Sora despierta en un mundo desconocido, un mundo Ninja al borde de la guerra. Ella sabe que su presencia allí no es casual, ha visto ese mundo en sus sueños y, misteriosamente a lo largo del pasado varios miembros de su familia han viajado allí.
Kak...
Kakashi caminaba con apariencia despreocupada por las calles de Konoha en dirección a la mansión Hokage, sus manos en los bolsillos y su mirada adormilada no mostraban la agitación que sentía por dentro. El suceso de los lobos lo había dejado intranquilo, recordaba haber leído algo sobre esas bestias en sus años como ANBU (el escuadrón especial de tácticas y espionaje de Konoha). Como capitán de escuadrón había tenido acceso a los archivos secretos de la Villa y dada su afición a la lectura, había aprovechado esa situación para leerlos en su mayoría. Fueron años oscuros para Kakashi, después de la muerte de Obito y Rin, sus compañeros de equipo; y de la de Minato, su Sensei, decidió no establecer ninguna vinculación estrecha con nadie .
En varias ocasiones se vió tentado a abandonar la villa y volverse un Ninja renegado, ya no tenía a nadie que le atase a Konoha y con el paso del tiempo su dolor y soledad ganaban más espacio en él. Llegó un momento en que la única motivación que tenia para levantarse por las mañanas tras despertar empapado en sudor a causa de sus pesadillas, era saber que con toda posibilidad durante la jornada podría matar a alguien. Se volvió más introvertido que antes, escudando sus sentimientos en una coraza de indiferencia hacia los demás, basando su existencia en hacerse cada día más fuerte y hábil para poder proteger a los mismos compañeros que apartaba de él a causa de su actitud distante, así era Kakashi, una contradicción constante.
Pasaron los años y en la adolescencia descubrió los placeres del sexo, mientras estaba con una mujer se permitía expresar esos sentimientos que tenía reprimidos, era como si al unirse íntimamente con su amante, pudiera apartar esa soledad y romper su coraza. Las abrazaba y besaba como si no hubiera un mañana y cuando llegaban al clímax, siempre les murmuraba un te quiero. como un juguete roto intentando que con esas palabras la otra persona le respondiera con la misma vehemencia mientras le abrazaban entre jadeos, recordándole que no estaba sólo, que aunque fuera por unos escasos momentos alguien podía amarle. Aunque sólo fuera debido a la excitación del momento, Kakashi se sentía liberado de esa soledad que se había autoimpuesto, feliz por unos instantes con una persona abrazándole. Luego, recogía sus cosas y se marchaba, no había un mañana. Jamás. No podía permitírselo. Y sólo él sabía el porqué. Como mucho pasaba la noche con ellas y desaparecía al alba, agradecido por haber pasado la noche con alguien abrazándole volvía a su rutina como ANBU. Durante esa época Kakashi sólo era fiel a dos principios: No abandonar jamás a un compañero de equipo y no pasar más de una noche con una mujer, ese era su camino Ninja, como diría Naruto.
—Suerte que las cosas cambiaron un poco al convertirme en Sensei... —Suspiró—... Parece que ya he llegado —comentó parado frente a la mansión Hokage.
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Tsunade Senju, la Quinta Hokage y líder de la Villa de Konoha se encontraba en su despacho rodeada de montones de papeles y documentos, su rostro mostraba preocupación mientras revisaba unos antiguos pergaminos que tenía delante de ella.
—¿Has dado el aviso, Shizune? —preguntó con enfado—. Ya tendría que haber llegado.
La ayudante y mano derecha de la Quinta que se encontraba a su lado asintió con preocupación.
