Kakashi mi protector

Capitulo 36 - Te amo

*** (Recomiendo la canción adjunta en multimedia)***

❤️❤️❤️

Kakashi observó con temor como la tenue luz del alba comenzaba a iluminar el firmamento, un dolor sordo le atenazaba el pecho al saber que estaba llegando a su fin la mejor noche de toda su vida.

Se encontraba sentado en el filo de la cama, Sora estaba a su lado tumbada y dormida, respiraba plácidamente y Kakashi se giró y  volvió a perderse en su hermoso rostro. Cerró su ojo derecho y volvió a recorrer cada centímetro de su amada con su dotjutsu. No sabía cuantas veces había copiado ya el recuerdo del cuerpo y el rostro de su protegida, pero aún temía que fueran pocas, no conseguía saciarse de ella, no encontraba consuelo al saber que no sabía cuanto tiempo pasaría hasta poder acariciarla de nuevo.

Te amo, Sora. Pensó con emoción y tristeza. Eres la primera mujer que he amado y estoy tan jodido que vas a ser a la única que no se lo diga.

Después de que Sora se durmiera en sus brazos, Kakashi había dejado pasar las horas contemplándola sin descanso, rozando con suavidad la suave curva de su espalda, la fina línea de su ombligo, adorándola en silencio. Mientras la acariciaba con ternura, el jonin sentía como las lagrimas resbalaban por su rostro.

Lloraba de amor y también de desesperación.

Lloraba por el hombre que quería llegar a ser y no podía alcanzar.

Lloraba por la tristeza de saber que existía la posibilidad de perder a Sora para siempre.

Y lloraba al pensar que sino actuaba con todo su aplomo y determinación después de esa noche, haría daño a Sora. A su luz. A la mujer que amaba como jamás creyó que se pudiera amar. 

Durante su escrutinio, estuvo a punto de despertarla innumerables veces mientras la miraba embelesado, quería amarla de nuevo, esta vez con ternura, con suavidad, rozando cada suave curva de su cuerpo con amor y entrega, abrazarla sin descanso mientras ella gemía en sus brazos.

Y quería decirle que la amaba, pero temía que ella se diera cuenta de que por primera vez, esa afirmación era cierta. No podía decirle a Sora la verdad, no hasta que dejara de estar roto y sin quererlo, la rompiera con él.

Miró de nuevo por la ventana, faltaban quince minutos, veinte como mucho para que el sol asomara por completo y rompiera el alba. Aún podía amarla una vez más, deleitarse con la suavidad de su piel, estremecerse con sus caricias, sentirse completo... pero sólo una vez más.

Se tumbó a su lado y comenzó a besarla con suavidad, despacio, poniendo todo su ser y su amor por ella en cada beso, y Sora abrió los ojos. Esos enormes y preciosos ojos oscuros que le habían robado el corazón, lo miró con ternura y le sonrió y Kakashi pensó en que no había nada que no fuera capaz de hacer por esa mujer con tal de verla sonreír, con tal de contemplar ese hoyuelo travieso y ese brillo en su mirada.

La amaba, con cada latido de su roto corazón.

—Hola —le dijo ella casi en un susurro mientras estiraba los brazos, él siguió mirándola embelesado.

—Hola —contestó el jonin finalmente—. ¿Estás bien? —le preguntó dándole un suave beso en la punta de la nariz a la vez que se incorporaba y volvía a sentarse al filo de la cama—. Has descansado lo suficiente? —Ella rió divertida.

—Creo que necesitaría un día entero durmiendo para recuperarme de lo que pasó hace unas horas, Kakashi —contestó pegándose un poco más a él—. Pero sí —dijo finalmente—. Digamos que he tenido un sueño de lo más reparador —afirmó riendo.