17.Juegos.

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La mesita estaba llena de comida, bebidas y botanas deliciosas. Nick sirvió dos vasos de refresco de manzana y me entregó uno.
-Gracias -sonreí dándole un trago.
-¿Y qué me cuentas? -se apoyó en un árbol y no apartó su hermosa vista.
-Pues no sé, estoy en la preparatoria en segundo año y todo va genial.
-Que bueno, yo estoy a punto de terminarla.
-¿Y qué vas a estudiar? -pregunté curiosa.
-Pensaba algo como relaciones internacionales -sonrió -¿y tú?
-Yo estoy considerando Medicina aunque no estoy segura -le confesé.
-Yo si te veo en Medicina porque eres muy noble con todo el mundo, eres demasiado dulce.
Me ruboricé.
-¿Lo crees?
-Claro, siempre has sido una chica súper dulce que se preocupa por los demás e intenta hacerlos sentir mejor -soltó una risa nerviosa.
Me reí de lo lindo que se veía.
-Tú también sigues siendo el mismo chico tierno.
Mi comentario lo hizo sonrojar más.
Después nos quedamos viendo.
Y se acercó a mí.
-¿Qué pasa? -pregunté.
-Tienes algo en el cabello -me quedé quieta mientras él quitaba una hoja, después simplemente me sonrió...desde muy cerca.
-Gracias por eso, no quería despeinarme -bromeé y el rió.
Nos quedamos en silencio.
-¿Sabes? Recuerdo lo mucho que nos divertimos la última vez -comentó.
-Yo también lo recuerdo -comencé a caminar y Nick me siguió -eres alguien muy divertido y cuentas muy malos chistes, pero recuerdo que a toda tu familia la hacía reír.
-Mis chistes son muy buenos -hizo una mueca graciosa.
-Si claro -me reí.
-Hablando de personas a las que hacía reír, ¿recuerdas al Padre Abel? -me preguntó repentinamente e inmediatamente hice memoria.
-Claro que lo recuerdo, después de todo él fue el hombre que me bautizó y el que le dio el último adiós a mi mamá -me entristecí de pensar en eso último.
-Es verdad -desvió la mirada -perdón por recordártelo.
-No te preocupes -sonreí un poco-pero ¿por qué lo mencionaste?
-Porque hace tiempo que no lo veo y me enteré que vendrá a felicitar a la cumpleañera.
-Woah que genial, podré saludarlo.
-Y yo también -me sonrió.
-Aunque seguramente nos dará un sermón para que volvamos a ir.
-Lo hará -hizo una mueca graciosa y volteó detrás de mí - y hablando del rey de Roma...
Volteé y lo vi, el Padre venía vestido con su sotana negra y saludando a la cumpleañera.
-¿Vamos a saludarlo? -preguntó Nick.
-Por supuesto.
Nick me tomó de la cintura y ambos nos acercamos poco a poco y escuchamos como felicitaba y aconsejaba a la hermana de Emily.
-Padre hola -le habló Nick.
Entonces nos observó.
-¡Hijos! -inmediatamente abrazó a Nick -cuánto tiempo enano, bueno ya ni tan enano -ambos rieron.
Después dirigió su mirada a mi persona.
-Lauren, hace años que tampoco te veo.
-Perdón -sonreí apenada.
-Ahora no importa, solo espero verte pronto en la iglesia, pidiendo por tu mamá.
Sonreí triste.
-Claro.
-Pero ven aquí -extendió sus brazos y lo abracé pero una sensación extraña me recorrió el cuerpo.
El Padre también lo notó porque al separarnos me miró extrañado.
-¿Está todo bien hija? -se oía preocupado.
-Todo estupendo -sonreí lo mejor que pude.
Solo asintió y volvió a su misma actitud risueña.
Tuve la necesidad de buscar a Jarek, tenía el presentimiento de que esa sensación con el Padre era su culpa.
-Ahora vengo -le dije a Nick mientras él y el Padre estaban distraídos.
Corrí entre la gente buscando a aquel demonio pero no estaba. Me dirigí dentro de la casa, buscando en la entrada y asomándome a la sala.
Pronto, en ese lugar, escuché la risa de Luce y allí los vi platicando y bebiendo algo.

-Jarek -lo llamé y él volteó a verme de inmediato.
-Hey ¿qué pasa?
-¿Puedes... venir un momento? -le supliqué con la mirada.
-Oye Lauren, estamos algo ocupados -Luce me miraba enojadísima por entrometerme.
-Perdón pero necesito decirle algo importante -volví a verlo.
-De acuerdo -entonces se levantó dejando a Luce impactada, ni siquiera un "ahora vuelvo" le dijo.
Me empujó suavemente y nos dirigimos a la cocina donde tendríamos privacidad.

-¿Qué pasa? -se apoyó en la pared.
Caminé detrás de la barda y me paré junto a la ventana.
-Mira -comencé -estaba tranquilamente hablando con un amigo...
-¿El rubio? -me miró sonriente.
-Si ese, en fin...
-Parecías muy feliz con él -dijo juguetón.
-¿Qué? concéntrate -le di un golpe en el brazo.
-Bien -rodó los ojos -¿y luego?
-Llegó un viejo conocido, el Cura que me bautizó y yo en verdad lo aprecio pero esta vez... algo raro pasó. Le di un abrazo y... me dio una sensación realmente extraña, como si quisiera estar cien kilómetros lejos, me desagradó.
Jarek no parecía sorprendido así que continué.
-¿Es por ti? ¿es parte de esas características tuyas que me has transferido? -lo observé.
-Si Lauren -rodó los ojos -soy un demonio, los demonios y los Curas no se llevan bien -ahora parecía fastidiado -de hecho los aborrezco y parece que ese sentimiento te lo he transferido... temporalmente -está vez sonrió igual que antes.
Suspiré.
-¿Entonces no me acerco a él?
-No creo que pase nada si estás cerca de él aunque... -se quedó pensativo -hay algunos Curas que tiene ese sexto sentido cuando los demonios están cerca de los humanos. Por ejemplo, en una posesión, y tal parece que este señor tiene esa intuición.
-Entonces deberíamos irnos ...para evitar cualquier problema -dije con resignación.
-Si es lo que quieres...

-¿Lauren? ¿Hija?
En ese preciso momento escuchamos una voz que se acercaba.
-Tu hermana me dijo que estabas por aquí -volvió a hablar.
-Es el padre -le susurré a Jarek tapando mi boca por el susto.
Él hizo una mueca de desagrado total.
-Entonces iré a hablar con él para asustarlo un poco -dijo dispuesto a marcharse y cumplirlo.
-No -susurré tirando de su brazo.
-Eso es mejor -susurró de regreso intentando zafarse.
-No es cierto -jalé más.

-¿Hija? -volvió a decir el Padre.
No permitiría que por mi culpa, algo malo le pasase.
Jalé a ese demonio con la suficiente fuerza para tirarlo al piso y me posicioné sobre él para que no se le ocurriera levantarse, después tapé su boca para que no hablara. Por suerte la barra nos cubriría.
Apenas lo hice a tiempo porque pronto escuchamos cuando el Padre abrió la puerta de la cocina buscándome.
-¿Lauren? -preguntó.
Le hice una seña a Jarek para que se quedará callado pero este me mostró unos ojos llenos de malicia y lamió mi mano con una lentitud y con una sensualidad que me hizo sentir escalofríos.
Apreté los ojos con fuerza para no gritar ¿cómo se le ocurría hacer eso en un momento tan serio?.
Apoyé mi cabeza en su pecho por dos razones, una era aguantar las ganas de golpearlo y gritarle, y la otra era que no viera mi sonrojo porque estaba segura de que lo incitaría a hacer algo más.
Después de segundos que me parecieron eternos, se escuchó la puerta que se cerraba anunciando que el Padre se había ido.
Solté la boca de ese pervertido y suspiré con alivio pero después lo miré con enojo.
-¿Qué? -comenzó a reír.
-Idiota -susurré aún con miedo y lo golpeé en el torso.
-Esa boquita -tocó mi labio pero le di un manotazo.
-¿Por qué empezaste con tus cosas? -estaba molesta.
-Era la oportunidad perfecta -sonrió -además tú me lanzaste al piso, no podía desaprovechar.
-Lo hice para que no te viera, no para algo más.
-Como sea, no creí que tuvieras esa fuerza para derribar a alguien.
Tenía razón, yo no era tan fuerte.
-Bueno ya...hay que irnos -le dije intentando olvidar.
Me levanté y después él.
-No seas aguafiestas -sentí como me arrinconaba contra la pared.
-¿Qué haces? -volví a preguntar.
-¿Qué parece? -se acercó a mi rostro.
-Sea lo que sea que planeas, no.
-Te gustará -se acercó más y yo giré el rostro a un lado porque presentía que me besaría. Pero no. Mordió mi cuello y sin querer solté un casi inaudible gemido... lo que hizo que se riera mucho más.

-¿Lauren? -escuché una voz y ese demonio volteó a ver a la persona.
-Por favor dime que no es el Padre -le pedí apretando su brazo.
-No -soltó una risita y se alejó. Entonces pude ver claramente la cara de sorpresa de esa persona.
-N-Nick -pronuncié casi sin aire.
-No sabía que... que tenías novio -estaba muy serio.
-No e...-me quedé callada.
Observé a Jarek.
¿Qué debía decir? Sinceramente cuando vez a dos personas en esa situación, no hay mucho que pensar.
-Perdón Nick -susurré jugueteando con mis manos.
-No tienes porque disculparte, creo que malinterpreté las cosas -me dedicó una sonrisa triste -ahora tengo que irme -y se marchó de la cocina.
Me quedé allí quieta.
-¿El rubio te gusta? -escuché decir a Jarek -porque si es así puedo hablar con él.
Lo observé a la cara, considerando por un momento si oferta. Su cara parecía, por primera vez, algo sincera.
¿Al fin se tomaba algo en serio?.
-No hagas nada...-dije poco convencida de mis propias palabras -estoy mejor así... solo promete que nos daremos prisa y encontraremos al tal Jeremy.
-Antes te dije que los demonios no cumplían sus promesas.
Suspiré.
-Cierto...
-Pero está vez haré una excepción. Es más, vayamos ahora mismo.
Lo observé con sorpresa ante esas palabras.
-Gracias -le mostré una pequeña sonrisa.
-De nada y...-
Seguí viéndolo.
-No te aflijas, no era tan guapo como yo -me mostró su sonrisa.
Solté una risita.
-Vámonos ya Jarek.
Entonces con precaución de no encontrarnos con el Padre Abel salimos de la casa.

...

-Recibí tu mensaje ¿qué sucede? -apareció Nico mientras Jarek y yo nos encontrábamos sentados en el auto.
-Al fin llegas pequeño, ahora sube -le dijo ese demonio -iremos a buscar a Jeremy.
Nico se quedó estupefacto.
-¿Ahora? -preguntó mirándonos alternadamente a Jarek y a mí.
-Si Nico -Jarek rodó los ojos -entonces ¿subirás solito o tengo que bajar a ayudarte? -lo miró con malicia.
Inmediatamente Nico subió a la parte trasera mientras el demonio encendía el auto y la radio para ir en busca de Jeremy.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora