Capítulo 71 - Akane Vol I

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Akane corría por las calles de Konoha, tenía 18 años y los últimos tres meses habían sido los más felices de su vida. Su tío, el actual cabeza de familia, había estado ausente durante ese tiempo y además de eso, estaba enamorada. Sintió como sus mejillas se ruborizaban al recordar la apasionada confesión de amor de Tobirama. Todas las adolescentes de la aldea suspiraban por sus atenciones y él, ese chico serio y responsable, se había fijado en ella.

Akane procedía de un clan humilde, los Sentei. Sólo su padre había logrado forjarse cierta reputación como shinobi ya que la mayor parte de su familia, ella incluida, correspondían a esa escasa minoria de ninjas que no poseían chakra. Su padre había sido un caso a parte, luchó durante años en las escaramuzas que los Senju y los Uchiha prolongaron durante decadas, haciendo de su nombre una leyenda. Amasó fortuna y se casó con una joven noble que murió al dar a luz a su única hija, Akane. Varios años después del nacimiento, su padre murió en batalla y su tío se hizo cargo de ella, de su anciana abuela y de lo que más ansiaba desde hacia años: La fortuna que amasó su hermano.

Sentei Minoru no tardó en gastar el oro que su hermano dejó para el bienestar de Akane y su abuela, la fortuna del fallecido fue vilipendiada en tabernas y prostíbulos. En pocos años el menor de los hermanos Sentei se había convertido en un alcohólico amargado y abusivo. Akane ya desde pequeña al salir de la escuela se ocupaba de su abuela y ayudaba las mujeres de los distintos clanes vecinos quienes le enseñaban a realizar labores y recompensaban a la aplicada chiquilla con víveres y dinero que ésta ocultaba a la vista de su tío.

Los años pasaron y Akane se convirtió en una mujer inteligente, bondadosa y tenaz. A base de engaños y falsas palabras era capaz de ocultarle a su tío que gracias a su trabajo, su familia subsistía. Sentei Minoru sólo se preocupaba de beber e incluso a veces la golpeaba cuando volvía a altas horas de la madrugada de alguna taberna. Fue en una de esas nocturnas palizas cuando Akane descubrió la verdadera razón del odio de Minoru hacia su persona: Entre golpes le dijo que ella era la culpable de la muerte de su madre, ya que ésta murió al darla a luz y su tio amaba en secreto a la mujer de su hermano. Después de esa noche, eran pocas las veces en que su tío volvió a golpearla. Parecía avergonzado y con el tiempo, las palizas se convirtieron en un triste recuerdo.

Akane dejó de lado sus pensamientos al entrar en su humilde casita, cruzó el umbral, se descalzó y corrió a abrazar a su amada abuela materna. La mujer la estrechó con fuerza entre sus brazos y Akane sonrió feliz. Su abuela siempre decía que no había nada más hermoso que ver sonreír a su querida nieta. La joven aún continuaba abrazándola cuando una mano la aferró con brusquedad del antebrazo y la separó de su abuela. Su tío había vuelto. El hombre comenzó a reprocharle por cosas sin sentido, diciéndole que era una vaga y que jamás había ayudado en nada a la familia. Akane miró al suelo sin protestar, había aprendido que si lo hacía, la ira de su tío era aún peor... Aguantó con estoicismo los gritos e insultos y cuando Minoru Sentei se alejó en busca de alguna taberna dónde emborracharse, suspiró abatida.

—Está desesperado —le dijo su abuela con preocupación—. Parece ser que necesita dinero con urgencia y ya nadie le presta... —murmuró con abatimiento, Akane la miró con desazón.

—Tengo algo de dinero ahorrado, pero al ritmo al que él lo gasta, no le durará más de un par de meses... —respondió la joven pensativa, su abuela asintió con pesar.

—¿Sabes que volverá a intentar buscarte un esposo, verdad ? —preguntó la anciana con tristeza, Akane asintió.

—No me preocupa demasiado —contestó la nieta—. Ya lo ha intentado antes, prácticamente desde que cumplí los trece años. Por suerte debido a mi inexistente dote nadie se ha interesado en mí y no creo que la situación haya cambiado —explicó encogiéndose de hombros—. No te preocupes, abuela. Encontraré una solución, siempre puedo pedir empleo en alguno de los comercios que están abriendo en la calle principal. —Miró a la anciana y le regaló una espléndida sonrisa—. Ahora debo irme a ayudar a varias mujeres del clan Nara, ayer me pidieron colaboración con el nuevo emblema que vestirán sus shinobis —dijo saliendo por la puerta principal.

Kakashi mi protectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora