Capitulo 26 - Baño canino

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Sora enjabonaba a Urushi mientras miraba a Kakashi por el rabillo del ojo. El shinobi se había quitado la camiseta sin mangas y sólo llevaba puesto el pantalón reglamentario. Estaba aclarando a Buru y se le veía de lo más concentrado.

La joven contempló de nuevo el fuerte torso del peliplata, su protector estaba muy en forma, parecía un modelo de anuncio con esas marcadas abdominales. Su piel estaba ligeramente bronceada y varias gotas de sudor y agua bajaban por su pecho, resbalando con suavidad por esos músculos de infarto. Era jodidamente sexy, esas cicatrices y esa perfecta tableta que bajaba hasta la cinturilla de su pantalón... Se veía perfecto.

Aún no acababa de comprender las sensaciones que le había producido el beso de Kakashi, éste había sido tierno al principio y luego se había vuelto mucho más exigente, causando en ella un deseo abrumador. Cuando el peliplata la tumbó sobre la cama, Sora dejó de lado cualquier tipo de inseguridad, le asustó descubrir que si Kakashi no hubiera parado, habría acabado acostándose con él.

Ella, la tonta remilgada había estado a punto de tirarse a un hombre sin ni siquiera una primera cita. ¿Qué le pasaba con Kakashi? ¿A qué se debía esa desmesurada atracción hacia él? Incluso su olor le parecía irresistible. Pensó en las palabras del peliplata tras separarse de su abrazo, en su norma de una sola noche y en lo complicado que hubiera sido todo entre ellos si él no hubiera puesto fin a la situación.

Eran polos opuestos: Kakashi, un hombre de una sola noche y ella, una mujer tradicional de primeros besos tras varias citas...

Al menos hasta la noche anterior, ya qué tras ese beso, todo había cambiado.

Si ella aún no podía darle esa única noche, no era por su inseguridad, el deseo por ese hombre era mucho más grande que ésta, la verdadera razón era que ella no se conformaría con una sola noche. Tal y cómo le comentó Kurenai, Sora acabaría involucrándose emocionalmente y Kakashi no era ese tipo de persona. Por tanto, debía dejar de lado esa idea o simplemente, conseguir sentir una simple atracción sexual por su protector, sin implicaciones emocionales, sin encariñarse con él. El peliplata sólo podía ofrecerle una única noche, y tras su conversación, Sora sabía que por el momento, esa norma era para él inamovible. El desazón que percibió en Kakashi cuando ella le comentó en broma que quizás había repetido con alguna mujer sin darse cuenta, era real.

—¡¡Buru!! ¡¡No!!  —gritó divertido Kakashi sacándola de sus pensamientos—. ¡No te sacudas!  —exclamó de nuevo, pero el can decidió omitir la orden y se sacudió con fuerza mojando al peliplata.

Sora rió divertida, cómo Buru era tan grande Kakashi acabó con el pelo empapado y chorreando agua de arribar a abajo. Él la miró divertido y se encogió de hombros, llevó la mano a su máscara y se la quitó dejándola en el suelo.

—Es realmente incómodo llevarla cuando está mojada  —explicó tras observar la cara de desconcierto de Sora.

Ella volvió a perderse en ese hermoso rostro, con el pelo mojado y a plena luz del día, aún se veía más guapo. Quiso preguntarle el porqué de esa máscara, pero se retuvo. Si conseguía seguir siendo una mujer risueña, él le contaría su secreto sin que ella tuviera que preguntarle.

—Yo creo que debe ser incómoda en cualquier situación —respondió Sora con sinceridad—. En un día caluroso como hoy debe ser muy molesta  —finalizó la joven, él alzó su ceja divertido y asintió mirándola con picardía.

—Creo que para alguien tan quejica como tú, sería imposible llevarla  —bromeó él guiñándole el ojo.

Sora le tiró la esponja con la que estaba enjabonando a Urushi, Kakashi esquivó con rapidez el objeto y emitió una divertida carcajada mientras la observaba con un deje de orgullo. Oír reír a Kakashi le producía una maravillosa felicidad.

Kakashi mi protectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora