4. Primeros días

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Jearel

Caminaban por la calle.

Le preguntaron a Noa unas tres veces cómo era el Flujo de Velocidad, pero él les había contestado que no lo recordaba. Solo que se había sentido en un huracán de energía sin tener control de sí.

-Nosotros llevaremos a Noa a su casa -le dijo Guelto varios minutos atrás a Wolf-. Tú encárgate de él.

Wolf había apoyado a Nash en sus hombros y se lo había llevado. Los demás habían tomado un camino diferente.

-Chicos -les dice Noa-, sé que están preocupados por mí, pero hablaremos luego. Ahora necesito ir a mi casa, tengo que descansar.

-Yo te acompaño -le dijo Guelto-. Ya sabes que vivo varios paraderos después del tuyo.

-Vale. Vamos.

Jearel caminó de regreso hacia la Academia. Cruzó la avenida que había frente a ella y tomó un bus que la llevaría a casa. Durante ese trayecto recordó algunas de las cosas que habían pasado a mediados del año pasado. El día en que ella, Delant y Noa se habían hecho amigos cercanos:

Era una tarde de otoño; Delant, Noa y yo, nos encontrábamos en el patio de la universidad haciendo la tarea. La tarde iba decayendo y unos jóvenes frente a nosotros jugaban volley; Noa estaba ansioso por jugar, pero ellos lo ignoraban, además tenía que hacer la tarea junto con nosotras.

-Ya déjalo Noa -le digo-. No te dejarán jugar. Están practicando porque tienen campeonato en dos semanas.

-Eso lo sé, pero quiero jugar -ruega.

Los chicos de la academia ADUNI ya habían salido hace una hora aproximadamente. Delant leía la tarea de MTU (que es Metodología del Trabajo Universitario), pero me preguntaba si es que en realidad captaba algo, con la laptop prendida y al mismo tiempo escuchando música.

-Chicos -nos dice-, creo que encontré algo con lo que podríamos trabajar.

-Cambiando de tema -le dice Noa-, ¿solucionaste el problema con Neo?

-No por ahora.

Tomo la laptop y comienzo a revisar la información que Delant encontró. Por el rabillo de ojo veo como Noa me toma una foto que horas después subirá junto con una publicación. Solo atino a sonreír levemente.

Fui muy feliz en esos días. Me acuerdo que un antiguo novio que tuve me volvió a hablar por aquel entonces. Era agradable saber que seguía enamorado de mí, así como también lo estaba un amigo de nuestro grupo.

Pensando en todo eso, me pregunto si es que Noa llegó a enterarse del beso que ocurrió en Gamarra cuando fuimos a hacer el trabajo de Antropología o si recordará algo de lo que le conté el último día que lo vi.

Jearel pensaba en como estas personas a las que había aprendido a amar como a una familia habían llegado a calar tan profundo en su vida, en como con Noa había compartido tantos secretos...

Una vibración proveniente de su celular la sacó de sus pensamientos. Cuando hubo abierto el mensaje leyó:

«Mañana mis hombres se encargarán de limpiar el lugar donde usaron a Creador. Presta atención a las noticias el día de mañana. Te enviaremos más órdenes»

De nuevo, sintió ese nudo en la garganta que no la había dejado tranquila en el último mes. Ese dolor en el pecho.

«Ojalá no te hubieses ido así, amigo mío. Tenía tanto de qué hablar»

Laztrasti: Academia | Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora