Mana
El mundo se había vuelto gris por alguna razón.
La gente en las calles se lanzaba una sobre otra, devorando su carne y en especial sus corazones.
-Esto es tan interesante.
«¿Qué quieres decir?» preguntó Mana.
-Ya lo verás.
El espacio oscuro en el que se encontraba Mana de repente fue iluminado por una rendija de luz rectangular. Era como un televisor. En él vio lo que llegaba a pasar en el exterior.
Vio sangre. Miembros humanos descuartizados. Era una masacre.
- ¿Qué está pasando? -Mana estaba aterrorizada.
-Pensé que esos idiotas ya no te importaban, Mana, pero no te preocupes, no son ellos.
-Dime, ¿qué has hecho Manatsu no Eve?
-Tranquila, querida. Yo no he hecho nada. El mundo se volvió así sin que yo moviera un dedo.
-Sabes que está ocurriendo, ¿no es así?
-Sí, pero no te lo diré. Es mas divertido ver cómo caes en la desesperación sin que yo haga algo.
Manatsu no Eve estaba parada en la reja que dividía la casa de la calle. Desde ahí veía como los zombies devoraban a las personas del exterior, entonces, las vio: Nimzaj y Aicerf corrían desesperadas bajando por la calle, en cuanto Manatsu las vio, se descontroló. Su cuerpo comenzó a moverse de manera involuntaria.
-Basta, Mana.
La oscuridad brotó como picos de tierra y empaló a los zombies que iban tras de ellas.
- ¡Vengan por aquí! -les gritó.
Ellas la vieron y corrieron sin pensarlo dos veces. Cruzaron las rejas y cayeron de rodillas al suelo. Se les notaba el cansancio y las lágrimas.
-Gracias -llegó a decir Nimzaj tratando de controlarse.
-Es bueno volver a verlas, chicas.
- ¿Mana? -preguntó Nimzaj, Aicerf levantó la vista.
-Sí, soy yo. Pude tomar el control unos minutos.
-Gracias a Dios estás aquí -dijo Aicerf abrazándola.
La reja tras de ellas se sacudió. Al otro lado, una horda de caminantes la empujaba con suma violencia. Poco a poco esta iba cediendo.
-Tenemos que salir de aquí -agregó Mana ayudando a sus amigas a ponerse en pie. Subieron las escaleras que conducían a la sala que conectaba con la casa de sus tíos. Doblaron a la derecha y continuaron caminando hasta llegar a la cruz que había estado en su familia desde que el pueblo fue fundado por su abuelo. El humo negro se extendía hacia el cielo. Mana junto con sus amigas comprendieron que lo que ocurría también pasaba en el resto de la ciudad. Era como si el mundo se estuviera acabando poco a poco.
-Esto no puede estar pasando -dijo Aicerf sentándose en una roca-. Solo salí a comprar hace unos veinte minutos cuando todo comenzó.
-Esto debe de ser obra del Rector -añadió Nimzaj.
-Manatsu sabe quién o qué es el responsable, aunque no me lo dijo.
Una estatua de cristal venía caminando por la calle, daba pasos decididos con los zombies tratando de devorarla. Era Mabel.
-Tonta -susurró Mana. Creó una mano de oscuridad e hizo que se alargara hasta sujetar a Mabel, esta dejó de usar su don y cayó agotada. Unos segundos después estaban las cuatro en la cima del cerro.
- ¿Qué haces aquí? -le preguntó Mana con severidad.
-Son mis amigas, quise saber si estaban bien. No quiero que les pase nada malo, chicas.
El ruido de metal cayendo contra el suelo las sobresaltó.
-Ya están entrando -susurró Mana.
- ¿Cómo puedes usar tu don? -le preguntó Nimzaj- Nosotras no podemos.
-No lo sé. No me siento diferente. Quizá es porque Manatsu no Eve no tiene sus poderes por la estrella fugaz.
El primer zombie apareció en las escaleras. Mana levantó su mano izquierda y una ola de oscuridad lo hizo retrocedes con unos cuantos más. De repente, sintió un ligero cansancio.
«¡Déjame salir de aquí!» le gritaba Mantsu no Eve en lo profundo de su mente.
-Haré todo lo que esté en mi poder para protegerlas. Acérquense.
El trío de amigas se acercó.
-Mana, yo... -Aicerf trató de decir algo, pero calló.
- ¿No te cansas de quedarte callada sin terminar de decir aquello que quieres? -Mana miró a su mejor amiga y soltó una pequeña carcajada- Siempre has sido así. Es bueno saber que no has cambiado esa parte de ti porque al final siempre logré entenderte. Nimzaj, eres la fría y calculadora del grupo, eso nos ha mantenido a salvo y nos ha sacado de situaciones en incontables ocasiones. Mabel, siempre has sido la que nos ha apoyado, si alguien se quería meter con nosotras tú siempre nos cubrías las espaldas. Las amo chicas, pero nada de que lo acabo de decir cambiará las decisiones que he tomado - ¡Boom! la oscuridad comenzó a romper el piso-, es bueno saber que las pude proteger al final.
Las tres se dieron cuenta de lo que iba a pasar.
La oscuridad comenzó a elevarse hacia el cielo y comenzó a adoptar la forma de un huracán. Aicerf vio rostros de personas gritando, tratando de liberarse de aquella negrura en la que estaban atrapados. Eran como si fuesen almas atrapadas dentro de «Un vórtice de desesperación»
A lo lejos, una onda expansiva hizo desaparecer toda la oscuridad, se la llevó como polvo. Mana estaba parada frente a ellas con los ojos completamente negros; parpadeó y se volvieron normales, pero claramente había dejado de ser ella.
Los zombies habían dejado de moverse y de atacar. Todas las personas estaban tiradas en el suelo sin señales de haberse convertido en seres devoradores de corazones. Las cosas habían vuelto a la normalidad.
-Eso no me lo esperaba, Mana -susurró Manatsu no Eve-. Quédate dormida. Ya hiciste suficiente.
Manatsu no eve se giró ignorando a las tres chicas a sus espaldas. A muchos kilómetros se alzaban los cinco edificios de Academia.
-Así que lo consiguieron -dijo en voz alta, mientras sonreía y se giraba-. Les daré un consejo, niñas. Si quieren detener al Rector, deben darse prisa. Esos estúpidos jóvenes de la profecía ya tienen dos de las últimas cuatro reliquias. El juego está por terminar.
- ¿Cómo sabes...? -Nimzaj estaba sorprendida.
-Eso no importa. Me despido por ahora.
Y desapareció en una sábana de sombras.
En un lugar del pueblo, Baed empujaba la puerta para que los zombies no entraran a su casa, cuando notó el aura de un puma detrás de él. Saltó sobre Baed y se hundió en el interior de su pecho, entonces, los no vivos del otro lado dejaron de empujar, todo había pasado.
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Laztrasti: Academia | Libro 2
AdventureEl mundo cambió. Ya nunca más volverá a ser el mismo; y mientras que pensaban que las cosas ya no podían ir mal, todo empeoró cien veces más. Wolf debe de encontrar las reliquias perdidas, hacerle frente a una profecía y salvar a su primo en el proc...