6. Academia

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Neo

«Ya es tarde. Ya es tarde»

Eso era lo que se repetía una y otra vez, Neo.

Le gustaba dormir. ¿Es que acaso existe una regla para no hacerlo? Vale, sabía que hoy no podía dormir hasta tarde, pero la costumbre le ganó.

«Si llego a la hora prometo jamás volver a desvelarme»

Mentira. Aunque hoy llegara temprano, de igual forma se desvelaría.

Corrió. Chocó en algunas ocasiones con personas que caminaban en dirección contraria. En lo alto oyó las hélices de un helicóptero. La prensa estaba anunciando y promoviendo el evento que se iba llevando a cabo. Hoy se iniciaban las clases en Academia.

- ¡Neo! -escuchó que le gritaban- ¡Por aquí!

Se detuvo. Buscó de donde es que lo habían llamado y a varios metros a su derecha reconoció al pequeño grupo de amigos que había hecho.

-Hola. ¿Llegué a tiempo?

-No, pero tampoco han empezado -le dijo Delant con una sonrisa. Neo le devolvió la sonrisa. Por un momento se sintió torpe. Ella siempre le causaba esa sensación.

-Dicen que están esperando a que lleguen más «estudiantes» -dijo Jearel guardando su celular.

-Querrás decir prisioneros. Porque eso es lo que son -le contradijo Libz-. Los están haciendo venir contra su voluntad, al amenazarlos con arrestarlos a ellos o a sus familias. Si siguen así no me sorprendería que haya una guerra civil.

- ¿Siempre tienes que ser tan negativa? -le preguntó Guelto mirándola con cierta coquetería.

-Uyyyyy -Dixan comenzó a molestarlos-. Siempre se ponía así al hablar con Noa así que no te debería extrañar, Guelto.

- ¡Qué cosa! -gritó Libz corriendo tras de Dixan.

Unas pantallas holográficas gigantescas aparecieron en el exterior de Academia. En ella la imagen de un micrófono podía verse, de repente una voz en off habló:

»Sean todos ustedes bienvenidos a Academia. Es para mí un placer que estén aquí. Por favor, los alumnos de nuevo ingreso y estudiantes regulares ingresen por la puerta 2.

Un grito se escuchó a varios metros a la izquierda de Neo. Tanto él como sus amigos giraron la vista. Una chica con el cabello blanco era rodeada por nieve. A varios metros de ella un chico se encontraba tirado, como si la nieve lo hubiese golpeado. La gente ignoró lo sucedido y comenzaron a caminar hacia el interior. Unos hologramas brotaron desde el suelo, su apariencia era humanoide, pero claramente se veía un rostro metálico de color acero, en cuyas cuencas había dos círculos de color rojo que simulaban ojos.

-Por aquí -le dijo una voz robotizada al grupo de Neo que caminaba con la gran cantidad de personas que entraban.

Luego de varios minutos las puertas se cerraron.

La prensa no ingresó a las instalaciones.

Una vez que todas las personas estuvieron adentro, la voz en off volvió a hablar:

»Se llevará acabo el primero filtro. En unos segundos un portal aparecerá frente a ustedes, deberán atravesarlo y continuar corriendo hasta encontrar el otro que los traerá de vuelta. El camino está señalizado. Tendrán una hora para terminar. Al finalizar se les dará una pulsera de ingreso para los que hayan concluido exitosamente la carrera. Que la suerte esté de su lado.

El portal se materializó a varios metros lejos de Neo y sus amigos. Apenas fue estable la gente comenzó a correr hacia allí. Ellos también tenían planeado hacerlo, cuando lo vieron. Su cabello color azul marino cortado casi al rape por los costados llamó su atención.

Laztrasti: Academia | Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora