Mana
«Cuando nadie me ve, en la intimidad. Donde no puedo hablar más que la verdad. Donde no hay apariencias...»
Era Diciembre.
Mana caminaba de regreso a su casa desde el paradero. Se sentía cansada por las clases que acababa de llevar en su Instituto. No se había inscrito en Academia. En realidad, no le importaban las consecuencias que eso pudiera conllevar.
Un par de días después de que el Acelerador de Partículas explotara confrontó a su madre, le exigió saber quién era Manatsu no Eve, qué relación tenía con su familia: «Aún no es el momento para hablar de ella» fue lo único que le contestó; por otro lado, la propia Manatsu decidió ignorar cualquier clase de interrogatorio sobre su pasado. Mana estaba exasperada, las únicas dos fuentes de información no le brindaban respuestas, así que no le había quedado de otra más que seguir viviendo a ciegas.
Llegó a su casa. Notó que ya toda su familia dormía. Tomó una taza de café y caminó hacia el exterior. Cruzó el umbral de la puerta, y en vez de salir a la calle, caminó por las escaleras de cemento que la llevaban a la gran sala perteneciente a su familia. No tenía ningún mueble, salvo una mesa de madera, muy amplia, que según le había dicho su madre, le perteneció a su abuela. Esa misma sala, conectaba con las dos casas de sus tíos. Se paró en medio de ella. La oscuridad la rodeaba por completo, sentía como el ligero vapor de su taza le calentaba el rostro.
-Llevaba años sin estar en esta sala -escuchó.
-Has estado en mi familia por años, ¿cómo es que no la veías? -preguntó Mana.
-Desde tu abuela solo pude "salir a flote" dos veces, y no fue por mucho tiempo. Usé su cuerpo una vez unos días antes de que naciera tu madre, y la otra fue... -guardó silencio.
- ¿Y la otra? -preguntó Mana.
-No puedo responderte eso, no ahora -contestó.
-Manatsu no Eve, ¿quién eres?
-No lo sé -contestó.
-Hoy estás más conversadora de lo habitual.
-Solo hablé porque esta sala me trajo recuerdos.
-Sabes, hace dos días Noa apareció en su casa. De alguna forma logró salir del Flujo de Velocidad.
-Entonces, ¿está libre? -la voz de Mantsu no Eve se escuchaba algo incómoda.
-Sí... -susurró Mana-. ¿Pasa algo?
-No, nada. ¿Estás segura de qué fue él quien salió?
- ¿Qué quieres decir? ¿Cómo podría no ser él?
-Ten cuidado de tus primos, Mana -fue lo último que llegó a escuchar, luego solo silencio. Estaba acostumbrada a que Manatsu la dejara hablando sola. Dio un último sorbo a su café y se dispuso a caminar.
«¿Qué quiso decir con: ¿Tus primos?»
El celular en su bolsillo vibró. Encendió la pantalla y leyó: «Has recibido un nuevo mensaje. Tienes 17 mensajes de Aicerf sin leer. ¿Desea leerlos?»
Mana había estado ignorando a todos los RJ desde que el Acelerador de Partículas explotó. No quería saber nada de ellos, pero por alguna razón apretó: Aceptar. Su bandeja de mensajes se desplegó y comenzó a leer desde el mensaje más viejo, al principio le resultaron graciosos; otros contaban cosas que estaban pasando en la Iglesia y la felicidad que sintió se volvió amargura; por último, el más reciente, era una invitación:
«Hola Mana. Dentro de una semana iremos a Parco con algunos de los jóvenes. Sería genial que asistieras. Las chicas y yo, te extrañamos.
-Aicerf.»
Aplastó la opción Responder y escribió:
«Gracias. Está bien, iré.»
A una parte de ella le hubiese gustado agregar: «También las extraño», pero no lo hizo. Con este viaje, por fin, podría dejar a estas personas atrás. Al fin sería capaz de olvidar.
Ahora estaban en Parco, Mana ya estaba despierta, sentada a solas, en la oscuridad del exterior del cuarto de las chicas, viendo como las últimas estrellas desaparecían antes los primeros rayos de sol.
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Laztrasti: Academia | Libro 2
AdventureEl mundo cambió. Ya nunca más volverá a ser el mismo; y mientras que pensaban que las cosas ya no podían ir mal, todo empeoró cien veces más. Wolf debe de encontrar las reliquias perdidas, hacerle frente a una profecía y salvar a su primo en el proc...