68.Destruir.

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-Si te digo, ¿prometes no enojarte?
-¿Sabes? eso solo me confirma que lo que me dirás me hará enojar.
-Tío...
-Bien, no me enojaré. Ahora dime. 
-Pues...una vez el papá de Jarek lo convocó y como ambos estábamos conectados de esa extraña manera yo también terminé yendo y...es un lugar precioso.  
-¿Así que ya has ido? -y aunque había dicho que no se enojaría, lo parecía -bueno pero eso fue diferente. 
-¿Por qué?   
-Porque digamos que en ese momento tu alma fue la que viajó pero ahora lo hará tu cuerpo terrenal. 
-¿Y cómo es posible?  
-No hay una manera "lógica" en la que te lo pueda explicar -sonrió -tendrás que confiar en mí.
-De acuerdo pero...¿y a dónde vamos ahora?  
-A mi casa, bueno a la que tengo en la Tierra. 
-¿Y por qué? 
Sonrió.
-Eres demasiado curiosa. 
-Pero solo quiero saber a donde me estás llevando... ¿está lejos?
-Para nada, pero ya no preguntes. -Bien -suspiré y me quedé callada observando el paisaje.

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Y así fue como en poco tiempo llegamos a una gran casa y muy antigua. 
-¿Es aquí? -pregunté admirando el enorme lugar. 
-Si, bienvenida -ambos bajamos del auto y caminamos dentro, mi tío Dimitri cargando mis cosas.  

Y cielos, por dentro era mucho más hermosa y elegante. 
-Me gusta -sonreí observando todo.
-Me alegro pero te pongas demasiado cómoda, solo es una rápida parada...sígueme.
-Bien.
Nos dirigimos a un cuarto que desentonaba completamente con aquel lugar. Era pequeño, de paredes viejas y descuidadas.
-Siéntate -me pidió.
Con lentitud me senté en el frío suelo, después él lo hizo.
-¿Sabes meditar? 
-Ah...no -sonreí débilmente.
-No importa, será sencillo. Solo cierra tus ojos.
-¿Okey? -obedecí y los cerré.
-Ahora respira profundo.
Así lo hice.
-Concéntrate en ese lugar que viste aquella vez, observa su cielo, siente el aire tan delicado rozando tu piel, imagínate nuevamente de pie sobre aquel lugar. 
Era increíble, con solo el poder de mi mente juraría que me sentía allí.  Repentinamente la mano de mi tío me sujetó y el cuerpo se me llenó de una sensación cálida pero esa calidez aumentó gradualmente hasta que era casi insoportable.  Comencé a respirar entrecortado hasta que repentinamente esa sensación se detuvo.

-Abre los ojos Lauren -escuché la voz de mi tío.
Con lentitud los abrí y casi me desmayo. Ya no estábamos en aquel lugar, ahora estábamos en un cuarto mucho más bonito y con una ventana que mostraba ese cielo anaranjado que de inmediato reconocí. 

-¿Cómo? -fue lo único que pude decir.
-Magia -se burló -bienvenida al infierno y a mi casa.
-Es preciosa, bueno este cuarto lo es -reí. 
-Ven conmigo -me tendió la mano y yo la acepté -te daré un recorrido. 
Empezamos a caminar por aquella casa que era igual de gigantesca.
-Mi cuarto -me mostró una puerta de madera después continuó con el de al lado -y este será el tuyo. 
-¿Puedo entrar? -le pregunté.
-Claro.
Enseguida abrí la puerta. Y aunque ya había visto muchas cosas, está también me sorprendió. La cama tenía una forma circular, había muchos cajones de una madera impresionante como nunca antes había visto, había una ventana que daba a un paisaje completamente natural y muy parecido a la Tierra. 
-¿Te gusta? -lo vi sonreír.
-Mucho.
-Entonces esto te gustará más -salimos del cuarto y visitamos el resto de la casa para después bajar a lo que parecía un jardín lleno de extrañas y exóticas plantas. 
Y tenía razón, era una de las cosas más locas que nunca antes haya visto.
Me acerqué a una planta que tenía un color anaranjado mezclado con azul.
-Sé que no te conté más detalles pero -me tomó del hombro -le pedí a los otros que hoy cenáramos juntos para que te conozcan.
Abrí ligeramente la boca.
-¿Tan rápido?
Asintió.
-¿Y Jarek vendrá?
-Si, y también su padre, Izan, y los otros cinco representantes de los pecados.

Me quedé callada, todo estaba ocurriendo más rápido de lo que creí.

-¿Estás bien? -me preguntó.
Asentí.
-Es solo que aún no entiendo su interés en mí. Bueno entiendo que son como familia pero aún no comprendo todo esto.
-Todos son como familia Lauren -me miró serio -sé que estás acostumbrado a que la familia es con quien compartimos lazos de sangre, pero no siempre es así... Los siete están unidos y por ello son uno mismo y casi todos de cierta forma compartieron momentos con Nora.
-Está bien...-me distraje nuevamente con las plantas. Realmente no quería pensar demasiado ello, y en Jarek porque terminaría asustada.
-De una vez te digo que no a todos les agradarás -lo escuché decir.
-Lo sé, siempre es así -sonreí.
-Bueno -carraspeó -¿qué quieres hacer mientras llega la hora? 
-No sé ¿qué hacen por aquí normalmente?
Se quedó pensativo.
-No vayas a creer que tu tío es un vago como Jarek, pero por aquí hay un muy buen bar junto con otros lugares de entretenimiento, lugares para comer y... ¿alguna vez has ido a las Vegas? 
Negué divertida.
-En fin, este lugar es muy parecido a la Tierra pero de mejor calidad.
-Eso suena interesante, pero prefiero quedarme aquí. No quisiera encontrarme a nadie antes de lo previsto. 
-Si es lo que quieres -sonrió -entonces vayamos a la sala mientras te cuento algunos detalles de los siete. 
-Eso me gustaría -dije nerviosa.

Y lo seguí de regreso a la casa. Sentándonos en un gran sillón pero ambos nos quedamos callados.

-Y...¿Ustedes...los demonios comen? -pregunté al recordar que "cenaríamos" juntos -bueno Jarek lo hacía pero no sé es un tema raro.
-Lo hacemos por gula -sonrió -aunque no es algo necesario, igual que dormimos por pereza.  -Ya...eso suena como lo que haría un humano.
-Supongo que si.
-¿Y qué me contarás de los siete?
-Veamos -se quedó pensativo -a Jarek y a Izan ya los conoces así que excluyámoslos. Después de ellos está Benedict el demonio de la Gula...él es un tipo decente pero no sabe moderarse sin embargo, creo que es el que más te agradará además de que es como un padre para Jarek.
Eso último me sorprendió.
-Después está Luca -suspiró -se podría decir que es el más tranquilo pero también el más perezoso.
-De acuerdo...
-Tessa y Anxo representan a la Soberbia y a la Ira y sin duda te odiarán.
Eso no me tranquilizó para nada.
-Por último, Gerald es el demonio de la Avaricia. Él es -hizo una mueca -es muy reservado y la mayoría de veces no sabemos en qué piensa.
-Bueno...no se oyen tan mal -sonreí con nerviosismo.
-Si -se rió de la misma manera.

-Bueno yo...debo ir a comprobar si la cena está lista -me sonrió.
-¿Sabes cocinar? -le pregunté.
-Tu madre me enseñó. Aunque ya no lo hago, hay sirvientes que se encargan de eso. 
-¿Y dónde están? digo no he visto a ninguno.
-A la mayoría les di el día, y otros están como dije, cocinando.
-Ya veo...
Un pensamiento me llegó a la mente.
-Sufriste mucho por mamá ¿verdad? 
Me miró con tristeza.
-No tienes idea -después solo sonrió -pero al conocerte todo se volvió menos oscuro.
-Me alegro que pienses que ya no estás solo -le di un abrazo y sentí como se estremeció.
-¿Te molesté? -pregunté preocupada.
-Lo siento, hace mucho que no hablaba del tema y que no recibía tal muestra de afecto -soltó una risa forzada.
-¿Ni de Jarek ni de Izan? 
Rugió.
-Esos dos podrán ser familia pero son los peores demonios.
-¿Por qué dices eso?
-Porque ninguno de los dos quería estar aquí. Jarek fue forzado a tomar el pecado de la lujuria al igual que Izan el de la envidia. Ellos no querían eso, solo deseaban disfrutar en el mundo humano, pero fue mejor encadenarlos aquí que verlos destruir el mundo... sobre todo a Jarek.
Me estremecí al escuchar tantas cosas malas de esos dos. 
-Pero no te preocupes por eso -acarició mi mejilla -eso está en el pasado... y ahora debo ir a la cocina.

Me sonrió una última vez y caminó hacia allí.
Pero no pude quitarme ese sentimiento sobre Jarek y sobre Izan. Ahora sin duda quería saber más.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora