50.Confiesa.

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Un fuerte aroma a café me despertó.
Levanté la vista y encontré a Jarek con dos vasos de café en mano.
-¿Alguna vez te han dicho que duermes realmente profundo? -se burló.
-Buenos días Jarek -rodé los ojos mientras me levantaba con pereza.
-Ten -me entregó uno de los vasos de café.
-Gracias -le di un trago y de inmediato aquel líquido caliente y algo amargo, logró hacerme despertar.
-Debemos irnos ya -soltó de pronto.
-¿Y ahora por qué la prisa?
Jarek suspiró.
-Porque cuando fui a comprar los cafés encontré uno de esos carteles de "se busca".
-¿Nos están buscando aquí? -me asusté.
-Si...tu padre nos ha mandado buscar hasta por estos rumbos.
-Sobre eso -observé mi vaso de café -Nico me dijo que en cuanto volvamos...mi papá piensa meterte a la cárcel.
-Entonces no se diga más, hay que volver -sonrió socarrón.
-¿No estás asustado?
Sonrió aún más.
-Solo es un humano, además en cuanto hablé con él todo se resolverá y tú por ser su hija no tendrás problemas, así que todo bien.
-Que seguridad -sonreí -entonces ¿nos vamos?
Asintió.
-Entre más pronto mejor. 

...
Un par de minutos después nos encontrábamos en el lobby del hotel casi listos para marcharnos.
Jarek estaba hablando con el recepcionista y yo lo esperaba con la llave de la habitación en mano.

Se pronto observé a una niña de unos seis años que lloraba desesperada porque sus padres no la cargaban. Reí al recordar los tiempos en que yo hacía eso.    
Después observé a una pareja de ancianos que iban abrazados y riendo, pensé en que me gustaría envejecer junto a alguien y ser igual de feliz que ellos.
Miré la llave de la habitación para evitar pensar en eso.
Después volví a mirar a la gente que entraba y salía y me congelé.

Corrí de inmediato hacia Jarek y sin importar que estuviera hablando lo jalé conmigo a un rincón escondido donde nadie nos escucharía.
-¿Qué te pasa? -me miró con cierta confusión.
-Hace un segundo entró al hotel un hombre -miré a mi alrededor y continué susurrándole -uno de los de la secta.
Jarek observó el lugar.
-¿A dónde fue? -preguntó más serio.
-Subió las escaleras hacia las habitaciones.
-¿Así que se hospeda aquí? -sonrió malévolo -tengo una idea.
-¿Qué cosa?
-Tengo un plan.
-¿Qué plan?
-Uno muy diabólico pero si te lo dijera ya no sería tan diabólico.
-Deja de comportarte como un niñito.
-Solo sígueme.
De mala gana lo seguí.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Con cuidado seguimos a ese hombre.

-Era el guardia -le susurré a Jarek -lo reconozco perfectamente bien.
Seguimos caminando detrás del hombre hasta que se metió a un cuarto.
Nos detuvimos fuera de su puerta.

-¿Qué hacemos? -le pregunté.
-Dar la cara.
Inmediatamente Jarek tocó con el puño. Me sorprendí, no podíamos llegar así como así.
Se escuchó un grito diciendo "ya voy" seguido del click de la cerradura abriéndose.
En cuanto el hombre abrió Jarek le sonrió malévolo y este como reflejo intentó cerrar la puerta.

-Miren esa amabilidad -Jarek por la fuerza entró al cuarto y yo después de él cerrando.
-Váyanse -pidió en un tono duro intentando ocultar su miedo.
-Pero solo queremos hablar -Jarek lo hizo retroceder hasta chocar con la pared.
-No sé que buscan de mí pero no diré nada.
-Queremos saber algo sobre uno de tus cómplices.
Soltó una risa amarga.
-Después de lo que le hicieron al Padre nunca diré nada -me observó y sentí una sensación horrible...
-Fue un accidente -dijo Jarek y repentinamente lo golpeó en la cabeza haciéndolo caer.
-¿Q-Qué haces? -me asusté.
-Ayúdame.
Aún en desacuerdo con lo que estaba pasando lo ayudé a levantarlo y sentarlo en una silla cercana.
Después Jarek lo amordazó con un trapo y amarro sus pies y manos con un cable.
-Me puedes decir ¿por qué hacemos esto? -me crucé de brazos.
-Siendo hija de un policía deberías saberlo, vamos a hacerle preguntas -sonrió y se dirigió a una pequeña bandeja que aún tenía restos de comida, y tomó un cuchillo -y amenazarlo si es necesario.
-No voy a amenazar a una persona.
-Bien, puedes mirar.
-No Jarek.
-¿Quieres volver a casa y ser la misma chica buena que estaba estudiando la preparatoria?
-S-Si.
-Entonces calla y pásame el vaso con agua -me ordenó.
De la misma bandeja tomé un vaso que contenía un poco de agua, y se lo di.
-Gracias -entonces le lanzó el líquido a la cara haciéndolo despertar.
Con notorio temor el hombre empezó a revolverse nervioso mientras intentaba gritar.
Jarek lo observó.
-Voy a quitarte la mordaza pero si gritas te corto la lengua.
El hombre se lo tomó en serio y mientras Jarek le quitaba la cosa de la boca no hizo más que temblar.

-Ahora... -Jarek tomó otra silla y se sentó frente al aún aturdido hombre -nos dirás quién carajos me mandó a invocar.
El hombre lo miró directo a los ojos.
Yo me quedé quieta detrás de él, no quería participar en eso.
-No sé...nosotros nos dedicamos a proteger de ustedes no a invocarlos.
Jarek se rió.
-Que mentiroso -lo tomó del mentón e hizo presión en su cuello, con el cuchillo.
-N-No miento -ahora parecía más asustado.
-Voy a matarte si no dices la verdad.
-Ella no te dejará -me observó -aunque haya matado al Padre lo hizo por accidente como dicen, así que siendo humana nunca permitiría que me mates...por eso también sigo sin entender por qué te ayuda.
Jarek presionó más con el cuchillo sobre su piel, hasta el punto de provocarle una minúscula herida.
-Hay dos razones por las que ella dejara que te mate; una es porque ella no tiene control sobre mi naturaleza y la otra es porque desea encontrar a esa persona tanto o más que yo...
El hombre se quedó en silencio.
-Pero mientras ella esté aquí, con esa cara de pena, no moriré.
-Bien...-Jarek me observó sonriente -humanita parece que eres su esperanza...sal de aquí.
-Pero...-
-A menos que quieras ayudarme.

Sabía perfectamente que yo no mataría a ese hombre, sin embargo, nuevamente gracias a mi padre con su oficio de policía, conocía otras formas de hacer que las personas hablaran.

Me acerqué a Jarek y le arrebaté el cuchillo.

-Muévete de la silla -le pedí con voz sería. Jarek me miró ligeramente sorprendido pero no dijo nada y se levantó.
Me senté y miré por un par de segundos al hombre. El perfil que diría mi papá de aquel hombre sería que es alguien sin familia, que se preocupa solo por si mismo, así que si sentía su vida en riesgo terminaría confesando.
-¿Había alguno de tus compañeros que hubiera tomado un mal camino?
Me miró sin comprender.
-¿Alguien que haya decidido alejarse de ustedes o haya sido expulsado porque dejó de compartir los mismos ideales?
El hombre desvió la mirada.
Eso solo significaba una cosa, sabía perfectamente de quien hablaba.
-Ni aunque supiera te lo diría maldita asesina -me dedicó una mirada llena de odio.
Suspiré.
-Dime como se llama o dónde podemos encontrarlo.
-Mataste a nuestro líder -continuó alterado.
-Dime algo que me ayude a dar con él antes de que Jarek te torture -seguí igual de serena.
-Pero aunque hayas matado al Padre siempre habrá alguien que tomará su lugar.
-Solo dime algo y no te clavaré el cuchillo -se lo mostré.
-¡Las personas como tú me enferman! -gritó.

Y se lo clavé.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora