74.Gula.

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"Conozco un lugar donde podemos hablar y pasarla bien durante todo el día".
Eso había dicho Benedict después de que llegamos a su casa. 
Pero ¿por qué había accedido a ir con él? Quien sabe.
Al final, los tres nos habíamos dirigido a un club que abría durante todo el día, y que claro, era un sitio perfecto para que esos dos estuvieran bebiendo ¿y por qué yo no tomaba? Porque Ben había dicho que el licor del infierno era demasiado fuerte para mí, y después de lo que había pasado con Jarek aquella lejana vez, no me emborracharía.
...

Unas horas después de que llegamos a ese lugar, tan solo unas horas y ya nos encontrábamos sentados en una mesa redonda con asientos acolchados y con dos botellas de alcohol y mucha comida perteneciente a Benedict. Mientras al fondo se escuchaba música muy similar a la de la Tierra.
-¿Entonces cómo se conocieron Jarek y tú? -preguntó aquel demonio tomando su séptimo u octavo trago.
-En la Tierra, él quería asesinarme -contesté con sinceridad y Jarek se rió.
-Pero ya no quiero hacerlo... bueno hablo de asesinarte -volvió a reír y yo solo rodé los ojos. 
-Eres tan tonto -le reproché.
-¿Ves Ben? -se quejó con el otro demonio -siempre intento tratarla bien y me insulta.
Me di cuenta que Jarek comenzaba a lucir ebrio.
-¿Por qué le haces eso a Jarek? -lo abrazó en modo de compasión. 
-¿Hacer qué? -los miré sin comprender mientras ambos seguían tomando.
-Brindemos por las mujeres tan ingratas como Lauren que existen tanto aquí como en la Tierra -dijo Benedict y ambos chocaron sus vasos.

-¿Saben qué? Voy al baño -me levanté exasperada de oír tantas incoherencias.
-Por ese lado -sonrió Benedict señalando al fondo.
-Gracias -dije de mala gana.

¿Por qué había aceptado venir?  Suspiré y caminé a aquel rincón. Después entré al baño y me quedé allí dentro por unos minutos. Ahora sabía que el demonio de la Gula era un raro como los otros seis...
Vi entrar y salir a algunas mujeres que obviamente eran demonios y solo me limité a esperar.

...

Narrador

Lauren se había escabullido al baño mientras los dos demonios seguían hablando.
-La chica cree que soy un borracho sin remedio ¿verdad? -le preguntó Benedict a Jarek.
-Pues esa es la verdad -se rió Jarek.
-Al menos no me emborracho tan rápido como tú.
-No estoy tan borracho -volvió a poner su sonrisa burlesca. 
-Ajá.
-¿Qué tal te pareció? 
-Es una buena chica -sonrió -no me creo que sea hija de Nora. 
-¿Por? Yo nunca conocí a la tal Nora pero he escuchado cosas malas de ella -bebió otro trago.
-Estaba loca y sabía perfectamente como ocultarlo, al menos Lauren no sacó eso de su madre.
-Si, ella es más linda -tomó un trago mientras mantenía su sonrisa.
-Con que eso te traías ¿eh? -sonrió.
-¿Qué cosa? 
-Vamos, ¿realmente me harás decirlo? -lo miró con un toque de maldad y diversión.
-Tienes razón, no quiero oírte decirlo, aún me cuesta aceptarlo.
-Algún día iba a pasarte.
Benedict sonrió ante aquel demonio tan cambiado al que había conocido hace unos años. La Tierra si que cambiaba a los demonios, lástima que no todos para bien.

...

Lauren:
Después de más minutos de estar esperando, me aburrí. Abrí a puerta del baño e iba a regresar a la mesa cuando un hombre se cruzó en mi camino.  

-Hola -me saludó y yo lo miré extrañada.
-Hola -dije mientras él mantenía esa mirada de curiosidad sobre mí... intenté seguir caminando pero se interpuso.
-¿Se te ofrece algo? -le pregunté.
-Te he visto durante casi todo el día en una mesa junto a Jarek y Benedict.
-Eso no es para nada acosador -ironicé.
Se rió.
-¿Eres la famosa sobrina de Dimitri?
-No sabía que era famosa pero si-dije por lo bajo.
Volvió a reír.
-Perdón esto debe parecerte muy raro -me extendió la mano -soy Eugenio, un demonio de la guerra aunque probablemente no has oído de mí por que no soy uno de los siete demonios favoritos.
-Ah este...yo soy Lauren -por educación le di la mano pero un escalofrío me recorrió toda la espina dorsal.
-Encantado -me miró un par de minutos más -¿sabes? yo conozco perfectamente a tu tío. 
-¿Ah si? ¿eres su amigo? 
-No, al contrario lo odio -soltó de pronto.
-Oh -abrí los ojos por aquel dato -¿y por consiguiente a mí también me odias? 
-Claro que no -sonrió -no aún.
-Okey -dije incómoda por tan profunda mirada.
-¿Te digo por qué lo odio? 
-N-No, eso debe ser algo...
-Lo odio porque aunque lo niegue es uno de los favoritos del jefe, ¿por qué por más errores que comete no lo echa de aquí?
-Ah no sé -lo miré confundida.
-Bueno no importa, ya te darás cuenta de cómo son las cosas por aquí.
Suspiré ignorando a tan raro tipo.
-Ya tengo que irme.
-Claro -volvió a darme la mano -fue un gusto. 
-Igual -en cuanto me soltó salí huyendo de allí. 
Aquel hombre me había causado muchos escalofríos.

Divisé a esos dos que aún estaban tomando y me senté de nuevo.
-¿Fuiste al baño de tu casa? -se burló Jarek.
-No tonto, solo estaba tomando aire.
-Que entretenido suena eso. 
-Oye Lauren -Benedict se me acercó con una copa -¿quieres probarlo? 
-Dijiste que era muy fuerte -le recordé.
-Y lo es, pero con un trago no creo que pase nada.

-Anda humanita -me animó Jarek.

Lo pensé un segundo.
-De acuerdo, pero solo uno -le recibí la copa.
-Así se habla -Benedict tomó la suya -brindemos por los humanos.
Los tres chocamos las copas y bebimos pero... solo con el primer sorbo mi garganta se quemó, aquello si que estaba fuerte.
Suspiré al acabar y de inmediato me sentí mareada. 
¿Qué rayos había bebido? 

-Bien -dijo Benedict -uno de los motivos de esta reunión era que me conocieras -se echó para a tras y se relajó -pregunta lo que quieras.
-Pero no sé que podría preguntar. 
-Yo te ayudo -interrumpió Jarek -Ben, dinos una cosa que te agrade de los humanos.
Benedict sonrió y se acercó inundando mi espacio personal con su olor a licor -me gusta que sean igual de bebedores que yo. Ambos se rieron.
-¿Y una cosa que no te guste? -le pregunté.
-Esa es una pregunta aún más sencilla de responder -su expresión esta vez era sería -no me gusta que hablen mal de la Gula, o sea de mí. Me culpan de todo lo malo que hacen.
-Eso es cierto -Jarek se acercó -los hay tan hipócritas... incluso a mí me culpan de sus estupideces...
los humanos son tan extraños -me observó -sin ofender Lauren.
Lo miré mal.
-Vamos sigue preguntando -animó Benedict.
-Bien... ¿alguna vez has ido a la Tierra? 
Sonrió muy feliz.
-Muchas veces. Después de todo tienen bares muy buenos aunque sus bebidas no son lo mejor. Ah y también he probado la comida.
-¿Y qué es lo que te gusta comer? -Me encanta lo que sea de sabor fuerte -su sonrisa correspondía tan bien a su pecado de gula -sobre todo amo el tequila, es delicioso.
-Me alegra que haya aspectos que te gusten -sonreí sincera-creo que ahora me caes mejor. 
-Y tú a mí -volvió a beber de aquel liquido.
-Creí que a todos les molestaba que fuera humana.
-A mí no -sonrió -me da exactamente igual mientras Jarek y Dimitri te quieran aquí. Respiré con alivio, al menos uno no me odiaba...
-Pues salud por eso -volvió a decir y ambos bebieron.
-Tengo otra duda -le dije.
-¿Cuál?
-¿También tienes una maldición como Jarek?
Asintió.
-Yo puedo hacer que cuando una persona anhela algo, lo consiga y pierda toda la moderación. Por ejemplo con la comida o el alcohol.
-Ya veo...

En ese momento sentí el peso de Jarek sobre mi hombro izquierdo.
Benedict se rió.
-Ya se había tardado en caer. Observé a Jarek que dormía profundamente apoyado sobre mí.
-Tienes una gran resistencia al alcohol -le comenté a Benedict.
-Yo puedo tomar por días sin ningún problema... Aunque debo admitir que esta vez Jarek resistió bien.
Volteé a ver a ese demonio y no pude evitar sonreír al ver lo lindo que se veía y me dio gracia que nunca lo había visto caer por el alcohol.
-Jarek es un buen chico, aunque parezca un idiota -se rió y me di cuenta de que me miraba comprensivo.
-Lo sé -acaricié su cabello mientras aún dormía.
-Al principio no quería ser el demonio de la lujuria pero era perfecto para el trabajo y terminó siendo forzado por su padre y por el jefe.
-Pero creo que ahora le gusta.
-No es eso -miró el poco líquido que le quedaba en su copa -hace mucho que Jarek y yo no pasábamos tiempo juntos pero... lo que pasa es que ahora no sufre tanto porque volvió a tener esperanza en la humanidad y eso es gracias a ti -sonrió.
Me sonrojé ante esas palabras.
-En fin, dejaré de meterme en sus asuntos -se levantó y cargó a Jarek en su hombro como un costal de papas -vamos, hay que llevarlo a casa.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora