39.Paraíso.

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Hubo un silencio incómodo.
-¿Qué dices?
-Que no pienso volver.
-Pero ¿por qué? -parecía confundido -¿acaso es que James si te hizo daño? ¿O es por ese...por Jarek?
-Papá -dije seria -Jarek me está ayudando con algo.
-¿Qué algo? ¿Acaso te está amenazando?
-Claro que no...-suspiré -es que tengo que arreglar un asunto y es el único que puede ayudarme.
-Pero ¿qué asunto? -parecía desesperado.
-Confía en mí -dije cansada -iré a casa lo más pronto posible.
-Ven ahora.
-Perdón si no contesto tus llamadas por unos días.
-No hagas esto Lauren, no me obligues a que la policía te busque y que busque a ese chico.
-Por favor dile a Amelia que cuide bien de Blacky....y espero que sepas que te quiero mucho -entonces colgué.
Lancé el teléfono lejos y me quedé allí.
Tomé la pequeña almohada y la usé para gritar, para que mis gritos se ahogaran y no se proyectaran hasta el otro lado de la calle.

Después como pude me levanté de la cama y me dirigí a la habitación de al lado donde supuestamente estaba Jarek.
Sin tocar entré encontrándolo recostado sobre la cama.
-No tenías que soltárselo así -le reproché.
-Algún día se enteraría.
-¿Qué es lo que te pasa? actúas como si estuvieras desesperado por encontrar a ese hombre y no te importa nada más, eso es muy idiota, y en general estás actuando por impulso ¡tonto! -le dije enfadada.
Jarek me miró mal y se acercó a mí.
Me pegué a la pared llena de miedo.
Entonces él golpeó la pared asustándome más.
-No dejaré que me hables así. ¿Sabes? Debí dejar que James te tomara ya que soy tan tonto -soltó con malicia.
-Sabes que te agradezco que me hayas salvado pero es muy diferente a decirle eso a mi papá, así de pronto...incluso pensó que tú estabas tramando algo y dijo que la policía me buscaría.
-Que imbécil es...
-Oye no digas eso...el es un buen padre.
Se rió.
-¿Un buen padre? No sabes lo que dices. Su peor miedo es que tu descubras que... -se quedó callado.
-¿Que yo descubra qué cosa?
No respondió solo me miró directo a los ojos.
-Dime -le exigí.

Jarek tomó mi hombro.
-Lauren yo... -entonces frunció el ceño y tocó su cabeza.
-¿Qué tienes? -lo observé preocupada.
Susurró algo pero no entendí ninguna de sus palabras.
Repentinamente cayó desmayado sobre mí.

-¡Jarek!, ¡Jarek! -lo acosté con cuidado en el piso. Se veía muy pacífico pero me daba miedo el hecho de que se hubiera desplomado así.
Sentí un leve mareo. Me apoyé a su lado y de pronto sentí un horrible dolor de cabeza, era como si algo me quemara el cerebro. Solté un grito y lo último que sentí fue que caía junto a Jarek.

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~

Abrí los ojos, me encontraba de pie en un lugar desconocido pero infinitamente precioso.
Estaba parada frente a un atardecer bellísimo que se reflejaba en un lago enorme.
Pero era un sitio raro, el cielo no era como ninguno que hubiera visto antes, tenía una ligera tonalidad azul pero en su mayoría era de un color anaranjado. Precioso sin duda.
Me di la vuelta y comencé a caminar ¿qué había pasado?
¿dónde estaba?
El suelo estaba lleno de pasto fresco, además había muchos árboles altos, frondosos y muy gruesos, el silencio era maravilloso, de esos que te hacen sentir infinitamente mejor.
Seguí caminando hasta topar de frente con un puente.

-Odio que hagas eso y lo sabes.
Oí la voz de Jarek y por instinto me acerqué al lugar de procedencia.
Sobre el puente, había dos figuras paradas una frente a la otra y de inmediato me escondí detrás de uno de los árboles.
-Por eso lo hago -la voz era de un hombre y sonaba igual de atractiva que me había parecido la de Jarek.
-¿Qué quieres?
-¿Qué quiero? Pero si ya lo sabes muy bien.
Jarek se quedó en silencio.
-Pronto volveré a este lugar -dijo con desprecio -solo debo arreglar algo.
-¿Con la humana?
-Con el que me invocó -rectificó.
-Más vale que te des prisa Jarek porque el jefe y toda tu familia están desesperados por verte. Sabes que él no puede estar sin sus siete demonios favoritos.
-No tienes que recordar esa triste realidad, papá.
-Eso espero Jarek, ahora regresa a ese patético mundo.

Dejé de escuchar la voz y supuse que aquel hombre había desaparecido.
Pero en mi cabeza surgieron muchas dudas. ¿Jarek era uno de los demonios favoritos? ¿Qué implicaba eso? Además ¿por qué me había dicho que no tenía papá? y ¿aquel lugar era su hogar? ¿El infierno?
Sentí una rara sensación como si mi alma se trasladará a otro lado, con un suspiro cerré los ojos y con otro más los abrí encontrándome de nuevo en casa de Jarek.
A mi lado se encontraba Jarek desmayado, me levanté rápidamente y me quedé allí, en cualquier momento despertaría.
No podía decirle lo que vi, ya estaba molesto y seguro que cuando lo averiguara lo estaría más.
Repentinamente lo vi abrir los ojos.
-Jarek ¿estás bien? -lo observé -te desmayaste.
No dijo mucho, solo se sentó.
-Estoy bien.
-¿Seguro? ¿Qué te pasó?
-Nada Lauren...acaso -sonrió como siempre -¿te preocupas por mí?
-¿Sabes que? olvídalo -me levanté con cuidado y él también lo hizo.
-Con respecto a lo de tu padre...
-Sé lo que dirás -lo interrumpí -es su miedo y él mismo debe decírmelo.
-Así es -me guiñó un ojo.
-De acuerdo pero ¿cuándo iremos a ese lugar?
-Ahora mismo, date prisa y baja a desayunar -entonces salió de allí como si lo que acababa de pasar hubiera sido solo un sueño.

Inmediatamente me quité la ropa que ya había usado por mucho tiempo y me puse la que ese demonio me había conseguido.
Y enseguida bajé, con todas mis cosas, a donde Jarek con cara pensativa se encontraba desayunando.

Me senté sin decir nada y solo me puse a desayunar algo que él había servido.
El silencio no era incómodo pero era raro, ya que siempre salía con sus comentarios e insinuaciones.

Y por mi parte no podía dejar de pensar en el padre de Jarek y en Jarek mismo. Sabía perfectamente que no éramos mejores amigos ni nada por el estilo pero negar a su padre...
Por otro lado aquel lugar era maravilloso, no entendía por qué Jarek odiaba estar allí, bueno sabiendo que el jefe como lo llamaba ese demonio, lo quería cerca... todo sonaba muy complicado.

-¿En qué piensas? -me habló.
-Nada -sonreí -en mi papá, en Luce... ¿y tú?
-Asuntos de mi hogar -sonrió.
-Creí que yo era tu hogar -lo miré curiosa.
-Lo eres primor, pero hablo de mi otro hogar.
-Ah... -me quedé callada, parecía no querer contarme nada más.
-Pues vámonos -se levantó repentinamente.
-¿Ya? -me sorprendí.
-Si, debemos aprovechar el tiempo -me tomó de la mano y me arrastró fuera de su casa.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora