CAPÍTULO 23

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— ¡Mira que has hecho! Eres un monstruo— gritó enfurecido el castañito, dirigiéndose al más mayor con sumo desprecio.

— Supongo que tienes razón, sólo sé hacer daño— murmuró el contrario, quien dejó el dinero sobre la mesa y pagó el expreso que no le dio tiempo ni a probar.

Mientras, yo aún permanecía atónita, sin dejar de pensar: ¿Qué está pasando? El misterioso chico del expreso de cada día es Yoongi, y Taehyung, el cuál tiene comportamientos muy extraños, ahora trabaja conmigo. ¿Por qué de repente aparecen todo este caos en mi vida?  Tan... ¡Agh!  Ya no sé ni cómo expresarme.

Estaba tan absorta en mis pensamientos que ni me di cuenta de cómo Yoongi cruzaba esa puerta, cubierto por el cubre bocas y la capucha que llevaba, ocultando las pocas lágrimas que se derramaban por sus mejillas debido a lo ocurrido.

— Ven, iremos a curarte esto— habló el chico mientras me agarraba delicadamente de la muñeca.

— Sí— contesté aún un poco aturdida, desviando mi mirada lentamente.

Nos dirigimos al almacén y Taehyung colocó algunos cubitos de hielo envueltos en un trapo sobre mi mejilla, aliviando ese ardor que sentía por toda la zona.

— Gracias— pronuncié en voz baja al notar al susodicho tan cerca de mí, sintiendo como el corazón me latía vigorosamente ante ello.

— De nada— respondió con una dulce y rectangular sonrisita, para después dejar un pequeño beso sobre mi ya ardiente mejilla— Ya está— rió tímidamente, retirando el hielo con cuidado— Oye, quiero explicarte algo, ¿podemos ir a tomar un helado?— murmuró nerviosamente.

— Esto...— suspiré, mirando la nerviosa expresión del muchacho— Bueno, está bien— me levanté de la silla dedicándole una dulce sonrisa al ver como éste se destensaba ligeramente.

— Gracias— volvió a sonreír tímidamente a la vez que miraba las mangas de su camiseta, jugando con éstas de vez en cuando.

— ¿Vamos?— quité el polvo que quedó en mi pantalón y me deshice del delantal de trabajo.

— ¡Sí!— contestó con emoción, retirando su prenda laboral para después dirigirse hacia la puerta.

Después de un buen rato en la heladería entre risas y muchas fotos, las cuales subió Taehyung a su Instagram, a pesar de que yo le dije que no lo hiciera porque salía horrible, cosa que él me negó y yo acabé cediendo.

Taehyung me comentó lo que le ocurría últimamente. Cuando me lo dijo creí que se me iba a salir el corazón del pecho, lo había juzgado de una mala manera cuando la culpa ni siquiera fue suya.

Su expresión se volvió un poco más seria y algo triste a la vez, aún con miedo de contarme aquello.

— Dime, ¿qué pasa?— agarré delicadamente su mano, intentando dejarle en claro que todo estaba bien y que no tenía por qué preocuparse. Intenté darle seguridad.

— Desde hace un tiempo mi comportamiento se volvió algo peculiar. Ya me lo han dicho muchas personas, pero es que... yo no quiero decirles que... que...— el castañito balbuceó, mientras se le atragantaban las palabras al notar como sus lágrimas brotaban de sus tristes ojos.

— ¿Qué pasa, Taehyung? Suéltalo. Sea lo que sea, estaré aquí para ti— acaricié su espalda levemente, intentando transmitirle esa fuerza de voluntad que necesitaba para continuar.

— Hace un tiempo me diagnosticaron un grave trastorno de la personalidad— susurró con temor, sintiendo como mi corazón se rompía en cuestión de segundos.

Blood Tears | BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora