77.Misterio.

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-¿Y ya se lo confesaste? -dije con curiosidad.
-Sería una pérdida de tiempo.
-¿Por qué dices eso? -fruncí el ceño.
-Las relaciones sentimentales me dan flojera.
Suspiré con cansancio.
-¿Hay algo que no te de flojera Luca?
-No lo creo -siguió comiendo.
-Que forma tan pesimista de pensar tienes demonio de la pereza.
No respondió.
-¿Puedo preguntar otra cosa? -le dije.
Me miró para que prosiguiera.
-Si todo te da flojera, ¿por qué te convertiste en uno de los demonios más importantes?
-Como le pasó a Jarek...mi padre me obligó -me soltó.
-Oh...
-Aunque al final terminó por gustarme el que mi trabajo sea tan relajante...y pueda dormir tanto.
Me reí ante su sinceridad.
-Oye.
-¿Si? -lo miré a los ojos.
-¿Te puedo preguntar algo?
-Dime.
-Tú dices que le gusto a Lira pero ella a veces me evita por ser uno de los siete demonios...¿a ti no te importa salir con Jarek aún cuando es un demonio tan importante?
Me quedé callada.
-¿Qué quieres decir con salir?
-Como pareja.
Me sonrojé.
-Jarek y yo no somos pareja ¿de dónde sacaste eso?
Me miró fijamente.
-Ea que ustedes actúan como si... olvídalo.
-Bueno... -eso dije pero la duda seguía en mí ¿por qué me había dicho tal cosa?

...
-Gracias por la comida -susurró con mirada gacha y llena de sueño.
-De nada -sonreí recogiendo su plato... -oye Luca, yo sé que Jarek tiene la maldición de poder saber los miedos de la gente y que Izan puede saber las envidias pero ¿tú también tienes una maldición?
Asintió.
-¿Cuál es?
-Tengo un raro efecto en los humanos, algo que logro con solo querer que pase...
-¿En serio? -dije incrédula.
-Si, puedo hacer que las personas sufran de mucho sueño y pierdan las ganas de realizar cualquier actividad.
-Eso es bastante cruel Luca.
-No lo es, solo les doy un no tan merecido descanso.
-¿Y...cómo haces eso?
Se quedó pensativo.
-¿Te muestro?
-De acuerdo -dije insegura.
Se acercó a mí y colocó la palma de su mano en mi frente.
-¿Qué haces?
-Haré que te dé mucho sueño.

Nos quedamos quietos por casi un minuto pero nada pasó.
-Creo que volveré a dormir -se alejó.
-¿Qué? -dije confundida -creí que...
-Lo intenté, pero parece que eres inmune a mi maldición -se levantó con lentitud y caminó al piso de arriba y yo me limité a seguirlo.
-Eso mismo me pasa con Jarek ¿por qué crees que sea así?
-Tal vez porque tienes sangre de demonio -entró a su cuarto.
-Probablemente tengas razón -me senté en la orilla de su cama mientras Luca se tiraba boca arriba.
-Entonces dormiré...
-Duermes mucho -lo observé.
-Lo necesito, es agotador juzgar a los humanos.
Iba a responderle pero un malestar me inundó repentinamente haciendo que me mareara.

-¿Estás bien?
-Si -toqué mi cabeza -es solo que necesito recostarme.
Sin pensarlo mucho me tiré a su lado.
-Quién lo diría -me miró de reojo -parece que no eres inmune a la maldición de todos demonios.
-Creo...-no pude seguir viéndolo porque de inmediato mis ojos se cerraron. 

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Un cosquilleo cerca de mi ojo me hizo abrir mis párpados. Encontré frente a mí a un muy dormido Luca, quien tenía su mano muy cerca de mi rostro.

Giré sobre la cama llena de flojera y bostecé.
-Al fin despiertas.
Rápidamente me levanté y me encontré con la mirada de Jarek.
-¿Qué haces aquí? -susurré.
-Vine por ti, pero al parecer estabas muy dormida junto a Luca.
-El sueño es contagioso.
-Si bueno, hay que irnos humanita -me guiñó el ojo.
-Claro -bostecé una vez más.
Y con cuidado de no despertar a Luca, ambos salimos de su cuarto cerrando la puerta con delicadeza. Entonces observé por una ventana y me sorprendí.
-Oye ¿qué hora es? -le pregunté a Jarek.
-Como las diez -me respondió.
-¿Tan tarde? -abrí los ojos al darme cuenta de todo el tiempo que había perdido.
Jarek soltó una risita.
-¿Y fue divertido? -preguntó.
-¿De qué hablas? -lo observé. 
-Limpiaste toda su casa -se rió.
-No fue toda su casa, aunque tenías razón, estaba realmente sucia -recordé todo lo que había recogido.
-Pero le hiciste un gran favor.
Salimos de la casa y empezamos a caminar.
-Si... Además logré charlar un poco con él -sonreí llena de satisfacción.
-Eso si me sorprende.
-Te dije que lograría ser su amiga.
-Si, ya veo que cuando quieres algo lo consigues.
-Eso se oye mal -rodé los ojos -fácilmente se podrían malinterpretar esas palabras.
-Por supuesto que si -se rió.
-¿Qué quieres decir?
-Nada -acarició mi cabeza.
En ese momento me percaté de que íbamos en dirección contraria a la casa del tío Dimitri.
-Por cierto ¿a dónde vamos?
-¿Y apenas te das cuenta que te secuestro?
-¿Qué cosa? -pregunté extrañada.
-Relájate -rodó los ojos y me tomó de la cintura -te llevaré a un lugar genial.
Recordé la definición de genial y de diversión que tenía Jarek.
-¿Un bar? -dije no tan en broma.
-No...es algo que te gustará más. Bueno, normalmente a las humanas les gusta.
-¿Acaso has llevado muchas humanas allí? -alcé una ceja.
-No muchas, menos de diez -dijo en tono neutro.
-Bromeas ¿no?
Jarek sonrió juguetón.
-Por supuesto, tú eres la única...-guardó un raro silencio -que podrá vivir esto.
-Bien...

Entonces seguimos caminando hasta que todo se volvió mucho más tranquilo.

-¿Seguro que no me harás nada malo? -tragué pesadamente.
-Depende -seguía caminando.
-¿De qué?
Entonces me observó con esa malicia.
-¿Quieres que te haga algo malo?
-No -apresuré el paso.
-Por eso me agradas -escuché que susurró pero le resté importancia.

-Aquí -Jarek me tomó de la mano y me condujo a ese lugar.
El primero que había conocido dentro de su hogar.
Caminamos hasta estar sobre el puente de aquel lago. Sin embargo, no podía dejar de admirar todo el paisaje. En ese punto el cielo estaba totalmente apagado mientras que el agua azul del lago parecía como si estuviera lleno de estrellas. Era realmente precioso y contradictorio.
Me acerqué a uno de los barandales del puente y observé detenidamente el agua.
-Es tan extraño -susurré.
-Pero te encantó -se acercó junto a mí.
-Si -sonreí con total felicidad.
-Es el lago Misterio.
-Pues es una belleza, es como si el cielo se encontrara en el agua y sobre nosotros no hubiera nada más que la nada.
-¿Eres poeta? -bromeó. 
-Déjame ser -reí por lo bajo.
-Hablando de "dejar ser"...¿te incomodaría si...
-¿Si?
-¿Si me transformo a mi forma de demonio? 
Eso me sorprendió.
-No, por mí está bien -le dediqué una pequeña sonrisa.
-¿Segura que no te asustarás?.
-¿Alguna vez me has visto asustada?.
Se rió.
De inmediato una especie de niebla lo cubrió por completo...y al segundo siguiente aquellas marcas que había visto hace tanto tiempo volvieron a aparecer sobre su piel, además cuando observé sus ojos noté esas cuencas totalmente negras.
Pero yo solo pude mirarlo como siempre lo miraba, en verdad que escondiera esa forma no me inmutaba ni mucho menos.

-Creí que esta forma llegaría a incomodarte -dijo observándome con esas cuencas similares al cielo.
-La verdad es que no, de hecho...-sonreí para mí misma -creí que a ti era al que le molestaba mostrármela.
Su expresión era de ligera sorpresa.
-Porque creí que te asustaría...-se acercó a mí, quedando frente a frente, haciendo que un casi nulo calor me rodeara -has dicho que no le temes pero creí que tal vez en el fondo...
Me atreví a acariciar esas marcas sobre sus mejillas.
-Hace mucho que tú como demonio dejaste de asustarme Jarek -le sonreí con sinceridad y por primera vez en tanto tiempo se paralizó...no hizo ningún chiste, ninguna burla ni palabra satírica solo estaba sorprendido.
-Es inevitable -dijo por fin.
-¿Qué es inevitable? -lo miré sin comprender.
-Al hacer esto quería comprobar algo...y ahora que lo hice no me queda nada más que aceptar que me...-se quedó callado.
-¿Que te qué? -me llené de curiosidad.
-Nada -sonrió socarrón.
-A veces no te entiendo -rodé los ojos.
Jarek dio un paso más hacia mí sin dejar de observarme a los ojos y rápidamente me abrazó.

-E-En verdad no te entiendo -susurré nerviosa y no podía dejar pasar desapercibido el hecho de que esa calidez que no llegaba a quemarme, inundó cada fibra de mi ser...
-¿Puedes abrazarme? -escuché su susurrante y me atrevería a decir que suplicante voz, justo en mi oído.
Pero hasta el momento que lo dijo, no había notado que inconscientemente permanecía con ambas manos petrificadas a los costados.
Como lo había pedido, con lentitud lo abracé percibiendo de mejor manera el calor que emanaba de él, después simplemente cerré los ojos y ambos permanecimos sumidos en el silencio de aquel misterio que Jarek me ocultaba y que sinceramente ya no sabía si quería descubrir.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora