45. A sky full stars

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Gerniel

Estaba bajando del bus cuando lo vio.

Entre la multitud de estudiantes que caminaban hacia el puente que debían cruzar para llegar a Academia estaba Noa. Habían sido meses sin poder verlo, sin hablar con él. Ahora, el universo le daba una oportunidad.

- ¡Noa! -gritó, y se sorprendió al hacerlo, porque él nunca gritaba- ¡Noa! -volvió a repetir. Noa se giró y lo vio, entonces casi sonrió.

-Hola, Gerniel -dijo parcamente.

- ¿Cómo has estado? Llevas tiempo sin venir a la Iglesia.

-Bien. Más tranquilo, la verdad.

- ¿Había pasado algo?

-Nada que deba contarte. ¿Podemos continuar?

-Ok.

Siguieron subiendo las escaleras. Los autos pasaban por debajo del puente, de pronto, Noa se detuvo en medio, y dijo:

-Durante mucho tiempo me sentí inferior a ti.

Gerniel no mostró sorpresa, en realidad ya lo había considerado. Sabía que durante mucho tiempo su mejor amigo se había sentido menos que él.

-Nunca lo noté -mintió-. ¿Por qué?

-Siempre has sido mejor que yo en todo. En deportes, jugando, aprendiendo... Me sentía harto, sin embargo, eso dejó de importarme.

-Que bueno. No debemos de fijarnos en eso, en realidad.

- ¿Por qué no?

-Porque yo me sentía igual con respecto a ti -las palabras de Gerniel parecieron despertar algo en Noa porque se giró a verlo directamente-. El año pasado cuando me contaste que estabas en la universidad, fue como un baldazo de agua fría, por dentro me dije que cómo era posible... Me estabas ganando.

- ¿En serio? -Noa sonrió ligeramente.

-Claro que sí. Yo apenas estaba en la Academia, y tú empezabas la universidad. Supongo que muchos esperaban que fuese yo quien ganara esta competencia de expectativas.

-Sí -Noa miró al suelo y se giró-. Vamos, debemos de ir a clases y pensar en una manera de detener al Rector.

Siguieron andando.

Al llegar a la puerta, Noa se fue por su lado.

Gerniel bajaba por las escaleras.

Descendía desde el décimo piso porque prefirió no usar las escaleras. El golpeteo de una pelota le llamó la atención. A lo lejos se escuchaba claramente los gritos de personas. Se acercó al borde la escalera a ver hacia la cancha deportiva que se encontraba en el campus. A unos cincuenta metros de distancia, un grupo de chicos jugaba volley. Gerniel comenzó a bajar rápidamente por las escaleras: de uno en uno, de dos en dos, de tres en tres. Pronto se dio cuenta de que había llegado al primer piso. Corrió hacia la cancha y los encontró. De entre toda esa gente que jugaba solo pudo reconocer a uno de ellos: Wolf.

Ambos se miraron sin saber qué decir, hasta que...

- ¡Wolf, cuidado! -le gritó un chico al que Gerniel no le había prestado atención.

El pelotazo se impacto contra la cara de Wolf que cayó hacia atrás. Sus amigos comenzaron a reírse, excepto el joven que lo había llamado por su nombre. Gerniel se acercó para ayudarlo, cuando de pronto se quedó frío. El joven que ayudaba a Wolf a ponerse en pie, tenía el cabello azul marino. Era de la misma contextura, tamaño y piel que su más viejo amigo: Noa, sin embargo, no era él, era una persona diferente.

Laztrasti: Academia | Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora