79.Ira.

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Después de nuestra mala bienvenida, los cuatro estábamos sentados en la mesa, comiendo un platillo muy extraño pero exquisito llamado Sukiyaki de Wagyu.

-¿Te gustó lo que cociné? -el demonio de la soberbia, Tessa, me observaba.
-Si -sonreí -realmente está delicioso.
-Gracias -fingió sonreír pero se le notaba un poco-mucho odio.
Yo solo seguí comiendo en silencio.
-Así que, Lauren -Anxo me observaba fijamente -¿por qué decidiste aceptar venir a nuestro hogar?
-También es su hogar Anxo -le corrigió Jarek.
-Estoy hablando con ella insolente -le soltó en la cara.
Jarek estaba a punto de empezar a pelear.
-Tranquilo -le susurré y observé a Anxo -acepté porque quería conocer a mi tío y a... ustedes.
-¿Y no podías solo vivir una vida normal como tu madre quería?

Auch aquello había dolido.
-Ella decidió por mí...pero yo también tenía derecho a decidir qué y a quién quería en mi vida.
-Eso se oye tan dulce -dijo Tessa-pero la verdad es que aquí hay varios demonios que no te quieren.
-¿Cómo ustedes? -le preguntó Jarek.
-Si -soltó -pero también esta por ejemplo, el padre de Jarek. Ni siquiera te querría por aquí si fueras humana por completo, porque él odia a los humanos.

Eso me sorprendió. Por instinto observé a Jarek pero este ni se inmutó.
-Él no quiere a nadie -se limitó a responder.
-Aún así -Tessa me observó -ni siquiera creo que seas tan buena como aparentas.
-No aparento nada -respondí -ya dije que estoy aquí solo porque quería conocerlos y además a mí sí me agradan algunos demonios de por aquí.
-Como yo -Jarek me guiñó el ojo y yo solo reí.
-¿Alguna vez has visto la verdadera forma de un demonio? -dijo Anxo pero logré notar las malas intenciones que tenían esas palabras. Quería que me asustara.
-Si, la de Jarek -contesté sincera.
-¿Y aún así sigues aquí? -me miró realmente confundido -¿por qué?
-A mí no me importa como luzcan por fuera -observé a Jarek -simplemente me agradan.
-Eres muy extraña niña -Anxo dejó el tenedor sobre la mesa -si es verdad lo que dices, bien por ti, pero yo no puedo aceptarte.   
Me quedé callada.
-Iré por el postre -Tessa se levantó y caminó a la cocina.
-La ayudaré -con velocidad me levanté y caminé en la misma dirección.
En la cocina la encontré apoyada sobre una mesa.
-¿A ti tampoco te agrado? -me acerqué a ella.
-No -se apartó un mechón del rostro.
-¿Por qué?
-Hay muchas razones -me miró llena de superioridad.
-Dímelas -pedí.
-Para empezar solo eres una humana, no deberías estar aquí gozando de todo esto, alguien mortal no debería tener esos privilegios y no debería ser tan...bonita.
Me sorprendí de que dijera eso último.
-Además tu madre...-suspiró con furia -ella alguna vez fue novia de Anxo y no soporto que estés cerca, eres su maldita viva imagen.
Me quedé en shock a oír eso.
-¿Y es por eso él también me odia? -pregunté.
-Posiblemente -se enderezó -y otra cosa por la que no te soporto es porque los has cambiado.
-¿Qué? -pregunté sin entender.
-¡¿Lo vez?! -se quejó -también haces eso, actúas como la persona más pura e inocente.
No dije nada.
-Y me refería a que Jarek, Dimitri e incluso Izan han cambiado su percepción de los humanos por ti. Ahora parecen creer que valen la pena.
-Te oyes como si tuvieras envidia -dije inconscientemente pero me arrepentí al darme cuenta de su expresión.
-No siento envidia de alguien tan insignificante, porque simplemente soy mejor.
-De acuerdo...
Hubo un enorme silencio hasta que me atreví a volver a hablar.
-Solo espero que mínimo puedas soportarme -no quise seguir discutiendo.
Tessa me miró a los ojos y pareció dudar un momento.
-Ten -dijo al fin -ya que estas aquí sirve de algo y lleva el souffle -me entregó dos de esos pequeños postres y ella tomó los otros dos.

Así volvimos a la mesa pero para mi sorpresa Anxo ya no estaba.
-Delicioso -Jarek me quitó uno de los postres y empezó a comer, deleitándose -si algo he de admitirte Tessa, es que tus postres son excelentes.
La demonio sonrió con grandeza.
-¿Y Anxo? -le pregunté a Jarek.
-Se encerró en su cuarto -siguió comiendo como si nada.
-Ah...-iba a comer pero tuve otra idea, tomé mi postre y el postre que sobraba -¿por favor puedo subir a ver a Anxo? -le pregunté a Tessa.
Ella solo hizo un ademán con la mano, como si no le importara y dijo "segunda puerta".
-Bien -le di un vistazo a Jarek.
-¿Segura? -preguntó con mucha duda.
Asentí y de inmediato me dirigí a la parte de arriba.
Toqué la puerta que Tessa me había indicado y escuché un ronco "pase".
Le hice caso y entré cerrando tras de mí.

-¿Qué quieres? -me preguntó de mal modo en cuanto me vio.
-Te traje tu postre -sonreí dejándolo al lado de la silla en la que se encontraba sentado.
-Ya puedes irte.
Me quedé callada y quieta en la entrada de la puerta.
-¿Estás sorda? -me miró mal.
-¿Por qué no te agrado? -fui directa.
-Porque eres humana -dijo pero no logró convencerme.
-No te creo.
-Es tu problema.
Suspiré.
-¿Es...es por la relación que tuviste con mi madre? ¿Es porque te la recuerdo?
Anxo se levantó azotando algo en su enojado paso y no podía negar que al verlo así me dio algo de miedo.
Con fuerza me tomó de los hombros y me obligó a mirarlo.
-No puedes venir a mi casa y decirme eso, no tienes idea de lo que hablas.
Me paralicé ante su enojado rostro.
-¿E-Entonces?
-Eres tan parecida -apretó más su agarre pero no me quejé -intentas hacerte amiga de todos pero no eres más que una... -al menos no se atrevió a terminar su frase.
-De acuerdo -dije con dificultad -ya entendí que no te agrado y me iré ahora mismo de tu casa.
-Claro que no -lo vi sonreír con gran maldad.
-Suéltame -le pedí.
-Tu madre decidió que quería pasar su vida con humanos, sin embargo, no era como ellos porque por más que lo ocultara era un demonio -sonrió aún más -pero tú no eres como ella, eres en parte humana y ahora ya sé qué es lo que más te enoja.
-¿De qué hablas? -dije con miedo de que en verdad lo supiera.
-Sé lo que más deseas y por lo que estás tan enojada contigo misma.
Abrí los ojos como platos.
No. Él no podía saberlo ¿o si?.
-Déjame ya -intenté que me soltara pero solo conseguí hacerme daño, entonces por propia voluntad me lanzó a la misma silla donde antes había estado y se agachó a mi altura.
-¿Te lo recuerdo? -me miró con pura maldad.
-N-No -negué con miedo de oír esas palabras. Palabras que había estado intentando ocultar en todo momento.
Anxo acercó su mano a mi rostro y me obligó a mirarlo fijamente.
-Te odias tanto porque no puedes ser normal, porque ya no quieres serlo... eso es algo que ya no deseas, y no es porque seas parte demonio sino porque ahora solo deseas a esa persona. Estás tan enojada porque sabes que él nunca sentirá lo mismo que tú sientes, porque te has hecho tonta con ese tema, porque sabes que a él solo le gusta pasar el tiempo contigo...
-Basta Anxo -le pedí.
-Te odias tanto y te reprochas cada día porque... -hizo otra pausa dramática en la que mis bellos se erizaron -te enamoraste de un demonio terrible, de Jarek.
Me quedé helada.

-Que alivio que tu madre ya no tiene que soportar el hecho de que seas su hija.
Reaccioné ante sus palabras y le di una bofetada haciendo que me mirara aún peor.
-Te equivocas, ella siempre estuvo orgullosa y aún lo estaría...yo lo sé -me levanté y limpié mis lágrimas -tal vez yo soy realmente cobarde para aceptar todo lo que acabas de decir pero al menos sé que mi padre y mi madre están orgullosos de mí y sé que no vivo siendo tan desdichada como Luca contigo.
Él se quedó estático.

-Lamento mucho haber irrumpido en tu casa, me voy ahora mismo -salí de su cuarto y me dirigí al comedor donde Jarek seguía platicando junto a Tessa.

-¿Podemos irnos? -me paré a su lado intentando hacer el mínimo contacto visual.
-Claro -dijo seguramente notando mi mal aspecto.
-Adiós y gracias por la cena -le dije a Tessa y me dirigí a la salida junto a Jarek.
Empezamos a caminar por la calle.

Pero no podía ni mirarlo. Tanto tiempo intentando ignorar lo que Anxo me acababa de echar en cara.

-¿Qué rayos te hizo Anxo? -me preguntó un Jarek serio.
-Nada -intenté sonreír.
-Ajá -me miró enojado -¿y por eso quieres llorar?
Tenía toda la razón.
-¿Podemos... ir a tu casa? No  quiero que mi tío me vea así -le pedí.
Me miró preocupado.
-Bien.

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Me senté en la cama de Jarek y por suerte este no había seguido con las preguntas de Anxo.
-¿Y te divertiste con tu tío en el circo? -me preguntó sentándose a mi lado.
-Si, aquel lugar parecía por fuera un circo normal, pero por dentro estuvo de locura.
-Lo sé...la primera vez que fui fue cuando era un niño -solo miraba al frente.
-¿Con tu padre? -pregunté.
Me miró con recelo.
-Por supuesto que no. Ese hombre nunca ha pasado tiempo conmigo.
-¿Entonces con quién fuiste?
-Con mi madre.
-Sabes, nunca la mencionas.
-Porque se largó -volvió a su expresión seria -pero ni te emociones, que no hablaremos de ella -se acercó a mí -hace solo unos momentos inconscientemente estabas temblando, así que vas a decirme lo que pasó con Anxo.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora