Demonio

72.Desconocido.

Lira y yo caminábamos por algo así como una calle llena de árboles y plantas raras y sin duda, no dejaba de asombrarme pues aunque el lugar estaba oscuro, estas plantas brillaban.

-¿Entonces todos viven en casas contiguas? -le pregunté.
-Si -tragó pesadamente -...¿puedo pedirle un favor?
-Ya te dije que no me hables de usted.
-Pero... 
-Si me hablas de tú, te hago el favor que me pidas -sonreí.
-Bueno, quería pedirte que no me hagas entrar a la casa de ese demonio.
La miré sin entender.
-¿Te cae mal? 
-No -se apresuró a contestar -es solo que a veces es muy... pervertido. 
Claro tenía que ser eso.
-No te preocupes, solo me indicas en dónde y ya.
-De hecho es en esa -señaló una y yo de inmediato volteé la mirada a aquella nada pequeña casa.
-Gracias, si quieres ya puedes irte -sonreí.
-Gracias -se apresuró a regresar.  Caminé hasta la entrada observando cada pequeño detalle; plantas que le daban un toque vivo al jardín, la fachada que era de un color blanquecino pero estaba hecho de madera con pequeñas figuras talladas. Toqué la puerta y esperé que estuviera en casa. 
Segundos después abrió.
-Humanita ¿qué haces aquí? 
-Vine a hablar contigo -sonreí débilmente. 
-Pasa -se hizo a un lado y yo entré. 
-¿Quieres tomar algo? -me preguntó. 
-No gracias -observé el hermoso lugar con varias ventanas que seguramente en el día, iluminaban todo. 
-¿Te gusta? 
-Si -empecé a caminar recorriendo cada rincón.
-¿Ahora entiendes por qué extrañaba este lugar?
-Lo entiendo muy bien -lo miré a la cara mientras me recargaba junto a una ventana.
-¿Y qué se te ofrece?
-Lo que quería era hacerte una propuesta.
-Ya te habías tardado -sonrió pervertidamente -en el cuarto o en la sala.
-¿En qué estás pensando? -sonreí ante sus tonterías.
-¿En qué estás pensando tú? -acercó su rostro al mío.
-Ya Jarek -me sonrojé ligeramente y lo alejé -lo que quería decirte es que mi tío me pidió que pasará tiempo de calidad con cada uno de los demonios.
-Ah ¿y empezarás conmigo? -puso su mejor cara de "felicidad". -No -negué con una risa -quiero que me acompañes cuando vaya a visitarlos.
-Eso suena muy aburrido.
-Por favor, no me siento segura de ir con ellos y tú seguramente los conoces muy bien -le dije. 
-¿Si sabes que tu querido tío me pidió que me alejara de ti?
-¿A ti también? -me asombré.
-¿Cómo?
-Nada -hice una pausa -es que le dije que me sentía mejor cuando me acompañabas.
Jarek se quedó pensativo.
-Está bien...te acompañaré pero a cambio de que me digas una cosa.
-Lo que quieras -sonreí al saber que ya había aceptado.
-¿Estás realmente a gusto conmigo?
Me extrañó su pregunta.
-Si, últimamente has cambiado y ahora eres alguien con quien se puede hablar y eso...
-No, no me refería a eso -parecía un poco desesperado.
-¿Entonces? 
-Izan me dijo algo muy raro y quería comprobarlo contigo.
-¿Y qué es eso tan raro? -lo miré con curiosidad.
-¿Puedes cerrar los ojos un momento? -sonrió malicioso.
-Ahh no -dije segura -si lo hago quién sabe que maldad me vayas a hacer.
-Nada malo, lo prometo -sonrió.
-Las promesas de los demonios no son muy confiables -le recordé.
-Vamos -rodó los ojos -no te haré nada desagradable. Reí ante el nerviosismo que eso me provocaba.
-De acuerdo pero voy a golpearte si me haces algo malo.
-Bien.
Respiré hondo y cerré los ojos. 
-Tienes prohibido abrirlos hasta que te lo diga ¿bien? O te castigaré.
-Bien -apreté los ojos con fuerza por tanto misterio.
-Okey -lo escuché susurrar.  Permanecí quieta por varios minutos hasta que por fin sentí unas manos que recorrían con suavidad mi cuello y rostro.
¿Qué rayos estaba haciendo?

-¿Q-Qué haces Jarek? -dije con nerviosismo.
No hubo respuesta. Sentí que Jarek se acercaba más a mí y yo por impulso me pegué a la pared. Sus manos se detuvieron y en su lugar sentí un cosquilleo en el lado derecho de mi frente, era una sensación como sus cabellos tocando mi piel. Pronto sentí su respiración apacible cerca de mi oído y después un roce en mi lóbulo y no pude evitar querer abrir los ojos pero me aguanté, sería peor si luego quisiera "castigarme". ¿Qué tramaba ese demonio?
Sentí como poco a poco colocaba sus manos en mi cintura y acariciaba mis labios con su mano. Respiré hondo cuando sentí el roce de sus labios contra los míos y entendí el por qué me hizo cerrar los ojos. Así era mucho más susceptible a su tacto. Pero...
Lo hice alejarse rápidamente y aunque no me lo había indicado iba a abrir los ojos, cuando su mano se colocó en mis ojos.
-¿Qué haces? -toqué su mano.
-¿Qué haces tú? Te dije que no los abrieras.
-¿Qué? Ibas a... -suspiré -ya suéltame -intenté quitar su mano pero la puse firme.
-Antes también lo intentaba y no te molestaba.
-Tú lo dijiste, antes. Ahora es diferente.
-¿Por qué es diferente?

¿Por qué? No podía decírselo, no estaba preparada para eso.

-Primero responde ¿por qué estás tan extraño desde que llegué?

Ya te dije, solo quería comprobar algo.
-¿Y entonces me dirás qué ibas a comprobar? -seguía sin querer soltarme. 
-No -por fin me dejó abrir los ojos pero no noté nada diferente, estaba neutro.
-Estás muy raro -fruncí el ceño.
-Y tú muy guapa -sonrió juguetón pero ocultando algo que no sabía describir.
-Ya dime -tomé sus manos -¿por qué hiciste todo eso?
Sonrió ocultándome lo que sea que ocultara.
-¿Así que así se siente? -eso sonó más para él que para mí.
-¿De qué hablas? ¿Por qué te comportas tan diferente a como normalmente eras?
-Porque aunque me moleste la idea, acabo de darme cuenta de que Izan tenía razón.
-¿En qué?
Jarek mantuvo el silencio.
-¿En qué? -volví a preguntar con desesperación.
-Aún no puedo decírtelo -jugueteó con mi mano -apenas está comenzando.
-¿Comenzando qué? -lo miré realmente alterada.
Jarek me sorprendió atrayéndome a él con fuerza hasta envolverme en un abrazo.
-Ya te dije humanita, apenas estamos empezando -observé sus ojos negros y una sensación nueva me recorrió el cuerpo.

No pude seguir interrogándolo porque ahora por su culpa, mi ser entero estaba intranquilo ante eso de lo que hablaba Jarek y que yo aún desconocía.