Wolf
«En mí no quedaron dudas, fue una clara aparición»
Quizá se sientan un poco confundidos al leer esta parte de la historia. Quizá no entiendan como es que Wolf pasó por esto y no fue escrito en su momento o por qué es que no habló de lo que pasó. La razón es sencilla. Esta parte de la historia se apega más a los RJ que al grupo de amigos que tiene junto con Nash: Los jóvenes de la Profecía.
-Gracias por invitarme -dijo Wolf, estrechando la mano de Baed-, espero no causar problemas por traer a mi primo, David.
-No -contestó Baed sonriéndole amablemente-. Al contrario, mientras más seamos, mejor.
- ¿Y Noa? -preguntó Wolf, mirando el interior de la Iglesia por primera vez. Había escuchado cientos de historias de ese lugar. De todas las cosas que Noa había experimentado durante su adolescencia. Las reuniones de niños, las canciones que entonó frente a todos y ahora, Wolf, miraba aquel lugar como lo hizo su primo la primera vez.
-Ha dejado de asistir -la voz de una chica sobresaltó a David-. Lo siento, no quise asustarte.
-No te preocupes -susurró David.
-Hola... Aicerf, ¿cierto? -Wolf la recordaba a penas.
-Sí -contestó-. Como decía, tu primo ya no asiste a DALEC. Dejó de venir después de que regresamos de Parco.
-Iré por él -dijo Wolf, girando y caminando hacia la puerta.
- ¿Sabes dónde vive? -preguntó Baed.
-Creo tener una idea.
Mientras caminaba por la calle un flashback invadió su mente. Recordaba el lugar por el que caminaba, recordaba el poste de alumbrado público frente a esa casa cuya puerta se abría de repente. Hacía tantos años que aquel recuerdo había ocurrido. Durante una de las noches en las que Noa, su madre y su hermana mayor habían ido a visitar a su familia. Wolf decidió meterse en la maletera del carro para así, de una vez por todas, conocer la casa de su primo. Una vez que llegaron, él los sorprendió a todos saliendo de allí. Su padre tenía una mezcla de sentimientos: Sorpresa. Enojo. Preocupación. Alegría. Sin embargo, no le dijo nada. Solo lo abrazó.
Wolf creía que había olvidado ese recuerdo. Las veces en las que había hablado de ello con Noa, nunca lo había recordado con tanta claridad como ahora.
- ¿Wolf? -preguntó alguien desde la puerta.
Wolf se giró y pudo verlo. Noa estaba parado ahí.
-He venido por ti, primo.
-Ni hablar -protestó-. No iré a RJ. Ya ni siquiera se llama así. ¡Le cambiaron el nombre!
-Primo, vamos. Sabes que no iré sin ti, además, David también vino. Tus amigas también fueron a buscar a Mana, dijeron que harían de todo para traerla. ¡Anímate!
Noa miró a su primo durante unos segundos. La verdad es que era increíble que fuese él quien lo estuviera animando. En algún momento del pasado había sido Noa quien animaba a Wolf para que viniese, pero nunca había accedido, sin embargo, ahora se encontraban en esa situación. Era irónico.
-Bien, vamos -contestó cerrando la puerta tras de sí y caminando hacia la Iglesia-, pero respóndeme algo -las nubes despejaron el cielo, dejando ver la Luna y estrellas en el firmamento-: ¿por qué decidiste venir?
Wolf siguió andando. Su primo estaba de pie a un par de metros detrás de él. Dio un par de pasos más y también se detuvo.
-Si te digo que es más una sensación que una razón ¿estaría bien para ti?
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Laztrasti: Academia | Libro 2
AdventureEl mundo cambió. Ya nunca más volverá a ser el mismo; y mientras que pensaban que las cosas ya no podían ir mal, todo empeoró cien veces más. Wolf debe de encontrar las reliquias perdidas, hacerle frente a una profecía y salvar a su primo en el proc...