Mabel arrastraba una tela negra en un espacio blanco.
Un diamante brotaba de su mano, lo elevaba y ella se hundía en la tela, desde la cual comenzaron a brotar diamantes de diferentes tamaños, los cuales se volvieron como polvo, que se esparció por todo el lugar, dejando tras de sí la palabra Laztrasti.
Mabel miraba de un lado a otro, asustada. Líneas azules, rojas y verdes brotaban de ella con cada movimiento. Luego, soltó un grito.
Gerniel oyó a lo lejos un grito.
Noa oyó a lo lejos un grito.
El gato de Mabel saltó a la cabeza de Baed, luego a la de Mana y por último a la de Aicerf que cayó de rodillas al suelo sin emoción alguna. Su cabello se tiñó de blanco.
Deys corrió como buscando a alguien. Nimzaj corría en su misma dirección buscando a alguien. Cuando estuvieron por cruzarse, se dieron cuenta de que la realidad en la que estaban las puso en lugares diferentes. Deys se giró, y a lo lejos vio correr a Baed.
Sobre una mesa, Ervin caminaba sonriendo maliciosamente. En el lado opuesto de la misma, el Rector se encontraba sentado con una chica oculta en la oscuridad de su derecha.
Sueffer, Nimzaj y Obeth, hermano de Baed, saltaban hacia un abismo de luz.
Deys levantó sus manos y están fueron rodeadas de un aura de luz. Tras de ella, todo se volvió completamente negro. El aura comenzó a llenar toda la oscuridad, que se movía como agua, huyendo de la luz. Todo se iba perdiendo dentro de un agujero. Todo desaparecía, incluyendo a sus amigos; entonces...
Gerniel despertó, giró la cabeza de un lado a otro y luego comenzó a correr por un pasillo blanco que se entrecruzaba con otro, por el cual venía Mabel, sin embargo, cuando estuvieron a punto de encontrarse se dieron cuenta de que estaban en diferentes niveles. Mabell siguió corriendo sin mirar atrás. La realidad blanca que tenía a su alrededor cambió de forma, ahora se encontraba en el inicio de la Alameda. Corrió hasta llegar a la Iglesia. Subió las escaleras de dos en dos. En unos segundos estaba en el cuarto piso, agotada. Abrió la puerta del salón más grande y los vio. Noa estaba sentado en unas sillas de madera pequeñas. Frente a él, Gerniel estaba en la ventana, mirando hacia el exterior.
Noa recordó aquel día en que cantó por primera vez frente a los hermanos de la Iglesia. Una sonrisa se dibujó en su rostro.
Gerniel recordó aquella primera vez en la que tocó el teclado. No pudo evitar sonreír. Se giró, observando a su amigo. Dio unos cuantos pasos hacia él, sintiendo que lo hacía al compás de una batería que en realidad no se escuchaba. Le tendió la mano. Noa lo miró durante un segundo, Gerniel le sonreía, al igual que Mabel desde el otro lado del salón. Sujetó la mano de su amigo y entonces...
Noa abrió los ojos.
No llegaba a ver nada. Notó que dos personas lo abrazaban, eran Mabel y Gerniel. Se dio cuenta de que era el recuerdo de aquella vez en la que habían estado en el salón de Serigrafía limpiando. Ahora estaba solo él, viendo como el techo se había desprendido y las nubes grises se arremolinaban a lo lejos.
Mabel estaba parada afuera de la Iglesia. Las nubes se arremolinaban a lo lejos. No conocía el lugar exacto, pero sabía que era importante. De repente, algo cayó del cielo, despejando las nubes, los edificios, la tierra, el mundo entero desparecía dentro de un agujero negro en el que no existía nada.
-nano.RIPE
ESTÁS LEYENDO
Laztrasti: Academia | Libro 2
AdventureEl mundo cambió. Ya nunca más volverá a ser el mismo; y mientras que pensaban que las cosas ya no podían ir mal, todo empeoró cien veces más. Wolf debe de encontrar las reliquias perdidas, hacerle frente a una profecía y salvar a su primo en el proc...