Capitulo 3 - Despertar

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Sora despertó en una habitación blanca, por la apariencia parecía un hospital. Miró hacia la ventana y divisó cinco rostros esculpidos en piedra. Se estremeció. Ese monumento al igual que el claro donde enfrentó al lobo, le resultaba familiar.

Desde aproximadamente cuatro años atrás, Sora tenía sueños extraños y difusos. En ellos aparecían lugares que jamás había visto antes y desde que había despertado en ese mundo, esos lugares se volvían reales, ligeramente cambiados como en el caso del claro del bosque o muy cambiados como el caso de los rostros en piedra. En los sueños de Sora, el monumento de piedra sólo contaba con un rostro, en esta realidad habían cinco.

Se removió inquieta y un dolor sordo le aguijonó el vientre, Sora se llevó la mano al lugar  y comprobó sorprendida que la herida ya casi sólo afectaba a la parte externa de su piel. Según pudo comprobar, la herida estaba limpia y cosida, y dada la gravedad de la misma tras el incidente, presentaba una recuperación de varias semanas. Volvió a recordar al lobo y en ese instante exclamó:

—¡¡La niña!! —Intentó ponerse en píe pero sintió otra vez el mismo dolor, esta vez recorriéndole el brazo.

—Vaya, parece que ya estás despierta —dijo una chica asomándose a la puerta.

La jovencita entró en la habitación cerrando la puerta tras de sí. Tenía el pelo rosa y ojos verdes, a Sora le pareció que la chica debía rondar los dieciséis años, llevaba una bata blanca por lo que pensó que sería parte del personal del centro médico.

—Me llamo Sakura y soy una alumna del hospital de Konoha. ¿ Cómo te encuentras? —le preguntó con una sonrisa.

Sora se tensó aún sentada en su cama, de nuevo esa palabra: Konoha

—Bien —contestó Sora, mientras movía de nuevo el brazo—. Creo que mejor de lo que esperaba.

—Eso es gracias a la habilidad curativa de nuestra Hokage, Tsunade-Sama —respondió riendo la muchacha.

Hokage,  Sora palideció. ¿Qué estaba pasando?

—¿Te encuentras bien? —preguntó Sakura notando su inquietud.

—Sí, sí disculpa, es sólo que estoy un  poco desorientada —mintió Sora—. ¿Cómo se encuentra la niña del bosque? ¿Está bien?  —cambió de tema angustiada, recordando de nuevo a la niña.

—¿Mirai? Se encuentra perfectamente, solamente tiene un rasguño en la rodilla.

—Oh... Que bien —respondió Sora—. Estaba un poco preocupada por ella. Por cierto ¿Qué hacia una niña tan pequeña sola en un bosque frecuentado por esos lobos tan agresivos? —preguntó extrañada.

—Mmm... La verdad es que en los alrededores de la villa normalmente no hay ningún tipo de animal salvaje. Es más, nunca antes había visto esa clase de lobo y por lo que tengo entendido, jamás habían aparecido hasta hoy. Un equipo de rastreo está buscando pistas para aclarar la situación —dijo sonriendo.

—Entiendo —respondió la extranjera —. Por cierto, disculpa mis modales aún no me he presentado. Soy Sora —saludó levantando el brazo.

Sakura sonrió, imitando el gesto en señal de respuesta.

—Hola Sora, es un placer. Me encantaría quedarme aquí charlando contigo, tengo muchísimas cosas que preguntarte ¡Eres todo un misterio! Pero tengo que marcharme, la Hokage me ha dado ordenes de avisarla en cuanto despiertes y Tsunade-Sama se pone de un humor de perros cuando no obedecen sus ordenes.

Dicho esto Sakura, desapareció tras la puerta.

Sora quedó nuevamente sola en la habitación, volvió a pensar en su abuelo y en las palabras que éste murmuraba entre delirios, en la tranquilidad con la que su abuela reconocía esas palabras y en la extraña situación en la que ahora mismo se encontraba.  Por lo que había podido deducir, la palabra Hokage designaba a una persona de autoridad en la villa, en este caso parecía ser una mujer y por lo que le había comentado la chica, gastaba bastante mal genio. Por otro lado, Sakura y Mirai habían usado la palabra Konoha en un contexto que indicaba que se trataba del nombre de la población dónde se encontraban. Pero ¿Cómo era posible que su abuelo conociera esos dos conceptos? Recordaba haber mantenido una conversación con su abuela sobre este tema, pero en esos momentos no conseguía recordar nada más. Intentó concentrarse y romper el bloqueo que sentía en su mente, pero en ese momento la puerta se abrió con estridencia.

Kakashi mi protectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora