preocupación, estaba terriblemente feliz por verle, por tenerle de nuevo enfrente y no había nada que deseara más que entregarse de nuevo a él, volver a sentir sus caricias y sentirse completa, pero antes él debía conocer su situación, su embarazo. Sabía que con el ancho camisón que vestía su estado no se notaba, pero en cuanto se desnudara o las hábiles manos de Kakashi rozaran su vientre, él se daría cuenta. Aún pesar de eso, aunque tuviera menos tiempo de embarazo y éste no fuera visible, Sora querría decírselo igualmente. Era algo que Kakashi merecía saber. Se pausó levemente incapaz de encontrar las palabras adecuadas hasta que finalmente balbuceó...

Kakashi mi protectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora