Thomed
La noche en que pasó la estrella fugaz, la noche en la que Gerniel y Noa fueron a la playa, la noche en que Wolf estuvo en la Parroquia y la noche en que todos los RJ pidieron aquel deseo, fue la noche en que la vida de Thomed también cambió.
Él no despertó ningún don en su interior. Él, como el resto de las personas del mundo, olvidó aquel evento y vivió su vida como si nada hubiese cambiado. La aparición de metahumanos no lo molestó. Todo era normal hasta esa tarde. Todo en su vida, quizá, hubiese seguido siendo monótona de no haber sido por esa tarde.
Llegó al centro comercial como lo hacía cada fin de semana y ahí, parado en una columna estaba él. La mirada perdida, un jean azul y zapatillas negras. El sol ya se había ocultado y la oscuridad iba apareciendo.
-Está llorando... -susurró Thomed al verlo- ¿Por qué?
Caminó hacia él. Parecía que la gente lo ignoraba.
-Hola... -dijo torpemente y preguntó-: ¿Estás bien?
Nash lo miró con los ojos llenos de lágrimas.
-No -respondió-. No lo estoy.
- ¿Puedo ayudarte en algo?
-Si pudieras decirme quién soy...
-Lo lamento, pero no puedo; lo que sí puedo hacer es ayudarte a secar esas lágrimas.
Le tendió un poco de papel higiénico y Nash se secó las lágrimas.
-Lo siento -decía Nash limpiándose los ojos-. No sé ni lo que digo. Me llamo Nash. Gracias por acercarte.
Le sonrió ampliamente y Thomed sintió el impulso de sonreírle de vuelta.
-Yo soy Thomed -dijo-. Un placer conocerte, Nash.
Algo en la mente de Nash se activó, era como algo que tenía que recordar, algo importante, pero era un hueco en su mente que no sabía cómo llenar.
-Thomed... -repitió Nash, pero ignoró los extraños sentimientos que ese nombre le provocaba-. Siento que te conozco de otro lado. Es raro.
- ¿Ah sí? -preguntó Thomed- ¿Te resultaría más raro si te dijera que yo también siento lo mismo?
- ¿En serio?
-Sí. ¿Quieres ir a comer algo?
-Claro.
Pasaron horas hablando.
Horas que sintieron solo fueron minutos. No podían parar de reírse por las locuras que se contaban el uno del otro.
-Una vez un perro correteó a mi primo en una Parroquia -le contó Nash mientras bebían unas gaseosas.
-Ja, ja, Ja. ¿De verdad? -preguntó Thomed tomando un sorbo.
-Sí. Esa misma tarde casi nos atropella un camión.
Thomed casi escupe la gaseosa que tomaba.
-Están locos.
-Un poco, sí.
Caminaron de regreso hacia el paradero. Ya era tarde. El centro comercial a sus espaldas había cerrado por completo y ellos eran las últimas personas en salir.
-Lamento haberte entretenido todo este tiempo -se disculpó Thomed.
-No -se apresuró a decir Nash-. Al contrario, gracias. Me siento feliz de haberte conocido.
- ¿Estás seguro de que irás a tu casa?, ya es tarde. Yo vivo aquí cerca, si deseas puedes pasar la noche e irte en la mañana.
Nash lo miró. Por alguna razón sabía que no tenía de qué preocuparse. Después de mucho tiempo se sentía en casa. Una sensación que no sentía hacía mucho tiempo.
-Claro, está bien, pero antes tengo algo que decirte. -dio un respiro profundo y dijo-: Siento que te conozco de otra vida.
- ¿A qué te refieres?
-Es más como que ya te conozco. Como que ya hemos tenido esta conversación, en este mismo lugar, pero... eso no es lo que más se me dificulta...
- ¿Entonces?
-Es que tengo está terrible sensación en el pecho. Esta sensación de que te he perdido. De que debería abrazarte tan fuerte y no dejarte ir.
- ¿Y por qué no lo haces?
Caminaron a casa de Thomed. Abrió la puerta y se sentaron en la pequeña mesa que tenía.
- ¿Por qué llorabas?
-Ayer traté de suicidarme -contestó Nash.
- ¿Por qué?
-No quería seguir viviendo en un mundo en el que no sé quién soy en realidad.
-Hablas de manera simbólica.
-No en realidad. Siento que no pertenezco a este lugar. A este mundo. Como si mis recuerdos fueran falsos. Si embargo, sé que hay alguien muy importante esperándome en algún lado, pero no lograba recordar qué o quién era... hasta que tú apareciste.
- ¿Yo?
-Tú me has hecho recordarlo.
- ¿A quién?
-Alguien que se llama exactamente igual a ti. Eres igual a él, pero no eres él. Es confuso. Lo siento. Estoy hablando incoherencias.
- ¿Y cómo es él? -preguntó Thomed con una inexplicable nostalgia- Me refiero a su carácter.
-Una persona maravillosa a la que siento, lastimé de una manera terrible.
- ¿Qué podrías haber hecho para herirlo?
-No lo sé. No lo recuerdo. Mi primo me dijo que llegué a través de un portal junto con Noa, pero... no sé de dónde vengo ni por qué. Al despertar, solo recordaba dos cosas: mi nombre y el de Thomed.
Un momento de silencio.
Thomed se levantó de su silla y se sirvió un poco de agua.
-Ojalá lo puedas encontrar algún día.
-Yo también lo espero -dijo Nash poniéndose de pie- ¿Y tú por qué estás llorando?
- ¿Yo? Yo no... -Thomed se llevó una mano a los ojos y notó las lágrimas- estoy llorando...
- ¿También perdiste a alguien?
-No, pero... ¿por qué siento que sí?
-Lo siento. No quise hacerte sentir mal.
Nash caminó hacia él. Tomó su rostro entre sus manos y lo miró fijamente. Notó sus ojos marrones claros viéndolo con suma tristeza, y entonces... se dejó llevar.
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Laztrasti: Academia | Libro 2
AdventureEl mundo cambió. Ya nunca más volverá a ser el mismo; y mientras que pensaban que las cosas ya no podían ir mal, todo empeoró cien veces más. Wolf debe de encontrar las reliquias perdidas, hacerle frente a una profecía y salvar a su primo en el proc...