CAPÍTULO 3

4K 276 6
                                    

No tardamos demasiado en llegar al sitio indicado, así que buscamos el coche negro del señor Bae.

Le pregunté a mi madre cómo podríamos saber cuál de todos sería su vehículo, pero me dijo que sabríamos identificarlo con facilidad. No entendí eso hasta un rato después, cuando al fin lo encontramos.

Me dirigí hacia el auto color negro, bastante caro y lujoso a primera vista. Tenía asepcto de deportivo y, a pesar de su negrura, brillaba como ningún otro vehículo de la zona. Junto a él habia un hombre de piel pálida y cabello oscuro, reposando en el capó con cierta elegancia.

Había visto antes a ese hombre, pero tampoco le había prestado mucha atención a su aspecto, no lo había considerado alguien tan importante para mi madre hasta entonces.

— Hola, T/N, ¿cierto?— el señor Bae hizo una reverencia, saludándonos cortésmente.

— Así es. Buenos días— imité su gesto, estrechando su mano con cuidado y nerviosismo al mismo tiempo.

— Yo soy Bae Yong Jun. Ya sé que nos hemos visto más de una vez, pero quería recordarlo por si acaso— bromeó entre pequeñas y melodiosas risitas, besando mi mano como si de un señor de la edad media se tratase, acto que imitó con mi madre.

No le di mucha importancia a ese gesto. Me pareció algo extraño porque el hombre no lucía tan mayor como para tener eso como una costumbre, sin embargo, yo no era nadie para juzgar las tradiciones de los demás mientras no me afectara, así que lo dejé pasar sin más.

Nos subimos al coche después de mantener una breve conversación y nos dirigimos a su casa. En el trayecto hubo un silencio bastante incómodo por mi parte, el cual intenté ignorar. Por suerte, tiempo después, mi madre sacó conversación con una de sus muchas ocurrencias y todo se tornó menos tenso.

— Ya hemos llegado, señortias— el hombre bajó del vehículo y nos ayudó a bajar del coche, ofreciéndonos su gélida mano.

Me resultaba peculiar tantas formalidades. Nunca antes había conocido a alguien tan educado y cortés.

— Gracias, señor Bae— acepté amablemente y bajé con una pequeña sonrisita, pensando que las cosas no estaban saliendo tan mal como me había imaginado.

— No hay de qué, señorita— segundos después fue a ayudar a mi madre para bajar de la misma manera en la que lo hizo conmigo.

Era tan rápido. Me dejó atónita.

— Bueno, este es nuestro hogar, queridas— sonrió el hombre, dejando el equipaje en el suelo de una sola vez para poder sacar las llaves de su bolsillo y abrir.

Lo primero que pude ver fue una gran mansión, no sé estilo moderno, más bien me recordaba a los castillos o a las antiguas mansiones de las películas basadas en la época medieval. Tenía grandes cristaleras y una enorme puerta de madera robusta a la entrada.

— Vaya, que bonita— confesé con una gran sonrisa, observando la maravillosa edificación frente a mí mientras mis ojos brillaban de la ilusión.

Me sentía como una especie de miembro de la realeza.

— Gracias— el señor me devolvió la sonrisa— Siéntanse como en casa— abrió las puertas de la enorme casa y nos invitó a pasar cortésmente.

Y no pude evitar pensar, ‹¿cómo no me voy a sentir como en casa si ahora literalmente este es mi hogar?›

— ¡Chicos, ya estamos aquí!— gritó mi madre, haciendo su voz retumbar por todo el lugar para que la escucharan.

Segundos después dos jóvenes y apuestos muchachos bajaron por las escaleras uno detrás del otro. El primero era más bajo que el segundo, era rubio, llevaba unos vaqueros desgastados y una camisa básica de color blanco. El otro era pelinegro y su estilo de vestir era totalmente opuesto al de su hermano, llevaba ropa cómoda, holgada y oscura. Suspiré al tan solo ver dos preciosos chicos. Y... después otros dos y otros tres más.

Intenté no llamar la atención de nadie ante el asombro que sentí en ese momento. Cuando vi a tantos chicos bajar por las escaleras, tan diferentes entre sí pero tan apuestos a su manera me quedé anonadada.

— Ella es Hye Sun, ya la conocéis— habló el hombre, rodeando los hombros de mi madre— Y esta otra muchachita tan bonita a mi izquierda es su hija, T/N. Os podéis presentar cuando queráis— sonrió a sus hijos, dejándonos solos en el salón mientras él y mamá se dirigían a las habitaciones para guardar todo lo necesario.

— Empezaré yo— hice una pequeña reverencia— Hola, me llamo T/N. Aún me cuesta adaptarme bastante a esto, así que tened un poco de paciencia conmigo— reí levemente— Espero que nos llevemos muy bien. Encantada de conoceros, chicos— sonreí nerviosamente, admirando cada pequeño detalle de aquellos preciosos chicos frente a mí.

A pesar de que la idea de que fueran ni más ni menos que siete hermanos me dejaba realmente atónita, sabía que podría encontrarle un lado positivo a todo eso, así que decidí ser lo más amable posible para dar buenas impresiones y no llevarme mal con ninguno de ellos, así fin y al cabo tendría que convivir con ellos durante un largo tiempo.

Blood Tears | BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora