Faen
«Contigo yo puedo volar, como las águilas, y aunque el mundo se derrumbe, se que conmigo estás. Porque creo solo en ti. Eres todo para mí. ¡Cristo, por ti yo soy... libre!»
Ahora iban de camino a Aukallama. A un campamento que se llevaba a cabo la segunda semana de Enero, junto con todas las Iglesias de Lima. En resumen, eran muchas.
- ¿Y cómo se llama el campamento de este año? -Gerniel se acababa de despertar.
- ¿Es en serio? -Faen lo miraba sin dar crédito a lo que oía- ¿No prestaste atención a lo que hablábamos en la Iglesia estás últimas dos semanas?
Gerniel solo sonrió.
-Plan Ilimitado -dijo Rose sonriéndole. Rose era una de las amigas de Gerniel. Una de las que había venido al banquete del año pasado cuando el Velocista los atacó. Ahora se congregaba en la Iglesia junto con ellos.
El bus dio una curva que sorprendió a todos. Faen, que se encontraba parado al lado del asiento de Gerniel casi cae. Pasaron por un portón muy alto. A su lado izquierdo había edificios de hasta tres pisos abandonados pintados de blanco. Faen sabía que esos edificios eran donde se había realizado los campamentos de unos cuarenta años atrás. El pastor le había contado la historia una vez.
Al llegar, todos fueron a inscribirse al comedor.
- ¿Iglesia? -preguntó un Pastor sin levantar la vista de su hoja de apuntes.
-Vida Nueva -dijo Faen al ser el encargado del grupo.
- ¿De dónde? Hay muchas.
-Souls -susurró Faen.
El pastor levantó la vista sin dar crédito a lo que había oído.
-Está bien. Aquí tiene una forma para que su grupo la lea. Una vez hecho eso, venga aquí para terminar el proceso.
Faen se reunió con sus amigos y leyó la forma:
«¡Sean bienvenidos!
Estimados camperos, se comunica que está terminantemente prohibido el uso de habilidades metahumanas en el campamento. Quien sea descubierto usando sus poderes será retirado de inmediato.
Que Dios los bendiga. Sociedad Pastoral.»
Faen caminó en dirección al Pastor. Ninguno de sus amigos había dado alguna opinión. Dio los nombres de cada uno de ellos y luego fueron separados por equipos. Al llegar la noche todos se reunieron en Capilla. El edificio estaba cerca a la entrada. Sus paredes estaban sin tarrajear, pero los ladrillos naranjas habían sido estilizados para verse bien así. Tenían un escenario, en donde se encontraba el pulpito, micrófonos, una batería, dos guitarras acústicas, un bajo, y una guitarra eléctrica. Las bancas estaban direccionadas para mirar al escenario. Eran seis filas de quince bancas. El lugar estaba repleto.
-Muy buenas noches -anunció un joven desde el escenario-. Esta noche comenzaremos con la primera competencia. Durante su ficha de inscripción se les asignaron sus equipos. Bien, despídanse y reúnanse con sus compañeros.
El caos se desató. Todos caminaban en distintas direcciones. El mar de jóvenes se tropezaba entre sí. Faen miró la hoja de papel que le habían dado. Una perfecta hoja bond de tamaño A5 desdoblada en cuatro partes. En perfecta caligrafía cursiva estaba escrita la palabra: Verde.
- ¡Los del equipo verde vengan por aquí! -gritaba la voz de alguien a lo lejos. Faen caminó hacia allí y se dio cuenta de que era el único que faltaba de su equipo. Los chicos y chicas ya estaban reunidos.
-Bien, bien -continuó el joven-. Jefes de cabina, repartan las ligas por favor, y envuelvan a todo su equipo dentro de ellas. Son diez equipos. El juego es simple. Existen cinco discos como este que tengo aquí -levantó un disco de color púrpura de unos diez centímetros de circunferencia y cinco de grosor-. Los equipos que encuentren uno quedarán fuera del juego, sumando puntos para su equipo. ¡Que comience el juego!
Al decir esas palabras Faen sintió un tirón en el estómago. Todos sus compañeros se movían en una dirección salvo él. Cuando todo su equipo llegó a la puerta, empezaron los empujones por tratar de salir. Giró la vista y notó a Gerniel empujando a varios de sus compañeros para hacerlos salir. Unos segundos después Faen se encontraba pisando la tierra del exterior.
- ¿Hacia dónde? -gritó uno de sus compañeros.
- ¡Por aquí! -gritó la chica al lado de Faen.
Todos comenzaron a caminar rápidamente en esa dirección. La oscuridad hacía todo aún más difícil. Pronto perdió de vista a los otros equipos. Algunos habían decidido caminar de regreso al gran comedor o quizá a la cancha de fútbol. Pensó también en el área de volley, minigolf y la piscina, pero descartó la idea. No era posible que los encargados llevaran los discos hasta allí, ¿o sí?
«Ten cuidado» escuchó dentro de su cabeza.
- ¿Viento? -susurró Faen, tratando de escuchar más a su don. No obtuvo respuesta.
Sorpresivamente una columna de fuego estalló a lo lejos. Tanto él como su equipo se detuvieron para observarla mejor, un par de segundos después las llamas desaparecieron como si la oscuridad de la noche se las hubiera tragado. Faen se giró para no pensar.
«No pudiste ser tú. Jamás romperías una regla que pusiera en peligro a todo el grupo, ¿o sí, Gerniel?»
Otra explosión. La luz que produjo iluminó un disco a escasos metros de Faen. Dio un par de pasos y su equipo lo siguió. Se agachó y levantó el disco entre sus manos.
- ¡Lo tengo! -exclamó con júbilo, pero nadie de su equipo celebró. Una vez que se giró descubrió por qué. La cancha de fútbol ardía como si alguien la hubiese bañado con un lanzallamas. Desde la distancia en la que se encontraba solo podía distinguir al grupo de personas que estaban paradas ahí.
Sobre su grupo, una cara enorme -parecida a un pacman- sonreía. La voz que habló a continuación se escuchó en todo el campamento: ¡Tenemos a nuestro primer equipo ganador!
Faen sacó su celular del bolsillo y texteó lo siguiente:
«¿Tú lanzaste las llamaradas, Gerniel?»
Silencio tecnológico. No hubo respuesta hasta que...
«No. No lo hice»
Faen se salió de la liga y comenzó a correr hacia la cancha de fútbol. Muchos camperos hicieron lo mismo. Mientras corría, Faen no pudo leer el siguiente mensaje que recibió de Gerniel. No pudo leer lo siguiente:
«Algo malo está pasando aquí, Faen. Algo muy malo»
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Laztrasti: Academia | Libro 2
AdventureEl mundo cambió. Ya nunca más volverá a ser el mismo; y mientras que pensaban que las cosas ya no podían ir mal, todo empeoró cien veces más. Wolf debe de encontrar las reliquias perdidas, hacerle frente a una profecía y salvar a su primo en el proc...