Capítulo 76 - Adiós

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—¡Madara! —La voz de Obito resonó en la gruta secreta— ¡Madara! —repitió el joven—. Las cosas en el campo de batalla se han puesto realmente difíciles... —continuó mientras avanzaba por el corredor sin obtener respuesta—. Temo que sino acudes conmigo allí, nuestro plan no va a poder realizarse ¡Está en juego la realización del Tsuyomi Infinito! —mintió Obito entrando en la sala.

—Ahora no, Obito —murmuró Madara con un tono de voz que el Uchiha jamás antes le había oído utilizar ¿Era dolor? ¿O miedo?

Obito entró en la cueva y vio al antiguo líder de los Uchiha de pie en medio de la gruta con el semblante abatido y los ojos húmedos, a pocos metros de él, se encontraba Sora. Parecía que la joven había tomado una ducha pues su cabello estaba húmedo y su vestimenta no era su habitual uniforme ninja. Por la manera en que miraba a Madara, Obito supo que era Akane quién controlaba el cuerpo de la viajera. ¿Qué había ocurrido en esa cueva? Madara y su esposa llevaban varias horas allí, si ella se había cambiado de ropa y tomado una ducha, ¿Significaba qué ellos? Obito negó para sí, ojalá su intuición fuera errónea, por suerte jamás acostumbraba a acertar en sus corazonadas. Descartó de su mente esos pensamientos y decidió permanecer en la entrada sin intervenir en la conversación que la pareja mantenía en la cueva, quizás de esa manera consiguiera información que le fuera útil para el futuro desarrollo de los acontecimientos.

—Maldita sea Akane... —murmuró Madara con tristeza—. ¿Te das cuenta de todo lo que he luchado por traerte de vuelta? —Miró a su esposa con enojo— ¿Cómo puedes decir que deshaga todo? ¿Qué te deje marchar? ¡Nada va a separarnos de nuevo! ¡Nada! ¡Ni siquiera esa terquedad tuya!

—¡Éste no era nuestro destino! —reprochó Akane con ira.

—¿Y cual sí lo era? ¿Aceptar tu muerte? ¿Conformarme con una vida sin ti? —rebatió Madara—. No, eso jamás —sentenció con seriedad.

—¡Te esperé! ¡Al otro lado! ¡Nuestras almas debían encontrarse de nuevo! ¡En otra vida! Dios, Madara... —sollozó Akane con tristeza—... Tú... Te esperé tantos años... Sin saber la razón de que no aparecieras... Teníamos derecho a vivir una nueva vida... En otros cuerpos, en otro tiempo... Y tú tuviste que dejarte llevar por esa arrogancia tuya... —reprochó con tristeza—... No puedes...

—¡No te atrevas a reprocharme mujer! —bramó Madara con rabia, ella frunció el ceño con enojo y se plantó delante de él con los brazos en jarra en gesto de desafío, el Uchiha tragó duro ante el torbellino de emociones que le provocaba ver que su Akane seguía siendo la única persona capaz de enfrentarle sin miedo—. Mierda, Akane... —murmuró abatido con los ojos húmedos—...No puedes ni imaginarte lo que sentí al perderte, el dolor que experimenté mientras abrazaba tu cuerpo inerte entre sollozos... No puedes... —habló acercándola a él para abrazarla—...Tú, la persona más buena y noble que jamás conocí asesinada de esa manera tan atroz; en nuestro hogar, en nuestro jardín... En el lugar que yo había creado para ser el más seguro de todo el planeta —sollozó estrechándola con fuerza—. Mi mundo se derrumbó, se cayó a pedazos, te juro que al principio quise rendirme, irme contigo, esperar a la muerte en ese jardín... —evitó hablar sobre la realidad de saber que ella estaba embarazada, a pesar de su enojo, Madara no quería causarle tristeza a su esposa nombrando a su hijo asesinado.

—Eso tampoco hubiera sido lo correcto, mi amor —respondió Akane con lagrimas de tristeza resbalando por su rostro—. Tendrías que haber continuado con tu sueño y ayudar a Hashirama, vivir tu vida y...

—Mi vida eras, fuiste y siempre serás tú, Akane —murmuró Madara aferrándose al cuerpo de su esposa con un triste lamento—. Tú diste sentido completo a mi existencia, tú te convertiste en mi todo y yo no podía seguir viviendo si tú no estabas. —Madara Uchiha besó la coronilla de su esposa y no pudo evitar que las lagrimas cayeran por su rostro—. No me pidas que vuelva a renunciar a ti y menos que lo haga de manera voluntaria —sentenció con pesar—. Tú eres mi vida —repitió.

Kakashi mi protectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora