Demonio

55.Atroz.

Los tres bajamos del automóvil y caminamos a la casa.
Mis pasos eran lentos porque aún recordaba las patrullas rodeando el lugar, a mi papá entrando y a mí siendo apuñalada...incluso recordaba lo de Tony.

Me pegué a Jarek.
-¿Nuevamente tienes miedo? -se burló.
-Si -apreté su mano.
-Vamos, esto es emocionante. Por fin lo veremos a la cara -me dijo.
-Que divertido -ironicé.
-Tranquila -me abrazó y seguimos caminando sobre el pasto que ahora estaba más crecido que la última vez.
Izan abrió la puerta aún rodeada por la cinta con la leyenda "no entrar".
Y por fin pisé el suelo de madera.
-Vamos al sótano -susurró Jarek.

Con cautela bajamos a ese lugar, pero nos detuvimos cuando vimos aquellas velas encendidas.
-Alguien está aquí -Izan dio un paso al frente y abrió con rudeza la puerta. Jarek lo siguió y yo a él.

Entonces lo vimos.
Un hombre de sudadera negra que usaba la capucha para cubrir su cabeza, se encontraba de frente a nosotros.

-¿Tú eres el imbécil que me invocó? -Jarek dio un paso al frente.
El hombre no se sorprendió.
-Te estaba esperando demonio.
Me estremecí al reconocer la misma voz que me había dicho "gracias por tu sacrificio".

Con lentitud el hombre se quitó la capucha, dejando ver la misma cara de la foto pero mucho más cansada.

-Pues aquí estoy.
-Esto si es una sorpresa -los ojos le brillaban -tengo un tres por uno. Dos demonios y mi pequeño sacrificio que arruinó todo.
Me quedé quieta.
-Maldición -Jarek se acercó al hombre y este lo recibió con los brazos abiertos pero en un arranque Jarek lo golpeó dejándolo en el suelo, después le dio una patada.

-¿Qué haces? -le preguntó Izan.
-Amárralo a la silla -le ordenó Jarek a su primo.
Después se acercó a mí y me sacó de allí, llevándome nuevamente a la sala.

-¿Qué pasa? -pregunté aún desorientada por todo ese asunto
-Sabes que voy a matarlo ¿cierto? -sus ojos estaban llenos de seriedad -es la única forma de que todo sea como antes.
-Lo sé -susurré con un sentimiento de preocupación que crecía cada vez más.

Jarek tomó mis mejillas.
-Hasta aquí llegamos.
-¿Qué? -algo dentro de mí se rompió.
-Me ayudaste con todo lo que te pedí y ahora aquí estamos... -sonrió -me alegra que la pequeña humanita se haya vuelto tan fuerte pero es hora de que te vayas.
-Jarek no -susurré a punto de llorar, no me gustaban las despedidas.
-Aunque me decepciona el hecho de que no pude tener sexo contigo.
Reí ante su mal comentario.
-Te quedarás con las ganas.
-Así son las cosas -sonrió -ahora vete a casa. Prometo que terminaré con Cedric y nunca volveré a molestarte.
-Pero las promesas de los demonios no son muy confiables.
-Esta lo es.
En un impulso lo abracé.
-Gracias por todo. Incluso porque me ayudaste a sobrellevar las cosas malas que hice.
-Gracias a ti por devolverme algo de... humanidad.

Por un momento nos miramos a los ojos.
Jarek acarició mi mejilla y después besó mi frente.

¿Así se sentía dejar ir a alguien importante? Bueno no podía hacer nada en contra, habíamos dicho que en cuanto encontráramos a Cedric todo terminaría.
Y aunque había algo que me decía que no lo hiciera, lo ignoré.

Nos alejamos y volvimos a observarnos.

-De ti...-susurré.
-¿Qué? -me miró sin entender.
-Dile a tu primo que tengo envidia de ti...-me sonrojé pero le sonreí -es gracioso que tú sientas envidia de mí y yo de ti pero es la verdad -lo observé -me das envidia porque tú no tienes que respetar las reglas y puedes vivir al máximo sin preocuparte por todo... -hice una gran pausa -dile adiós a Izan de mi parte.

Jarek parecía ligeramente sorprendido pero no dijo más que:
-Se lo diré.
-Bien...adiós demonio.
-Adiós humanita -por última vez me mostró esa sonrisa juguetona en esos labios tan llamativos y también esos ojos negros y para mí, fue suficiente.