35. No importa

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Mana

«Me muero lentamente día a día. No logro ver el norte hay neblina. A cambio de amor recibo espinas. No hay estrellas, todo es fantasía»



- ¿Los ayudarás? -Mana oyó cómo Manatsu no Eve hablaba en su cabeza.

-No. Ya no tengo por qué.

-Entonces... continuemos.

Mana se encontraba parada justo en la puerta de emergencia de la Iglesia. Acababa de llegar y veía a los extraños jóvenes que estaban parados en frente. Mana supo de inmediato quienes eran, ya que ella los había conocido hacía mucho tiempo, cuando asistía a la Parroquia. Les dio la espalda y subió por las escaleras, caminó hacia la puerta que conectaba con el Salón Principal y entró. Al hacerlo vio a Gerniel con el teclado de música en sus manos, estaba haciendo la instalación de instrumentos para la reunión de jóvenes.

-Ah... hola -dijo Gerniel confundido.

Mana lo miró de pies a cabeza y dijo:

-Estaré en DOGMA -se detuvo a los pies del pulpito. Tocó una de las pequeñas mayólicas que había frente a ella y la compuerta se abrió-. Por cierto -agregó Mana bajando por la escalera-, deberías prestar atención a lo que ocurre afuera.

Entonces caminó hacia la oscuridad.

- ¿Si hacemos esto obtendré más poder? -preguntó Mana en voz alta tomando una antorcha y encendiéndola.

-Claro que sí, niña.

- ¿Debería confiar en ti?

Manatsu guardó silencio y Mana continuó bajando. De repente el sonido del exterior comenzó a escucharse más lejano, y mientras eso pasaba a Mana dejó de importarle lo que ocurría arriba, lo que les pasaba a sus viejos amigos. El amortiguado silencio de las explosiones, los gritos y los ligeros temblores que ya dejaban de sentirse. Todo careció de sentido. Todo dejó de ser.

«No importa» se dijo.

La antorcha se apagó.

Desde ese momento, Mana cayó en un aletargado sueño. Manatsu no Eve tomó el control de su cuerpo. Sus ojos adquirieron un brillo oscuro, siniestro. Una sonrisa se dibujó en la comisura de su boca. Su cuerpo se hizo sombras, se disolvió en la oscuridad y cualquier sentimiento por aquellas personas quedó atrás.

Laztrasti: Academia | Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora