Demonio

90.Reunión.

Mi cabeza se sentía pesada y no quería ni moverme.
Pero entonces recordé el accidente y de inmediato me levanté del suelo.
¿Dónde estaba?
Ese lugar no era la carretera, ni ningún lugar que conociera ¿dónde estaba mi papá?

Observé con cautela mis alrededores. Estaba en un pasillo muy oscuro... Detrás de mí, había un elevador y al frente una puerta.
La puerta se abrió y observé a un hombre.
-Bienvenida, el jefe te está esperando -me hizo una seña para que lo siguiera.
¿Acaso se refería a él? ¿El jefe de Jarek? ¿Estaba nuevamente en el infierno? No podía ser.
-P-Pero yo...
-No deberías hacerlo esperar -me dijo.
Tragué pesadamente y sin saber que hacer seguí al hombre... pero... me paralicé en un segundo con solo cruzar el umbral pues cientos de lamentos ensordecieron mis oídos.
Me detuve en seco sin ganas ni fuerzas de poder seguir, pero el hombre tomó mi mano y me obligó a continuar.
Pronto otra puerta estaba frente a nosotros.
-Hasta aquí llego yo, toca antes de entrar -entonces el misterioso hombre desapareció.
Tomé valor y toqué.
-Pasa -escuché del otro lado y con lentitud abrí la puerta y después entré.
¿Qué rayos era eso?
Una criatura deforme y que parecía emanar fuego me observaba sentada en una mesa rodeada por otros asientos vacíos iluminados cada uno con una vela. No supe que decir ante aquella bestia que tenía una sonrisa reluciente pero afilada, sus ojos vacíos y sus brazos a punto de deshacerse. Era asqueroso y tenebroso.
-Me alegra que hayas llegado, tenía muchas ganas de conocer a la persona que le robó el corazón a Jarek.

-¿U-Usted me trajo aquí? -me acerqué lentamente.
-Si, pero por favor siéntate -me ofreció y aun con temor le hice caso.
-¿Por qué me trajo? -le pregunté.
-Porque necesitaba hablar contigo -sonrió malicioso y sin dejar de observarme como si en cualquier momento fuera a comerme -Jarek me comentó los planes que tienen de vivir en la Tierra y le dije que aceptaba.
Al ver su expresión supe que algo andaba mal.
-Pero realmente no quiere que se vaya ¿verdad?
Negó de una manera lenta y tortuosa, aún sin quitarme la mirada de encima.
-De hecho quiero que ambos se queden.
-Eso...no es posible.
-Lo sé.
Algo hizo click en mi cabeza.
-¿Usted hizo que ese hombre chocara el auto de mi papá y que me atacara?
-Eres muy lista Lauren.
-¿Y mi papá? -pregunté asustada.
-En este momento él y tú ...bueno tu cuerpo, deben estar yendo hacia el hospital.
Eso me alivió un poco.
-Aún no lo comprendo ¿qué es lo que quiere?
Sonrió aún más.
-No me importa si Jarek y tu pasan un tiempo en la Tierra como pareja o si lo único que quieren es revolcarse, pero necesito que él vuelva y si se va contigo no querrá volver jamás.
Lo miré sin comprender.
-Y si le proponía algún trato iba a negarse, así que se me ocurrió algo más...
-¿Qué cosa?
-Chantajearte.
-¿Cómo? -me sorprendí de aquello.
-Hubo alguien que me recomendó hacer esto.
-¿Hacer qué? ¿y de quién habla?
Se inclinó hacia delante.
-Voy a contarte un secreto pero no puedes decírselo a nadie...ni a Jarek ¿de acuerdo?.
-¿Q-Qué cosa? -dije nerviosa.
-Estoy muriendo Lauren.
Me quedé en estado de shock. ¿él muriendo?
-Eso...no es posible.
-Oh, claro que lo es -sonrió.
-No eso... -me quedé en silencio, eso era muy confuso -pero aunque eso fuera cierto ¿me lo dice para que le tenga lástima?
-Por supuesto que no -se rió grotescamente causándome aún más pavor. ¿Cómo es que si también era un Demonio daba mucho más miedo que cualquiera que hubiera conocido hasta el momento?
-¿Entonces cómo es que el rey de las tinieblas está muriendo? -le pregunté.
-Ya sabes, Dios -rodó los ojos -escucha hace cientos de años yo era igual de poderoso que él...pero eso no le agradó para nada. Y antes yo...-hizo una pequeña pausa -Jarek y los otros seis demonios son como los cimientos de mi dictadura pero antes no eran solo siete sino ocho demonios.
Eso era demasiada información para mí.
-Entonces Dios me arrebató parte de mi poder ¿sabes cómo lo hizo?
Negué.
-Pues apartó de mi lado al octavo, ese engreído me abandonó para volver con Dios -su mirada era de cierta forma odio puro -y en consecuencia de tenerlo lejos de mí, con cada día que pasa, he ido muriendo.
-Lo lamento -no sabía que más decir.
-No importa, eso ya es historia.
-¿Y entonces qué tiene que ver conmigo?
Su mirada se volvió más intensa.
-Eso es sencillo. Si quieres permanecer junto a Jarek y vivir un tiempo en la Tierra, quiero que hagas algo por mí.
-¿Q-Que? -pregunté nerviosa.
Sonrió provocándome escalofríos.
-Quiero que te conviertas en mi octava demonio.
Abrí la boca.
¿Que quería qué?