71.Niveles.

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Entré al comedor. 

-Tío -le sonreí al hombre que aún se encontraba sentado en su lugar.
-Lauren -me regresó la sonrisa -¿dónde te habías metido? 
-Perdón...fui al baño pero me encontré con Jarek y con Izan y empezamos a platicar.
-Ya veo -su rostro se puso un poco tenso -¿puedo pedirte un favor?
-Dime -me senté frente a él
-Mantén tu distancia con Jarek.
Me sorprendí.
-¿Por qué me pides eso? -fruncí el ceño.
-Porque ambos sabemos que Jarek siendo el demonio de la lujuria puede resultar muy... ¿atractivo? para las mujeres pero yo no quiero a ese demonio cerca de ti. 
-Tío -suspiré -ni siquiera mi papá me prohíbe con quien juntarme y perdón que lo diga así pero hace poco te conocí y no tienes derecho a pedirme algo así.
-Lo sé -me tomó de ambas manos y me miró con sus inigualables ojos -pero lo hago por tu bien. 
-Eso lo entiendo -sonreí dulcemente -por eso puedo decirte que sé cuidarme y que Jarek no me hará nada. Durante todo el tiempo que lo conozco no lo hizo...además -un ligero sonrojo apareció en mi cara -aunque me cueste admitirlo, me siento mejor con su compañía.
-¿Entonces te sientes más feliz con él cerca? 
Asentí con lentitud.
-Sé que ustedes no se llevan bien pero eso no tiene nada que ver conmigo. 
-Lo entiendo -me dio una mirada de comprensión -solo cuídate.
-Lo haré.
-Otra cosa que quería comentarte.
-¿Qué es? 
-Estuve pensando y me gustaría que pasaras un tiempo con cada uno de los demonios, para que los conozcas y ellos te puedan conocer a ti.
Pestañeé varias veces. Pensé en lo difícil que sería convivir con ellos pero sobre todo con Anxo y Tessa que sin duda me odiaban.
-La verdad es que me aterra pasar el tiempo con ellos.
-Si te hace sentir mejor podrías decirle a Jarek que te acompañe -hizo una casi invisible mueca e desagrado.
Suspiré.
-Bien...lo haré -sonreí.
-Pues bien -volvió a su posición neutra -saldré un rato con...una conocida. 
-¿Una conocida? -lo miré curiosa. -Es una amiga -me dedicó una sonrisa muy interesante -te quedas en tu casa y si necesitas algo pídeselo a cualquier empleado.
-De acuerdo.
Me dio un beso en la frente y se fue. 
Me levanté de la mesa y como no conocía mucho de ese nuevo lugar, preferí volver a mi habitación, pero en ese momento oí como algo se rompía en la cocina. 
De inmediato caminé hasta allí y fisgoneé un poco.
-¿Todo está bien? -le pregunté a una chica que se encontraba recogiendo algo que al parecer se había roto.
-Si, no se preocupe -no me dio la cara y siguió con lo suyo.
Me acerqué a ella.
-¿Te ayudo?
-No gracias -parecía nerviosa ante mi presencia. 
-¿Por qué parece que me tienes miedo? -pregunté agachándome a su altura y por primera vez pude notar unos hermosos ojos color esmeralda.
-No es miedo -sonrió muy por lo bajo -es respeto señorita. 
-Ah...-me quedé viéndola -¿eres una demonio como todos? 
-Si -sonrió -solo que yo soy uno de bajo nivel, aspiro a mejorar y tener una vida estable. 
Me senté en el suelo.
-Nunca me han explicado muy bien eso de los demonios de varios niveles ¿me lo explicas? -le pedí.
Asintió.
-Según lo que el jefe decide se te concede un nivel: alto, medio o bajo. Los de alto nivel son los que son privilegiados como su familia. 
-Ah.
-Los de nivel medio son los que tienen la posibilidad de tener una vida estable, divertirse y todo eso. Pero también llegan a hacer trabajos si el jefe lo ordena y están bajo órdenes de los siete.
-¿Y los de bajo nivel?
-Somos nosotros, los que cumplimos cualquier trabajo aunque queremos ascender de nivel.
Aquella organización no me resultaba muy diferente que la que había en la Tierra.
-¿Sabes? -sonreí -no porque mi familia pertenezca a clase alta significa que tengas que tratarme como a ellos. De hecho es raro vivir en una casa como esta, cuando en la Tierra vivo en una pequeña casa.
Por un segundo se quedó pensando pero volvió a su misma postura. 
-A todos nos sorprendió que una híbrida llegara aquí -susurró.
-Si, a mí también me sorprendió enterarme de lo que era -jugué con mis manos.
-¿Se le ofrece algo más? -me preguntó levantándose y dispuesta a irse.
-Bueno...si no piensas hacerme caso puedes ayudarme a arreglar mis cosas, dejé todo r ealmente desordenado.
-De acuerdo -con los pedazos de lo que parecía ser un plato se dirigió a un bote y los tiró  -¿vamos? 
-Si -empecé a caminar y por más que intentaba que caminara a mi lado siempre se quedaba atrás.

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Al llegar a mi habitación me senté en la orilla de la cama y ella empezó a guardar algunas de mis prendas en un closet, aquello se me hacía muy incómodo.
-¿Alguna vez has ido a la Tierra? -le pregunté. 
-No -soltó sin emoción. 
-¿Y te gustaría? 
-Tal vez algún día.
-Cuando llegue ese día, procura visitarme. Se me quedó viendo con aquellos ojos.
-Señorita, en cuanto conozca mejor a su familia podrá pasar el tiempo con ellos y no tendrá la necesidad de hablarme.
-Pero me agradas -sonreí. 
Y ella no dijo nada.
-¿Cómo te llamas? -pregunté.
-Lira.
-Pues Lira -la observé más de cerca -he tratado con personas igual de tercas que tú -recordé a Asher -y siempre logró que seamos amigos.
Nuevamente no volvió a responder.
Me di cuenta de una cosa, todos los demonios escondían la misma cantidad de maldad ¿no? ¿entonces por qué yo la percibía distinto en cada uno? 
-Me gustan tus ojos -intenté volver a hacerle plática. 
Esta vez sonrió.
-El demonio Luca siempre me dice eso.
-Pues tiene buen ojo, aunque parece muy perezoso -reí pues sabía que así tenía que ser el demonio de la pereza.
-Es muy bueno conmigo -la vi sonreír.
-¿Te... gusta?
-Por supuesto que no -volvió a poner ese escudo.
-Bueno, bueno -suspiré -oye ¿sabes dónde viven cada uno de los siete demonios?
-Si, en lugares cercanos a aquí -tomó una chaqueta y la guardó.
A sabiendas que no me negaría nada me aproveché un poco de ella.
-Y...¿crees que podrías llevarme a dónde vive el demonio de la lujuria?
-¿E-El de la lujuria? -parecía temerosa.
Asentí.
-Tengo que pedirle algo así que ¿me llevarás?
-D-De acuerdo -accedió a duras penas, y yo solo sonreí victoriosa.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora