Capítulo 75 - La verdad

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—Madara Uchiha, hombre arrogante... —habló Akane controlando el cuerpo de Sora—. ¿Qué has hecho? —cuestionó con enojo.

Al instante Madara posó sus labios sobre los de ella y Akane Uchiha fue incapaz de razonar. Tras tantos años, sentir de nuevo los fuertes brazos de su esposo aferrándola a él la hicieron volver al pasado. A esos años en los que la felicidad era completa. Sabía que debía hablar con Madara, parar esa locura que había creado, pero no pudo evitar dejarse llevar por esa pasión y ese amor que sentía por él...

Mientras tanto, Sora permanecía presa en su propio cuerpo, al contrario que Akane ella no era capaz de ver ni sentir que estaba ocurriendo. Intentó comunicarse con Akane, pero sus palabras no parecían ser escuchadas ya que no obtenía respuesta. Por unos instantes Sora se dejó llevar por el pánico, ¿Y si Akane la había engañado? ¿Y si al dejarla tomar el control de su cuerpo se había condenado? Esa oscuridad y vacíos completos en los que se encontraba no hicieron más que aumentar el miedo atroz que había comenzado a sentir. Intentó respirar para tranquilizarse e inició los métodos de meditación que Kakashi  le había enseñado. Las técnicas parecieron funcionar y Sora consiguió controlar esa horrible ansiedad... No obstante, seguía sin poder comunicarse con Akane ni conseguir saber qué estaba ocurriendo... Los minutos se convirtieron en horas y la viajera llegó a la conclusión de que iba a costarle más de lo que creía lograr saber qué estaba ocurriendo y mucho más poder comunicarse con Akane. No obstante, no se dejó llevar por la desesperación e intentó concentrarse. Sabía que si Akane lo había logrado, ella también podría hacerlo. Cerró los ojos y utilizó toda su tenacidad en lograr conectar con la realidad.

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Kakashi y Obito permanecían a la espera en la entrada del santuario de Madara. La apertura de la gruta parecía despejada e invitaba a adentrarse en ella. La primera intención de Kakashi fue la de introducirse, pero Obito le avisó de que la cueva contaba con un sistema de seguridad diseñado por Madara. Éste consistía en activar una barrera que evitaba dejar entrar a nadie en intervalos de 30 minutos. Si antes de que pasara ese tiempo cualquier
persona intentaba pasar, a parte de ser detectado por el Uchiha, también caía en un jutsu peor que la muerte. Los dos shinobis esperaban en un frondoso bosque a que pasara el tiempo establecido. Una vez pudieran entrar, lo harían juntos. Kakashi ocultaría su chakra y Obito entraría llamando a Madara para explicarle la ficticia situación en el campo de batalla, su intención era hacerle volver a éste y dejar a Sora en la gruta para que Kakashi pudiera hablar con ella y salir de allí juntos.

—Ejemm... Kakashi —murmuró Obito desde su posición para llamar la atención de su antiguo compañero.

Kakashi se encontraba de pie con los brazos cruzados, recostando la espalda contra un tronco. El peliplata alzó la mirada y la posó en Obito mientras inclinaba la cabeza en forma de respuesta. Al Uchiha le sorprendía la tranquilidad que presentaba, Sora estaba en una situación muy complicada, tanto que quizás desaparecería para siempre, pero el Hatake se mostraba sereno y tranquilo. Decidió ignorar ese hecho y formular la pregunta que durante tanto tiempo se había hecho.

—¿Nunca lo sospechaste? —cuestionó con interés—. ¿Qué en realidad era yo quién se encontraba detrás de las muertes de esas dos mujeres y de tu amigo Takeshi?

Kakashi negó con rotundidad.

—Cuando tu máscara cayó... —explicó el pelilpata negando para si— Lo vi tan y tan claro... Mierda, incluso ese símbolo que dejabas —habló recordando el emblema Uchiha en tonos morados y con una franja a cada lado, luego volvió a encogerse de hombros—. Supongo que durante demasiado tiempo creí que era un castigo justo... Por incumplir mi promesa, por no proteger a Rin... Decidí que aceptaba mi destino porque lo merecía y no me hice preguntas ni busqué respuestas... Jamás le expliqué a nadie, ni quise solucionarlo... Sólo tras conocer a Sora intenté averiguar, pero estaba tan convencido de que era algo místico que para nada me di cuenta de lo obvio... —Su ojo visible se iluminó en un brillo divertido—... Creo que después de todo si que me merezco eso de "bakakashi"... —confesó ya sin ese brillo en la mirada, Obito asintió con ademán serio.

Kakashi mi protectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora