45.Crimen.

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Cinco minutos. Todo bien.
Diez minutos. Todo bien.
Veinte minutos. Todo casi bien.
Media hora. Estaba un poco preocupada.
Cuarenta y cinco minutos. ¿Ya vendría?
Una hora.
Todo mal.
Una hora con quince.
¿Dónde estaba Jarek?

Observé el techo. Estaba realmente preocupada. Tendría que ir en su búsqueda.
Con cuerpo tembloroso me levanté de la cama.
¿Qué debía hacer?
¿Cómo se supone que lo ayudara?
¿Y si solo estaba exagerando?

Tal vez era eso, tal vez debía esperar un par de minutos más antes de...
Me detuve en seco cuando sentí una extraña sensación...calor dentro de mí.
Mi brazo derecho empezó a arder.
Lo observé pero solo tenía un leve color rojo, entonces ese ardor se extendió a mi cara. Con ambas manos la cubrí, ardía, ardía mucho. Me aguanté un gritó de dolor y me tiré al suelo de rodillas.
¿Qué le estaban haciendo a Jarek?
Repentinamente el dolor se detuvo.
Tenía que encontrar a Jarek lo más pronto posible, antes de que algo nos pasara.

Sin más salí de la habitación y después del hotel y corrí lo más rápido que pude hasta llegar a la iglesia.
...
Ya estaba oscureciendo, no había personas en la calle y al entrar en la iglesia observé que era peor, ya no había nadie.
Caminé por toda la iglesia pero no había rastro de Jarek.
Después seguí hasta una puerta que llevaba a un patio trasero o eso parecía.

-¡Oye!
Me detuve en seco al oír una voz.
-No puedes entrar allí -un hombre de negro me miraba con seriedad.
-Lo siento -intenté sonreír -no soy de aquí, pero el Padre me dijo que podía hablar con él cuando lo necesitara.
-Bueno pues el padre no está -colocó sus manos en la cintura y sin querer vi que tenía un arma.
Oh cielos.
-Ah está bien, volveré en otro momento, tal vez mañana temprano -sonreí y me dirigí a la salida mientras él me escoltaba.
Observé todo, en especial pequeños floreros en cada esquina de cada banca.

-Oye -me volteé hacía el -¿sabes hacia dónde hay un bar?
-¿Vienes a una iglesia y después a un bar?
-Soy joven -sonreí.
-Bien -me señaló fuera de la iglesia -si giras a la izquierda y después vas derecho hasta que...
Mientras él seguía hablando tomé el jarrón más cercano y se lo estrellé en la cabeza.
Inmediatamente cayó inconsciente al suelo.
Respiré hondo.
Me agaché a su altura y con manos temblorosas tomé su arma.
Tragué saliva y me aseguré de que tuviera el seguro, al menos sabía eso por enseñanza de mi papá.
-Por si acaso -susurré para mí misma.
Enseguida caminé a esa puerta y la abrí.
Como suponía un pequeño patio era lo que había allí, pero también había un lugar como un granero.
Caminé hasta allí. Entonces escuché voces dentro.
Sentí otra punzada de ardor en el brazo.

-Jarek -susurré.
Le di la vuelta al lugar y por fin encontré una ventana.
Me asomé con cuidado y vi a aproximadamente seis personas formando un círculo alrededor de alguien, entre ellos se encontraba el Padre.

-¡Habla de una vez! -gritó el Padre y por fin pude visualizar a la persona.
Jarek estaba amarrado a una silla y me asusté tanto cuando lo vi cabizbajo y lleno de quemaduras.
Pero Jarek solo sonrió.
El Padre se enfadó y le lanzó algo que a mí me pareció solo agua pero que a Jarek lo hizo gritar como nunca lo había oído, parecía como si le hubieran lanzado ácido o algo así. Enseguida noté como en mi propia piel sentía el mismo dolor.
Algunas lágrimas se me salieron de ver tan horrible situación y obviamente por el dolor.
Tenía que ayudarlo.
Me alejé de la ventana.
¿Qué haría? No podía entrar así, eran seis personas.
Una horrible idea se me ocurrió...ahora entendía un poco más a mi papá, siempre pensando con mente fría ante situaciones como esa. 
Deseé que me hubiera heredado su paciencia porque tendría que intentar aquello si quería salvar nuestra vida.

Corrí de regreso a la iglesia y tomé una de las velas que usaban para alumbrar.
De inmediato regresé a la choza de madera.
Y sin pensarlo más, lancé la vela que de inmediato alcanzó una pared y empezó a arder.
Pronto el fuego se propagaría y comenzaría un gran incendio.

Y como dije el fuego ya comenzaba a crecer.

Suspiré tomando fuerzas, saqué el arma que había guardado por tanto tiempo y abrí la puerta de golpe.

-Déjenlo en paz -me acerqué al Padre y le apunté con el arma.
Todos se quedaron en silencio, Jarek me dedicó una pequeña sonrisa.
-Al fin llegaste -parecía cansado.
-Te sacaré de aquí -observé a las seis personas.
-Hija -el Padre me miró con las manos arriba -nosotros no somos malas personas, yo mismo te dije que nos encargamos de proteger a las personas.
-Si eso se nota -dije con ironía -ya que su guardia tenía un arma.
-Eso es solo por seguridad -se me acercó -pero yo sé que tú no serías capaz de dañarnos con eso.
-Mire, suéltelo y nos iremos en paz.
-¡¿Pero qué dices?! -me gritó -¡esta criatura es un demonio!
-Lo sé -seguí en mi misma posición.
-¿Y aún así quieres ayudarlo? -me miró confuso.
-Usted no entiende Padre.
-Lo único que entiendo -bajó las manos -es que probablemente este hombre te encantó con viles artimañas y por eso haces esto, pero también presiento que no sabes ni utilizar esa arma y mucho menos serás capaz de usarla contra mí, así que ¡bajala! -me ordenó.
Le quité el seguro y le apunté otra vez.
-Sé usarla -dije seria -mi papá me enseñó.
-Pero no dispararías.
-Por favor, suéltelo ya -volví a pedir olvidándome de que había más personas y gracias a mi descuido uno de los hombres sacó su arma e intentó dispararme y por suerte falló.
Yo le disparé en la pierna y él cayó al suelo gritando.

-Por favor Padre -pedí -no quiere más heridos.
-Solo queremos deshacernos de este mal -se acercó a Jarek -debemos asesinarlo para que no siga causando problemas en nuestro mundo. Nos enteramos de que él asesinó a una pareja de muchachos.
-Eso fue porque ellos intentaron matarnos -dije en su defensa. Si, yo sabía que estaba mal pero ahora entendía mejor que había sido por salvar nuestra vida.

-¿Estabas enterada? -me preguntó.
Asentí.

Una pequeña explosión se escuchó fuera e inmediatamente el fuego comenzó a entrar.
-Dios mío -el Padre observó todo con miedo -hijos váyanse -les ordenó a los otros.
-Pero no...- uno estaba en total desacuerdo.
-¡Largo! -gritó y de inmediato los cinco salieron ayudando al herido.

Nosotros seguíamos en la misma situación y el fuego cada vez se acercaba más.
-Desátame y yo le disparo -pidió Jarek.
Lo miré mal y con cuidado me acerqué a él.
-No harás eso, pero si te desataré -me agaché a su altura y comencé a quitarle las ataduras de las manos.
-No lo permitiré.
Observé al Padre quien tenía un recipiente en las manos. De inmediato se lo lanzó a Jarek quien empezó a gritar.
-¿Qué es eso? -lo miré preocupada.
-Agua bendita -el Cura sacó un objeto extraño que parecía una joya -tengo que matarlo.
-Por favor Padre...

No pude seguir hablando ni observando lo que hacía. La cara comenzó a arderme por lo que le había pasado a Jarek.
Apreté los ojos con fuerza y me hice bolita, la vista se me había vuelto borrosa.
Como pude abrí un ojo y vi al padre muy cerca de Jarek.
-¡Desaparece criatura del mal! -lo escuché decir.

Mi padre estaría muy decepcionado.
Alcé el arma y con lo poco que podía ver apunté a la pierna del Padre.
Jalé del gatillo y lo escuché gritar pero lo más probable es que hubiera fallado pues el gritó parecía más de susto.
Sentí mucho calor, el fuego estaba encerrándonos.
Froté mis ojos y pestañeé varias veces hasta poder aclarar mi visión.
Me puse de pie y me acerqué a Jarek que ahora estaba solo soportando el dolor.
-Debemos irnos -susurré desatando las ataduras de sus pies.
Entonces me detuve cuando vi lo que había bajo mi zapato.
Un charco de sangre.
Miré al Padre y de inmediato solté el arma.
Le había disparado en el pecho.
El Padre estaba tirado allí... desangrándose.

Había matado a una persona.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora