20.Sorpresa.

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-Tú estás aquí porque como yo quieres arreglar lo de ese ritual, no para interesarte por mi situación -lo miré un poco molesta.
-No me gusta cuando eres insolente -sonrió malévolo -me dan tantas ganas de castigarte.
-Cállate -le pedí desviando la mirada.
-Te trajeron la cena -señaló una bandeja con fruta y un pan tostado que se encontraba frente a la cama.
-No tengo hambre, tal vez la coma mañana -me senté abrazando mis rodillas.
-Ahora -la tomó y la trajo a la cama, tomó el tenedor y pinchó un trozo de melón -ábrela grande.
-Te dije que no -para mi sorpresa me metió la comida a la fuerza.
-Buena chica -sonrió juguetón -me pregunto que más cabrá en esa boca.
Me sonrojé y bajé la mirada.
-¿Una fresa? -me la ofreció y yo abrí la boca. Me extrañé cuando en vez de dármela se la metió a la boca pero entonces se acercó y me hizo morderla sintiendo levemente el tacto de sus labios.
Me alejé al ver su enorme sonrisa.
-¡Deja de ser tan pervertido!
-Era tu castigo -sonrió.
-Ya deja de molestarme -me volví a quedar quieta sin ganas de pelear.
-Nico me dijo que estabas triste -soltó -y aunque no sé por qué lo estés, te traje un regalo.

Lo observé con curiosidad mientras se levantaba de la cama y tomaba una caja de cartón de unos 30cm.
-¿Qué es eso? -le dije mientras dejaba caer la caja en la cama.
-Ábrela rápido o se ahogará -dijo sin más.
Lo miré sin comprender pero con rapidez destape la cara descubriendo algo maravilloso. Era un lindo gatito.
Un gatito de no más de un par de semanas, era blanco con manchas negras y unos preciosos ojos verdes.
Estaba tan feliz.
Cargué al pequeño felino en mis brazos mientras este se acurrucaba. Estaba realmente tranquilo.

-¿Cómo... cómo sabías que quería un gato? ¿Nico te dijo? -le pregunté a Jarek quien solo me observaba de pie.
-Solo lo supuse.
-Pues gracias Jarek -acaricié la cabecita de mi gato y sonreí -no sé qué dirá mi papá de este pequeñín, pero gracias.
-De nada -sonrió superior -¿cómo lo llamaremos?
-¿Qué? -me sorprendí ante su pregunta -no sé.
-Vamos, escoge un nombre... puede ser Pulgoso.
Reí.
-Ese nombre es raro.
Entonces Greñas.
-Eres malo con los nombres -rodé los ojos -¿qué te parece Bigotes?
-Ya hay muchos Bigotes en el mundo. 
-¿Entonces?
Jarek se quedó callado.
-Me gusta Blacky.
-A mí también me gusta -volví a acariciar al gatito -¿a ti te gusta Blacky?
El gatito ronroneo por un momento y tomé eso como un si.
Después de eso hubo un pequeño silencio.

-¿Aún quieres saber por qué estoy rara? -le dije.
-Si -se sentó nuevamente en la cama.
-De acuerdo... esto no es fácil para mí... -observé su curiosa y malévola cara -mañana es el aniversario luctuoso de mi mamá.
Por primera vez se puso serio.
-Ya entiendo.
-Si, serán tres años... pero aún duele mucho.
-Entonces es mejor que te deje descansar por hoy -raramente se levantó de la cama para irse.
-¿Y ya? -pregunté extrañada -¿eso es todo después de toda tu insistencia?
Volvió a mirarme.
-Tienes razón -sonrió divertido y se acercó a mi cama -me quedaré contigo.
-No -me asusté -no es necesario, tengo a Blacky.
-Insisto -se tiró junto a mí junto al gato y colocó su mano sobre mi cintura.
-¿Qué haces? -intenté alejarlo al sentir su cuerpo tan cerca.
-Buenas noches -entonces cerró los ojos.
-Oye no, tienes que levantarte e irte -intenté llamar su atención pero no me hizo caso -oye no vas a dormir conmigo -moví su hombro.
Suspiré.
-Vale quédate pero que nadie te vea.
-No lo harán -susurró abriendo sus negros ojos -pero tal vez me propase un poco.
-No lo harías -a quién engañaba, sabía que era capaz.
Solo sonrió y volvió a cerrar los ojos.
-Por favor no hagas nada -suspiré pero como ya no me respondió cerré los ojos intentando dormir.
Sin embargo con cada movimiento que hacía Jarek, por más débil que fuese me ponía tensa... Pero al menos dormí unas horas junto a mi nuevo amigo, Blacky.

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Abrí los ojos con pesadez.

-Buenos días -sonrió Jarek.
-Buenos...
Lo observé, se encontraba alimentando a Blacky con un poco de comida y raramente también había un arenero. ¿Cuándo había conseguido eso? Por un momento me dio gracia ver esa escena pero después recordé la fecha.
Me levanté y caminé a mi cajón, tratando de ignorar todo.
-Iré a mi casa -dijo Jarek -necesito hacer unas cosas.
-De acuerdo -tomé mi ropa.
-¿Irás a la escuela? -me observaba fijamente.
-Si, prefiero eso a estar aquí.
-Bien -entonces se esfumó.

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