CAPÍTULO 86

126 17 0
                                    

Mi corazón se detuvo por un instante al sentir su pausada respiración mezclarse con la mía. Apenas nos separaban un par de centímetros y ninguno de los dos se atrevía a acortar o alargar dicha distancia.

Jungkook siempre fue tan caballeroso que en momentos así, esperaba a que fuera yo quien tomara la iniciativa, no por miedo, sino para que no estuviera presionada a nada, porque sabía que si me acercaba, sería porque yo quisiera hacerlo, no porque me sintiera obligada.

Por eso mismo, cerré mis ojos, me recosté sobre su pecho con ambas manos y, finalmente, tomé el valor de aproximarme a él y atrapar sus labios entre los míos, apreciando el descontrolado latir de su corazón en la palma de mi mano, aún apoyada en sus pectorales.

Segundos después, al separarnos, me cargó entre sus brazos sin pronunciar palabra y me llevó hasta su habitación, donde me recostó en su acolchada cama para después acomodarse junto a mí.

— Buenas noches— susurró cálidamente, dejando un pequeño beso sobre mi frente antes de apagar la luz.

— Buenas noches, Jungkook— sonreí levemente, aún algo avergonzada, escondiendo mi ardiente rostro entre su pecho.

— Descansa— fue lo último que logré oír antes de que mis ojos fueran cerrándose poco a poco.

Su algo delicado y dulce perfume me embriagó al instante, por lo que solo me hicieron falta un par de minutos para caer en un profundo y magnífico sueño.

Al día siguiente, me desperté al oír el viento entre las desnudas ramas de los árboles, que hacían a estos chocar contra la ventana de la habitación.

Me froté los ojos con cansancio y me levanté de la cama. Había amanecido sola, Jungkook no estaba allí.

«Que raro», pensé.

— Buenos días, ¿ya te has despertado, bella durmiente?— preguntó el susodicho una vez llegué al salón, donde habían dos tacitas sobre la mesa— Estaba a punto de llamarte para desayunar— sonrió y vi su figura desaparecer tras la puerta que llevaba a la cocina.

— Buenos días— murmuré aún adormilada, acomodando mi cabello con vergüenza y siguiéndole el paso sin saber qué hacer.

— ¿Has dormido bien?— me hablaba de espaldas a la vez que cocinaba— No sabía si ibas a pasar frío o si te faltaría espacio por haber estado contigo y...— su timidez volvió a hacerse ligeramente presente.

— He dormido genial, no te preocupes— respondí del mismo modo, admirando la bella figura del chico, que parecía muy concentrado en darle la vuelta a esos crepes que estaba preparando.

— Me alegro— se volteó únicamente para regalarme una sonrisa y acariciar mi cabello, que todavía seguía desordenado.

— ¿Podrías dejarme algo que ponerme? No es que me guste la idea de ir con la misma ropa que ayer y...— rasqué mi nuca, sin saber qué más añadir.

— Por supuesto, puedo dejarte una de mis sudaderas si quieres. En cuanto acabemos de desayunar iremos a por una— puso dos crepes en cada plato y los llevó a la mesa, dejándolos junto a las tazas de café que seguían calientes.

— Muchas gracias, Jungkook— me senté junto a él y empecé a desayunar— Eres muy amable— susurré antes de darle un pequeño sorbo a la bebida.

— Es lo menos que puedo hacer después de todo lo que tú has hecho por mí— se encogió de hombros y comenzó a comer también, intentando ocultar su vergüenza.

— Gracias— tartamudeé, jugando nerviosamente con la cuchara del café.

Me encontraba en la habitación de Jeon, recostada en el borde de la cama, donde tenía toda una colección de sudaderas y camisetas anchas que elegir.

Blood Tears | BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora