10. Olimpeion

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Dixan

Pasaron dos días desde que culminaron los filtros en Academia. Según les explicó la señorita -una vez que se había repuesto de la declaración de Libz-, una caja sería enviada a su casa. El contenido sería desconocido.

Y allí se había encontrado Dixan, había sostenido el contenido entre sus manos, y solo allí supo que se trataba de un reloj pulsera.

«¿Qué se supone que haga con esto?»

Una pantalla holográfica se materializó desde el reloj, asustando a Dixan. Entonces, la suave voz robotizada de una mujer empezó a decir:

«Dentro de dos meses, pasando las vacaciones de Verano, se iniciarán las clases. Procure usar el reloj en todo momento. Felices Fiestas. Este fue un mensaje de Academia y su Rector»

El holograma se desvaneció con un parpadeo. A lo lejos vio como el parque que se encontraba frente a su casa, se teñía de un color naranja; el atardecer cubría todo poco a poco.

«¡Ring! ¡Ring!»

La vibración sacó a Dixan de su ensimismamiento. En su celular un mensaje de texto decía:

«¡Hey! ¡Dixan! Creo que deberías venir a estas coordenadas GMS: Latitud Sur 11º 56' 7.724" Longitud Oeste 77º 3' 45.884" ¡Date prisa! ¡Los demás ya están en camino!»

Luego de teclear las coordenadas en su teléfono, se colocó el reloj, cerró la puerta de su casa y corrió hacia el paradero. Sabía donde era ese lugar. Había ido allí cuando era niño.


La huaca que tenía delante de él era inmensa. Ya había visto alguna en otras ocasiones, pero esta era diferente, esta era mucho más grande. Caminó hasta acercarse a Nash y Wolf que se encontraban a varios metros a su derecha.

- ¿Y bien? ¿Qué hacemos aquí?

-Eso deberías preguntárselo a mi primo -dijo Nash-. Dice que sintió cositas por aquí.

-Oye, no dije eso. Dije que sentí algo por aquí. Como una presencia o algo... No se los dije el día que Neo encontró la reliquia del escarabajo, pero tuve una sensación parecida, pero la ignoré. Esta vez, decidí hacerle caso.

-Esas son cosas que no se deben de callar -le reclamó Dixan. Claramente estaba molesto-. Pudiste habérnoslo dicho.

-Sí, lo sé, y no sabes cuánto es que me arrepiento de no haberlo hecho, pero ahora debemos de preocuparnos por cosas peores...

- ¿Cosas peores? ¿De qué hablas?

-Oh, ya veo -Nash soltó el comentario de la manera más casual que pudo-. Lo dices por las sombras humanoides que nos rodean ahora, ¿cierto?

«¿Sombras humanoides?»

-Ah... ya las veo -agregó Dixan con un suspiro. Entonces la lucha comenzó. La primera sombra se abalanzó sobre Wolf expandiéndose como goma de mascar. Una explosión eléctrica hizo que se desvaneciera por completo. Nash corrió hacia un riachuelo cercano. Controló el agua y formó un par de látigos que sujetó con cada mano y con los cuales azotó a las sombras que iban contra él. Por otro lado, Dixan, lanzaba rayos de energía desde sus manos. Cuando hicieron contacto con las sombras, estas se desvanecieron como polvo.

-Esos fueron todos -dijo Wolf acercándose a Dixan.

- ¿Qué eran esas cosas?

-No lo sé.

-Eso fue peligroso -soltó Nash.

- ¿Tú crees? -le contestó Dixan con ironía-. Por cierto, ¿por qué corriste hacia el riachuelo, acaso no puedes materializar el agua a voluntad como lo hace tu primo con la electricidad?

Laztrasti: Academia | Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora